Corazones en red

Isaías fue un gran profeta que vivió en el siglo VIII antes de Cristo. Sus escritos tienen un alto sentido poético. Algunos le han llamado, por eso, el príncipe de los profetas. Ya se sabe que no todo lo que en la Biblia viene como de Isaías, se refiere a la misma persona. Algunas partes son claramente posteriores  (s.VI. a.c.)

A Isaías lo solemos leer en el Adviento, porque anuncia la venida del Mesías. Y nos anuncia también un tiempo de paz y de justicia, un tiempo ideal, que serían los tiempos mesiánicos. La descripción de ese tiempo es bellísima, además de atrevida.

 A mí me encanta leerlo, porque hace que lo que es más opuesto, se parezca, y los que son enemigos irreconciliables, se reconcilien y compartan lugar y pasto. Este es el texto de Isaías, que cita, también, Mateo:

“Entonces el lobo y el cordero irán juntos, y la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león engordarán juntos; un chiquillo los pastorea; la vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas, el león comerá paja como el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi Monte Santo, porque se llenará el país de conocimiento del Señor, como colman las aguas el mar”. (Is. 11,6-9)

¿Se puede imaginar un tiempo, una situación, de mayor paz y mejor convivencia? Si eso llegara a ser realidad, nos costaría trabajo creerlo, por hermoso y grandioso.

Pero pienso que hay una posible situación que sería aún más increíblemente hermosa por difícil, si se diera: el que los hombres de toda raza y lengua, de toda condición social, de todas las latitudes, de todos los credos, se llevasen como hermanos, recreando la fraternidad, que crea paz, justicia, amor, alegría, bienestar, felicidad…  Eso sí sería un signo, no sólo de haber llegado el Mesías, sino sobre todo, de haber aceptado su mensaje. Porque, como dijo el gran pensador Thomas  Hobbes: “el hombre es un lobo para el hombre”.

El día que el hombre deje de ser una fiera salvaje para sus semejantes; el día en que abandone la violencia física o psíquica; el día en que las manos de todos se unan para construir un mundo nuevo, ese día se harán realidad y verdad, las palabras del profeta Isaías, y habrá llegado el Reinado de Dios.

Citamos nuevamente el Evangelio según San Mateo:”Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: <convertíos, porque está cerca el reino de Dios>. Este es el anuncio del profeta Isaías, diciendo: <Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”> (Mt. 3, 1-3).

                                                                                                                    Félix González

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