Qué tristeza, … y ¡qué vergüenza! (II)
2º) En el orden jurídico. En otros artículos de este blog ya he insinuado ciertas reticencias no solo al ejercicio concreto de los juristas, sino a algunas de las lagunas del propio sistema, que no es tan perfecto como pretenden los hombres de leyes, ni es la panacea de la solución de los problemas de […]