Infiltrados en el KKlan

Infiltrados en el KKKlan 1

 

A finales de los setenta un policía negro recién llegado a una comisaría emprende una investigación con el apoyo de un compañero judío y logran infiltrarse en el Ku Klux Klan. Este es el alocado punto de partida de Infiltrado en el KKKlan, la última película de Spike Lee, que para sorpresa de muchos se basa en una historia real.

 


Spike Lee
es uno de los directores más importantes de cine en Hollywood, aunque en este caso la importancia no se la otorga la calidad de su filmografía. Desde que comenzó a finales de los ochenta ha rodado ya más de veinte películas y, sin embargo, es posible contar con los dedos de una mano las que han gozado de cierta relevancia. Para entender la importancia de este realizador hay que añadir otro factor: es negro y muchas de sus películas tratan de historias de negros. Quizás hoy en día esto no parezca motivo suficiente pero, cuando debutó, su estilo desenfadado (pionero en un mundo de blancos), el contenido y la contundencia de su mensaje fue bastante celebrado. Infiltrados en el KKKlan 4Los blancos poderosos de Hollywood aprovecharon para limpiar su conciencia por el papel marginal de la comunidad negra en la industria, pero luego se cansaron de él pasados unos años (tan pronto como la filmografía del entonces joven director comenzó a zozobrar). Para los negros, sin embargo, y no solo para los de Hollywood, Spike Lee es mucho más. Es aquel desconocido que abrió de un portazo las puertas de una industria que jamás se reconocerá como racista, pero donde los negros se limitaban a papeles secundarios de delincuentes. Es el realizador que no temió denunciar el supremacismo blanco a lo largo de la historia utilizando el cine como herramienta, algo que tantas veces ha sido empleado como propaganda ideológica y a menudo en contra de los propios negros. Es el director que comenzó una reivindicación que en los últimos diez años ha vuelto a ponerse de actualidad y sin la que no se entendería el éxito de películas como Doce años de esclavitud (Steve McQueen, 2012), Déjame salir (Jordan Peele, 2017) o Moonlight (Barry Jenkins, 2016); todas ellas, obras de directores negros. En definitiva, para muchos Spike Lee es un mesías. En 2015, año conocido en la historia reciente de los premios Oscar por el #oscarsowhite, la Academia le concedió el Oscar honorífico cuando ni siquiera había cumplido sesenta años. Y no, no se lo dieron porque sus películas sean memorables, sino por motivos extracinematográficos.

 

Infiltrados en el KKKlan 3Infiltrados en el KKKlan es su vuelta a la primera división y el título que más alegrías le ha proporcionado hasta la fecha. Si no viniese firmada por él estaríamos hablando de una comedia sin más con un discurso político interesante. Se trataría de una de las atracciones de la temporada tras la cual se escondería un director atrevido al que habría que seguirle la pista para ver si en la siguiente afina un poco más. Básicamente sería el mismo fenómeno que el mismo Lee protagonizó con la celebrada Haz lo que debas en 1989. Sin embargo, parece que en su caso el fenómeno ha sido a la inversa y su planteamiento se ha vuelto cada vez más simplista y maniqueo.

 

Es evidente que nadie con un juicio mínimamente sano puede sostener ideas como el supremacismo blanco. Está claro que a lo largo de su vida Spike Lee ha tenido que sufrir mucho las consecuencias del racismo. Infiltrados en el KKKlan 5Pero también debe darse cuenta de que estamos en el siglo XXI y de que ya no es necesario combatir el discurso supremacista, sino inercias racistas localizadas, a menudo más difíciles de identificar. Por más que al final de la película nos estampe en la cara imágenes reales de tristes acontecimientos acaecidos recientemente en EE.UU., lo cierto es que vivimos en otra sociedad diferente y la existencia de reductos radicales no justifica que nos suelte el panfleto que supone su última película, y más precisamente a un tipo de espectador que probablemente estemos muy lejos de las ideas que denuncia con tanta vehemencia.
El maniqueísmo de la película es vergonzoso y recuerda al de las películas Disney o de superhéroes, que son dos subgéneros que se lo pueden permitir. En este caso, si pretender tratar un tema serio, aunque sea sirviéndote de la comedia, no puedes tratar al espectador como si fuese alguien ingenuo o sin ideas propias. Infiltrados en el KKKlan 2Eso, en el fondo, es lo que hacen tanto el líder del KuKlusKlan como cualquiera de los defensores de los derechos de los negros que aparecen en la historia y cuyos largos discursos Spike Lee nos obliga a escuchar.

Como comedia no es gran cosa más allá de su curioso punto de partida. Como cine policiaco le falta tensión. Como propaganda ideológica es tan descarada como El nacimiento de una nación (D. W. Griffith), película que ridiculiza pero que, al margen de sus ideas, constituye un hito técnico incontestable en los inicios del séptimo arte. Infiltrados en el KKKlan, sin embargo, no pasará a la historia. O eso espero.

@cinepacografico

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