ASIMIENTO
Un día de estos me encontré con la palabra asimiento en un libro y me llamó poderosamente la atención: sinónimo de apego, adhesión o afecto. Nuevamente sentí como si me viniera en el momento justo, permitiéndome poner en palabras las experiencias que estoy viviendo.
El autor hablaba de cómo todos llevamos dentro de la cabeza un modelo de realidad que ha sido transmitido por la tradición, las costumbres, los prejuicios… de tal forma que cuando los sucesos de la vida y la conducta de las personas a nuestro alrededor se conforman a ese modelo, permanecemos tranquilos y nos parece que todo marcha bien; pero cuando no se conforman al modelo, nos perturbamos por dentro. En principio esto puede ser muy útil a la hora de enfrentar la realidad, pero también puede llegar a ser un gran impedimento si dejo que gobierne mi vida: sintiendo felicidad cuando me dicta que lo sea y desgraciada cuando no se conforma con mis expectativas. Esto aunque parece evidente, a veces no lo es del todo, sino ¿por qué nos agobiamos ante situaciones que no podemos cambiar? ¿Por qué a veces sentimos desazón en el alma?
En el fondo quizá lo importante es aceptar la realidad, reconciliarnos con ella, pero ante todo, aceptarnos tal y como somos y aceptar a los demás tal y como son. Esto en teoría suena fácil, pero en la práctica no lo es tanto. Cuesta derribar los asimientos que nos dan seguridad, cuesta modificar esos esquemas mentales que hemos mimando y sustentando a lo largo de la vida.
Todo esto me hace pensar en cómo Dios nos pone a prueba, como nos va moldeando cada día sin que nos demos cuenta, y en cómo actúa a nuestro alrededor brindándonos su luz en lo cotidiano, en las personas, los libros, las palabras, los detalles… dándonos la oportunidad de crecer, de madurar y fortalecernos por dentro gracias a su infinito amor.
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia todo lo alcanza;
quien a Dios tiene nada le falta:
Sólo Dios basta.
Santa Teresa de Jesús
Discussion area - Dejar un comentario