El vicio del poder

El vicio del poder 1

Uno de los títulos más controvertidos de la temporada es El vicio del poder, una aproximación a la figura de Dick Cheney, vicepresidente de EE.UU. durante la administración de George W. Bush con la guerra de Irak como telón de fondo. Su director, Adam McKay, se confirma con el nuevo azote de la economía y la política contemporánea.

El vicio del poder 3Vaya por delante el atrevimiento y mérito que implica rodar una película sobre política. Probablemente el espectador medio no recuerde el nombre de cinco títulos que aborden directamente este tema. A finales de los ochenta Oliver Stone canalizó sus inquietudes políticas, se labró un nombre y posteriormente lo enterró haciendo este tipo de cine (J.F.K.: caso abierto, 1991; o Nixon, 1995). Más recientemente George Clooney lo intentó desde su privilegiada posición dentro de la industria (Los idus de marzo, 2011) y fracasó. El cine político no es nada fácil, e incluso cuando las críticas acompañan resulta denso y áspero para el espectador. Por eso nadie suele recordar estas películas, porque pocos las consumen.

En 2015 Adam McKay dio un sorprendente giro a su carrera con La gran apuesta, donde diseccionó la crisis económica sirviéndose del humor y con un marcadísimo afán didáctico. Aunque el paso del tiempo no ha sido demasiado amable con esta película, parece claro que su moderado éxito de taquilla y los aplausos de la crítica se debieron a esta decisión de explicar al espectador medio conceptos que estaban en boca de los presentadores de noticias pero que realmente pocos comprendían. Eso, y el tomarse la economía un poco a broma para quitar hierro al asunto y aligerar el tono.
El vicio del poder 4Tres años después repite la fórmula con El vicio del poder, solo que cambiando la economía mundial por la política estadounidense. El retrato del ex vicepresidente de los EE.UU. no es un biopic. El objetivo no es contar la vida de este personaje, sino transmitir una valoración de la política en general y de la gestión de George W. Bush Dick Cheney en particular. Está claro que la neutralidad es algo difícil de conseguir, más aún cuando uno se refiere a acontecimientos o personas que han sembrado discordia. La perspectiva del tiempo resulta útil en estos casos, pero en esta ocasión se trata de hechos muy recientes. Por eso conviene avisar al espectador del marcado posicionamiento del realizador.

El vicio del poder 2En principio esto tampoco debería ser un problema. Sin embargo, el esfuerzo pedagógico de la cinta, que inicialmente es algo que agradecer (aunque haya quienes prefieran menos explicaciones), se convierte en un vehículo proselitista para hacer ver al espectador que el único juicio posible sobre los acontecimientos que muestra la película es el del director. Esto es lo mismo que hacía el célebre Michael Moore en sus documentales, que encierran muchas virtudes pero pecan de soberbia intelectual. Punto y aparte se merecen las metáforas con animales que se insertan en medio de algunas secuencias. No aportan nada y solo sirven para asegurarse de que el espectador llegue a las conclusiones perseguidas.

El vicio del poder 5Dejando al margen estas cuestiones, El vicio del poder es una película para ver bien despierto y hay que reconocer que, superada la mitad, engancha. El trabajo de todos los actores es espectacular y tanto Christian Bale como Amy Adams serían dignísimos vencedores del Óscar en sus respectivas categorías. Sus trabajos se apoyan en un excelente maquillaje, pero lo que hacen va mucho más allá y ofrecen un lección de contención y precisión interpretativa que es justo reconocer. También merece la pena destacar la labor del un montaje dinámico y complejo y de un meritorio guion, al que no obstante le sobran explicaciones y los comentarios de la voz en off.

En definitiva, El vicio del poder es una buena película, aunque no tanto como pretende ser. Tiene el vicio de la sobrexplicación y la soberbia, pero se trata de una película necesaria para que de vez en cuando el cine también enfoque su objetivo en otros asuntos como la política. Quizás de sus fallos aprendan los siguientes, como ocurre entre los políticos (o no).

@cinepacografico

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