España y la Biblia
Sin haber hecho ninguna encuesta, ya tenía yo el convencimiento, fundado en el trato de muchas personas y de muchos grupos, de que la Biblia no era precisamente uno de los libros más leído entre nuestros fieles cristianos. Y así lo confirma una encuesta llevada a cabo por la Federación Bíblica Católica. Esta encuesta, llevada a cabo en 12 naciones de Europa, América y Asia, viene a confirmar mi intuición. España obtuvo el índice de conocimiento de la Biblia más bajo (17 %) de los países europeos.
Resulta que en la descreída Francia, o en el resto de los secularizados países europeos, se lee y conoce mejor la Biblia que en la “católica” España.
Pasaron ya los tiempos (ya lejanos) en que en nuestro país había una cierta creencia de que leer la Biblia estaba prohibido, por miedo a no entenderla y que su lectura perjudicase más que lo que pudiera ayudar a fortalecerla. Digo que aquellos tiempos pasaron, gracias a Dios, y, al menos desde el Concilio Vaticano II (1962-1968), se ha hecho un gran esfuerzo para difundir la lectura y estudio de la Biblia en nuestro país. Pero creo que no con demasiado éxito; la encuesta citada lo confirma. Y sin embargo, la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) es Palabra de Dios.
La Biblia es el libro (o conjunto de libros) más importante para el creyente cristiano. No tratar de conocerlo lo mejor posible, es un gran descuido y un grave error. La objeción de que muchas cosas no se entienden, principalmente del A. Testamento, no nos puede excusar. Cuando algo nos interesa mucho, buscamos lo medios para alcanzarlo. Pero tiene que interesar. En muchos lugares donde he explicado la Biblia, a grupos, he podido constatar, lo mucho que les ha interesado, y la gran ignorancia que se tenía sobre el tema.
Y esta ignorancia no se da sólo en gente sencilla y sin muchos estudios, sino también en personas de estudios superiores y muy profesionales. Incluso se da la paradoja de ver en bastantes hogares que tienen “una gran biblia” sobre un atril, en lugar destacado de la casa. Digo “gran biblia, más que nada por su tamaño y su exquisita encuadernación. Pero desgraciadamente, no pasa de ser un adorno más de la casa.
Félix González ss.cc.
¡Hay tantas maneras de acercarse a los textos!
Pero sólo es una la forma en la que el texto sagrado se acerca a nosotros: abriéndonos.
Voy a utilizar un ejemplo que me resulta válido:
A mis hijos les regalaron un “cuadro” en el que absolutamente nada se podía ver. Estaba hecho con la superposición de dos fotografías tomadas desde distinto ángulo con la peculiaridad de si, en vez de enfocar el plano del cuadro, se miraba a un punto imaginario del espacio, el cerebro podía componer una nítida imagen en 3D que, realmente parecía, se iba a salir del cuadro. Los hijos lo lograron tantas veces como se lo propusieron aunque yo sólo pude conseguirlo un par de veces.
Los evangelios, las cartas, los salmos también están escritos en tres (o más) dimensiones. Por eso es imprescindible ser guiado, no sólo por quien te explica, sino por quien te abre el texto. Hay un proverbio que dice: Cuando el alumno está preparado aparece el maestro. Y aquí, es especialmente cierto.
Si no, una frase tan breve como la de “Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo”, no puede explicar por sí sola toda la dimensión de confianza, salvación, esperanza y adhesión que suscita.
Otro ejemplo sería el conjunto de las Bienaventuranzas. Como dice Alberto Benito (hoja DABAR), la palabra de Dios siempre sorprende, porque Dios no es una invención humana.
Este sábado en la comunidad en la cual animamos mi Mary y éste que escribe, tratabamos de explicar la existencia del mal en el mundo (que osadía por parte de estos animadores….pero el suceso de Haití lo trajo a la actualidad de la comunidad). Desde nuestros superficiales conocimientos de teodicea se intentó, y algo se consiguió, que siempre el Espíritu sopla cuando menos uno se lo espera. Pero traigo el asunto porque al explicar el relato bíblico de la creación y el no tomarlo al pie de la letra, al explicar su sentido simbólico, su origen común en otros pueblos de la misma zona geográfica…uno de los hermanos de la comunidad, perplejo, comentó y cito literalmente: “entoncs todo esto se viene abajo, si lo que la Biblia dice no es verdad…..mal andamos”.
Tras explicar eso de “verdad” y mentira en la biblia, que ahora no viene al caso, caimos en la cuenta los animadores, del profundo desconocimiento que de asuntos bíblicos hay en el pueblo de Dios; empezando por éste que le escribe.
Nos queda labor por delante; lo importante fue que descubrimos una carencia, así que a la viña del Señor, y a seguir sembrando. Sin desánimos, a estudiar y pedir ayuda cuando uno no dé abasto. Así que no te extrañe, Padre Felix, que alguna que otra vez te pidamos ayuda en ese sentido.
Otra cosa es el inmenso poder que encierra la Palabra en sí misma. No quiero convertir este comentario en una herejía, pero voy pensando con cada vez mas insistencia, que la Palabra de Dios adquiere todo su sentido cuando se es leida y vivida. Sin eso…..no es del todo Palabra de Dios. Acaso existe el amor cuando no se ama, pues del mismo modo creo que la Biblia se “completa” cuando es liberadora y conversora.
Ojú en vaya jardín me he metido. Espero sepas perdonarme.
Un abrazo Felix.
Gracias, Susana, por tu bonita exposición. Me quedo principalmente por lo que dices: que para llegar a conocer algo, cundo es difícil, necesitamos de guías. Y para conocer y entender la Biblia (no sólo el A.T. sino también el Nuevo), necesitamos que nos despejen el camino.
Amigo Paco: tu experiencia es muy normal, y yo lo he constatado muchas veces. Cuando a algunas personas se les abren los ojos para que sepan tengan un conocimiento más acertado y ajustado a la verdad, suelen reaccionar con frases como estas; “nos van a quitar la fe”; ¿nos han mentido hasta ahora? ¿lo que antes era verdad, ahora es mentira? , etc… Es muy difícil, a veces, meterse en los géneros litararios, época, autores, etc de los distintos libros de la Biblia. Pero vale la pena hacerlo.
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