Una visión muy poco objetiva

ceeEsto dijeron, no hace mucho tiempo, nuestros Obispos: que la iglesia española tiene problemas. Y no es poco reconocerlo. También han dicho que las causas de que haya problemas están dentro de la misma iglesia. En esto, también parece que tienen razón. Lo que ya no es de recibo es decir que la culpa la tienen los demás. Ellos, no. La culpa es casi de todos, menos de ellos. Ellos son aparte; son los poseedores de la verdad; y, además, no se equivocan nunca. No lo han dicho tan descaradamente, pero lo han dicho: “como testigos de la Verdad divina y católica, queremos ofrecer una palabra de orientación y discernimiento ante determinados planteamientos doctrinales, extendidos dentro de la iglesia, y que han encontrado una difundida acogida también en España, perturbando la vida eclesial y la fe de los sencillos”. Y mucha de la culpa, según ellos, la tienen algunos pastores,  o enseñantes, con sus afirmaciones erróneas, atrevidas y no aprobadas por ellos:”no son pocos los que en este tiempo, amparándose en un Concilio que no existió, ni en la letra ni en el espíritu, han sembrado la agitación y la zozobra en el corazón de muchos fieles”.

   Para decir verdad, lo que no existió fue la puesta en marcha del verdadero Concilio, porque lo abortaron casi antes de nacer.

  Denuncian nuestros Obispos  la “secularización interna de la Iglesia de España”, y descargan la culpa sobre los teólogos: ”En el origen de la secularización está la pérdida de la fe y de su inteligencia, en la que juegan, sin duda, un papel importante algunas propuestas teológicas deficientes, relacionadas con la confesión de fe cristológica”.

    Pero el problema no es la secularización, que hasta podría resultar un elemento positivo. Lo que hace que los cristianos abandonen (al menos en la práctica) la Iglesia, es, más bien, que una sociedad plural, mayor de edad, no ha sido asumida por la Iglesia, ni ha sido comprendida por sus dirigentes.

  Para ellos, también hay gente interesada en que no haya vocaciones al ministerio sacerdotal:“Parece que hay el deseo de provocar un desierto vocacional, para así lograr que se produzcan cambios en la estructura interna de la Iglesia”.

   Continuamente hacen distinción entre ellos y el resto. Ese resto pueden ser los teólogos, el pueblo, los religiosos… Ellos los puros, los otros los pecadores; ellos los que no se equivocan, el resto los que yerran; ellos los que están en la verdad, los otros los que no la poseen. Ese “ellos y nosotros” les coloca fuera del “pueblo de Dios”, por encima del bien y del mal.

   Nuestros obispos, desgraciadamente, han preferido ponerse las orejeras para no desviarse de la verdad, que sólo ellos poseen en su totalidad.

  ¿A qué tienen miedo nuestros obispos? ¿Será que Roma les intimida, hasta limitarles la libertad? ¿Es cierto que todos piensan igual? ¿No hay ninguno que disienta? Si es así ¿por qué no lo manifiestan? Eso no sería signo de desunión, sino de sana pluralidad y prueba de independencia y responsabilidad.

     Es una pena que no animen a los débiles, entusiasmen a los desanimados, comprendan a los equivocados, y se abran a la esperanza que no defrauda. No se renueva la iglesia española con condenaciones y con visiones negativas de la realidad.

   Por otra parte, pienso que cuando en un colectivo numeroso, como el de nuestros obispos, todos dicen pensar igual en materias tan diferentes, y nadie es capaz de levantar su voz para disentir, algo no funciona.  Tal vez, falte  libertad de expresión, y sobren miedos.

                                                                                                              Félix González

4 Responses to “Una visión muy poco objetiva”

  1. Magnífico artículo. Crítico, lúcido y con mantenido tono de amor a la Iglesia.
    En el último párrafo dices:”algo no funciona”. Y es cierto, no funciona la transmisión de la “locura del Evangelio”. Sólo se perpetúa la “cordura” de una debilitada fe que no cambia un ápice la vida de quienes la profesan; aún peor, es una sospechosa seña de identidad entre los bienpensantes. La religión pasa a ser un adorno.
    Las propuestas amenazantes de los obispos pertenecen al ámbito del Templo; la revolución del Evangelio no es para el propio provecho, por el contrario, cuestiona al individuo hasta el punto de no soportar ser el centro de sí mismo; revela que el otro es un yo/tú que tiene su sede afuera, y la interiorización de estas verdades revoluciona, primero, la vida interior de quienes las van incorporando para que, en consecuencia, el Espíritu vaya concretando lo que se pide a cada uno. Para algunos será mover montañas, para otros callar y perdonar; algunos serán capaces de optar por la pobreza, otros prescindirán de los caprichos, o de abusar, o de presumir…nunca será demasiado, pero siempre valdrá la pena poner en marcha el cambio personal.
    Si las consignas se orientan hacia que los buenos tienen que seguir así: buenos y doctrinales, y todo lo que cuestiona esta instalación va contra su defendida Iglesia…¡VAN A TENER RAZÓN! El Evangelio se contrapone claramente a su Iglesia inmovilista, culpabilizadora, anacrónica y usurpadora de lo cristiano.
    Cuando el camino para transmitir la fe en Jesucristo para que sea posible una vida justa, ha fracasado con ellos, pasará a otros la importancia de no defraudarlo nunca.
    1 San Juan 4,4-6
    “Hijitos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.”

  2. Deberían tomar ejemplo de los obispos de la teología de la liberación como Casaldáliga, Oscar Romero, Enrique Angelalli, Helder Cámara, Ellacuría, el teólogo Leonardo Boff entre otros, gentes que vieron como se encontraba su pueblo, los otros, y decidieron ser los primeros en denunciar y ponerse al lado de los pobres en vez de criticar y culpabilizar.
    Nuestros obispos deberían sentarse y ver la realidad que tienen delante ¿o es que acaso no quieren verla?. Cada vez existen mas personas que se alejan de la Iglesia por muchas de las acciones que ven en nuestros obispos, a veces mas enfrascados en cuestiones mundanas que en el propio Evangelio, no dan respuestas a las realidades del hombre de hoy.
    Todo esto me entristece y se que no todos piensan así pero como tu bien dices ¿a qué tienen miedo nuestros obispo?
    Muy buen artículo Felix y gracias por seguir con tus denuncias moviendo las conciencias de unos y de otros.
    Seguiremos rezando por la Iglesia porque “Iglesia somos todos” y la seguimos queriendo a pesar de sus carencias. Que el Espíritu del Señor la siga guiando en este caminar

  3. Susana: no se puede decir mejor. Una vez más: ¡Chapeau!

  4. Ana: llevas razón en que no vendría mal a mucha gente de Iglesia, entrar un poco, al menos, por la práctica de la Teología de la liberación. Una teología y una práctica que libere. No hay que venirse abajo. El Reino de Dios tiene que avanzar, porque tiene la fuerza del grano de mostza para hacerse un árbol hermoso. Sigamos, como tú dices, rezando y poniendo nuestro granito de arena .

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