La Navidad proclama la conversión misionera
¡Feliz Navidad misionera! ¡Feliz y auténtica Navidad!
Estos días quien pasee por cualquiera de las ciudades españolas contemplará sonidos, luces, decoración, paquetería… que poco o nada tiene que ver con la Navidad. Son adornos externos, que plastifican estas fiestas, que promueven el consumismo, pero que alejan, cada vez más, del significado pleno que debe poseer la Navidad.
En muchas de las ciudades españolas se apartan los Belenes, molestan, incomodan. En las que sí se dejan los Belenes, un poco escondidos, todos los elementos que acompañan por la ciudad realmente no dicen qué se celebra.
Pasear por algunas calles es encontrarte, por igual, en Navidad, en Carnaval o en las Ferias y Fiestas Patronales. No se respira nada diferente, más bien parecen las mismas fiestas, los mismos decorados, las mismas proclamas, en las que se pretende, por otra parte, dejar a Jesucristo y a la religión católica relegada a un segundo plano.
Algunos parecen resignarse, como si nada se pudiera hacer, subiéndose al carro del “siempre se ha hecho así” y encerrando entre cuatro paredes (sacristías) a la espera de nada. Otros muchos viven la esperanza y la verdadera alegría que se proclama en estas fechas. La Navidad llega para cambiarnos: la Navidad proclama la conversión misionera.
No nos valen escusas. No vale señalar que todo ha cambiado, ¡claro que sí!, pero incluso en los cambios podemos encontrar un nuevo empuje, un nuevo entusiasmo misionero, una nueva posibilidad de evangelizar, de testimoniar el Evangelio en el mundo.
En la Navidad ayudan mucho los testimonios misioneros, precisamente para encontrar ese entusiasmo misionero que nos ayuden a cambiar, que nos hagan ver cómo en otras comunidades cristianas se viven con menos luces, menos elementos externos, pero con más Evangelio y centralidad la Navidad.
Es el ejemplo del Padre Luis Pérez s.x., misionero javeriano que nos ha escrito desde Sierra Leona. Sus palabras sobre la Navidad nos pueden ayudar mucho. Leemos sus palabras:
“Por lo que se refiere a la vida de nuestras comunidades cristianas seguimos adelante tratando de que nuestra vivencia de la fe y de la fraternidad se hagan cada vez más profundas a través de las celebraciones, los encuentros de reflexión y formación, la catequesis, la ayuda recíproca, la atención a todos…Tratamos de que cada vez caigamos más en la cuenta de que Jesús está en medio de nosotros y de que su mensaje puede hacer vivamos una vida más plena, Jesús no nos resuelve los problemas, pero nos da la clave para afrontarlos. En la situación en que muchas-muchísimas personas viven aquí, la pobreza que es la base de tantos males, la desesperanza en que las cosas cambien para mejor en la vida y en el cubrir las necesidades de cada día…, tenemos que insistir en que Dios nos ama y quiere para nosotros lo mejor y que como comunidad cristiana tenemos que estar unidos en la fe, en la fraternidad, y en la acción por una comunidad y sociedad mejor, no dejar de hacer lo que de nosotros dependa para crear fraternidad, justicia, crecimiento positivo en los ambientes en los que vivimos. Por una parte es desalentador ver tanta realidad adversa, por otra es alentador ver que, en muchas ocasiones, las comunidades se unen, se ayudan, tratan de mejorar el entorno, comparten la fe, reflexionan y rezan y hacen, muchas veces lo poco que pueden hacer, para estar cerca de los demás y compartir.
En este ambiente navideño también aquí, como por todo el mundo, los sentimientos de fraternidad, buena voluntad, cercanía, se acrecientan y tratan de expresarse en la vida ordinaria y en los encuentros y en la vida de nuestras comunidades. Quisiéramos que este ambiente y los frutos de la presencia de Jesús en medio de nosotros crecieran y pudieran propiciar una vida, en todos los aspectos, más acorde con el deseo de Dios para sus hijos e hijas, en eso estamos, eso deseamos y eso pedimos para todos, vosotros y nosotros, nunca perdemos la esperanza y siempre mantenemos un sano optimismo que nos da la presencia de Jesús en medio de nosotros”.
Los misioneros una vez nos ponen ante lo esencial, nos muestran lo más esencial de la Navidad y nos hacen despertar los sentidos, para que estemos más atentos y alerta al Evangelio, para que acojamos con delicadeza y fraternidad el Nacimiento de Jesús.
¡Es Navidad! ¿Vas a dejar que se pase como una más? ¡No! Vívela con entusiasmo misionero e intensidad evangélica. La Navidad nos proclama la conversión misionera, ¡estemos atentos y abiertos a ella!
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