En todo amar y servir

Hace unos días tuve la suerte de visitar a dos personas a las que guardo un cariño especial. Seguramente estas líneas ni siquiera llegarán a leerlas. Esto de Internet no les va mucho. Pero no importa. Lo realmente importante es que con su vida van dejando un testimonio que suscita algo en uno que dan ganas de imitar.

Ojalá que estas palabras sean capaces de transmitir el profundo agradecimiento que siento hacia ellos. También tengo presentes a todas aquellas personas que dedican su vida entera al servicio y al cuidado de los demás. Es una tarea silenciosa y no poco sufrida.

La primera vez que conocí a uno de ellos me llamó mucho la atención su rostro apacible, su manera estar tranquila y su silencio. Un silencio capaz de comunicarte mil cosas. El otro por su parte es un torrente de energía capaz de dejarte patidifusa con un solo abrazo. Pues estos dos seres extraordinarios, tan dispares en carácter, viven entregados a una causa común: amar y servir a sacerdotes que están en el ocaso de la vida.

Siempre me ha conmovido sobremanera cómo viven las personas al final del camino, algunas con serias limitaciones físicas o padeciendo alguna enfermedad tan cruel como el Alzheimer.Como Manolo. Su rostro se me ha quedado clavado en la retina. Me da un vuelco al corazón el sólo hecho de pensar en todo lo que este buen hombre y muchos otros allí reunidos han ofrecido a la humanidad generosamente.

Los ves ahora caminando a paso lento, saboreando la vida a pequeños sorbos. Muchos ya no se valen por sí mismos. Necesitan de alguien que los cuide, los quiera, los consuele. Aquí entran mis dos amigos y mucha otra gente que trabaja con ellos. Verlos allí dándoles de comer con ternura, como un padre a un hijo es algo que te conmueve. Te llega a lo más hondo. Así que con estas líneas quiero recodarlos. Doy gracias a Dios porque existan personas como Ubaldo y Valle. Y es que la vida está llena de héroes silenciosos que sin muchos aspavientos van dejando una huella imborrable capaz expandir el mensaje vivo de Dios en el mundo. Héroes que allanan el camino, preparan el encuentro definitivo, ese que algún día daremos todos, donde por fin podremos descansar eternamente y todo lo vivido en esta vida habrá merecido la pena.

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