PIN ¿para qué?
Ante la campaña del llamado “PIN PARENTAL” y los crecientes ataques llevados a cabo por los partidos políticos de la extrema derecha contra la enseñanza pública y sus docentes sentimos la necesidad de manifestarnos como colectivo.
Nuestro grupo, formado por maestras y maestros, profesoras y profesores cristianxs nos desmarcamos de cualquier ideología o grupo que apoye la implantación de ese mal llamado pin parental, que no es sino censura encubierta. Desde nuestros inicios hemos apoyado la EDUCACIÓN PÚBLICA Y LAICA, integradora y correctora de desigualdades.
Concebimos la escuela, no como mero elemento trasmisor de conocimientos, sino como un espacio seguro en el que educar en los derechos humanos y los valores democráticos, entre ellos evidentemente la igualdad, la tolerancia y el respeto. La educación en la igualdad y la diversidad, la COEDUCACIÓN en definitiva, es uno de los valores fundamentales del sistema educativo público.
La educación y formación que se dé al alumnado en temas de igualdad y diversidad es conveniente y necesaria para que puedan abrirse y relacionarse en un mundo plural, diverso, tolerante y democrático.
El pin parental atenta directamente contra ese derecho y deber de la escuela pública, cuestionando el sistema educativo y a toda la comunidad docente; consiguiendo implantar el miedo y la autocensura en los centros, los equipos directivos y el profesorado.
La enseñanza pública tiene ya sus propios elementos de control e información. La PGA, en la que se reflejan todas las actividades que habrán de realizarse en el centro a lo largo del curso, ha de ser informada al Consejo escolar, en el que intervienen representantes de las familias. Por otro lado el servicio de inspección educativa tiene que dar su conformidad a todo lo planteado en dicha PGA. No consideramos por tanto que deba ser sometida a un nuevo control cada una de las actividades realizadas en la escuela, lo que supone además una desconfianza absoluta en los centros y sus claustros.
Por otro lado dichas actividades están respaldadas legalmente por toda la normativa que existe al respecto y que, no solamente anima, sino que obliga a los centros y a sus claustros a educar en el respeto, la igualdad y la diversidad. Las leyes y decretos, empezando por la propia LOMCE, que amparan todo ello están recogidas últimamente en algunos documentos de fácil acceso.
Por todo ello manifestamos nuestro profundo rechazo ante la cultura del miedo y la sospecha que algunos sectores pretenden instalar en la sociedad y que no hace sino impedir el correcto funcionamiento del sistema educativo, imponer la autocensura entre el profesorado y en definitiva impedir que la escuela pública cumpla una de sus principales funciones: la de ser un elemento de integración y nivelación de desigualdades.