El amor de un niño
La Navidad llega cada año con puntualidad. Aunque es un acontecimiento que celebramos todos los años, sigue siendo llamativo que el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, sea en un humilde pesebre.
Por general, en este mundo en que vivimos, cuando nace algún miembro de la realeza se anuncia a bombo y platillo. Pero la lógica de Dios no corresponde a la lógica nuestra, de allí que el nacimiento de Jesús tampoco corresponde con las cosas de este mundo.
Si Jesús hubiera nacido entre la abundancia, la grandeza y la riqueza, seguramente no habría podido transmitir con tanta claridad el mensaje de amor de Dios para todo el mundo sin excepciones de raza, sexo, religión….
Y es que no hay poder más grande, capaz de remover nuestras entrañas, como el amor. Y no hay nada más puro como el amor de un niño. Un amor libre, generoso, confiado. Como el de ese pequeño niño que nace sin hacer mucho ruido. Sin lujos, honores, ni riqueza. Como el más humilde de este mundo. Para que nadie se quede fuera. Para que nadie pierda la ilusión y la esperanza aunque las circunstancias sean difíciles.
Así pues, en estos días que nos preparamos para celebrar la navidad, ojalá abramos el corazón y no cerremos nuestra posada para aquel que nada tiene. Y que Jesús renazca en nuestro corazón y llene nuestra vida de alegría, de ilusión y de esperanza.
Es mi deseo más profundo y sincero.
FELIZ NAVIDAD
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