Desde El Salvador. Primera entrega.
Escribo estas líneas desde mi querido Pulgarcito de América, la tierra que me vio nacer y crecer. Aquí vive la mayor parte de mi familia, mis amigos de infancia y juventud. Me siento muy feliz y afortunada de poder estar aquí. Este viaje lo hago con el mayor de mis hijos, pero sé que son muchos los que me acompañan y saben lo que significa para mí volver a mi querido país.
Ya desde el primer momento, siento como palpita dentro de mí este esperado reencuentro con mis raíces, con mi gente querida. Siento a flor de piel los contrastes, los olores, los sabores… es como vivir en un mundo nuevo y distinto. Me siento realmente agradecida, pero reconozco que también me siento impactada por la realidad que vive la mayoría de mis paisanos y de cómo la violencia y la injusticia sigue mordiendo al que va descalzo.
Camino del aeropuerto mi familia me cuenta de esta otra cara de la realidad que se vive en el país. Me pone al día de las muchas personas que mueren a diario, víctimas de la inseguridad, la pobreza, la miseria y por el fenómeno de las pandillas que cada día acrecientan su poderío en muchos barrios pobres de la capital. Es realmente estremecedor. Hace que me sienta impotente y más consciente de todo cuanto me rodea. Pero el sentimiento más fuerte que me invade en estos momentos es de profunda gratitud y admiración por toda mi gente, tan cercana, tan cariñosa, tan llena de vida y alegría… Gente sencilla y agradecida porque el Señor nos concede la gracia de Vivir. Y es que la vida es un regalo maravilloso que en realidades como esta cobra más sentido si cabe.
Como pueden apreciar ahora mismo estoy viviendo un carnaval de emociones. Intentaré ir contando la experiencia de estos días por aquí. Un abrazo muy grande y fuerte desde mí querido El Salvador.
¡Disfruta de ese maravilloso regreso a tus orígenes! Y gracias por contarnos la experiencia con tanta sencillez y honestidad.