Más sobre la “Nueva evangelización”

Aunque es algo obvio que no necesita apoyos para mantenerlo, sí quiero dejar como punto de partida, una frase de Pablo VI, en la “Evangelii nuntiandi”(14): “La Iglesia existe para evangelizar”. Y yo añado:”solo” para evangelizar. Porque evangelizar es construir el Reino o reinado de Dios; y esa es la única misión de la Iglesia, como instrumento, como medio, y nunca como fin. Y podemos afirmar por la experiencia, que, como afirma el dimisionario Obispo de Cádiz, “es más fácil evangelizar a gentes que nunca oyeron hablar de Jesucristo, que a estos hermanos que están ya algunos de vuelta del cristianismo y de la Iglesia”. Por eso, la nueva evangelización requiere un esfuerzo y una clarividencia mayor para evangelizar nuevamente a Europa principalmente (“País de misión”, en boca del Pontífice. Incluida, claro está, España, en boca de la Conferencia Episcopal).

Como decía en mi anterior post sobre el mismo tema, sabemos que muchos de los métodos y formas de evangelizar hoy día, no sirven, o sirven menos. Pero no se tiene una idea suficientemente clara de cómo hacerlo. Falta imaginación creativa, falta valentía para innovar  y correr ciertos desafíos; y falta clarividencia a la hora de actuar. El destinatario de la evangelización  (el hombre actual) es muy distinto del de hace, incluso, pocos años. Por eso el Papa , Beato Juan Pablo II, decía en uno de sus Discursos, hace unos años:”Hay que estudiar a fondo en qué consiste esta Nueva Evangelización, ver su alcance, su contenido doctrinal e implicaciones pastorales; determinar los métodos más apropiados para los tiempos que vivimos; buscar una expresión que la acerque más a la vida y a las necesidades de los hombres de hoy, sin que por ello pierda nada su autenticidad y fidelidad a la doctrina de Jesús y a la tradición de la Iglesia”.

El mismo Pontífice da algunas pistas, que hay que tratar de traducir a la práctica. Dice que esa nueva evangelización que se necesita ahora, tiene que ser “nueva” “por su ardor, sus métodos y su expresión”.

En las orientaciones para el próximo Sínodo de Obispos, se dice:”Nueva evangelización quiere decir: una respuesta adecuada a los signos de los tiempos, a las necesidades de los hombres y de los pueblos de hoy, a los nuevos escenarios que diseñan la cultura a través de la cual contamos nuestras identidades y buscamos el sentido de nuestras existencias. Nueva Evangelización significa, por lo tanto, promover una cultura más profundamente enraizada en el Evangelio, quiere decir descubrir al hombre nuevo que existe en nosotros gracias al Espíritu que nos ha dado Jesucristo y el Padre”.

Es bueno que la misma Iglesia, a través de sus representantes los Obispos, reconozcan que el modos de actuar hoy día, no es el más adecuado para evangelizar. Es un acto de humildad y de sinceridad que los honra, y el primer paso para intentar cambiar.

“Esta nueva evangelización, escribe el hasta ahora Obispo de Cádiz, ya citado, va resultar durante unos cuantos años, especialmente difícil. Nuestros cristianos y nuestras instituciones se encuentran incómodos en este clima social y aún eclesial… Nosotros no podemos dejar de atenderlos tal y como ellos lo quieren y lo necesitan…”.

Es verdad que habrá que tener mucha prudencia y mucha ha caridad con aquellas personas de cierta edad, a quienes les puede costar un cambio tan fuerte, y hacer lo que se pueda para que no se vean desplazados y se pueda enriquecer su vida cuanto podamos, sin violentar sus convicciones y tradiciones. Teniendo esto claro, sin embargo, urge comenzar la nueva evangelización porque, independientemente del ateísmo teórico que niega la existencia de Dios, existe otro ateísmo práctico, de quienes sin negar su existencia, han organizado su vida como si no existiera, como si estuviera ausente. Es muy clara la afirmación de Monseñor Fernando Sebastián: “Se diría que el pueblo español ha aprendido a vivir como si fuera ateo, sin dejar de ser creyente”.

En la Constitución “Los gozos y esperanzas”, del Concilio Vaticano II, se dice:”En el origen de este ateísmo puede corresponder a los creyentes una parte no pequeña, en cuanto que, por descuido en la educación de la fe, por una exposición falsificada de la doctrina, o también por los defectos de su vida religiosa, moral y social, puede decirse que han velado el verdadero rostro de Dios y de la religión, más que revelarlo” (GS,19).

Cuando desde estas líneas u otras, algunas personas denunciamos ciertas maneras de actuar en la Iglesia, no lo hacemos por falta de amor a la misma, sino por un deseo creciente de que el evangelio de Jesús llegue a todos, empezando por nosotros.

Termino estas líneas expresando mi esperanza de que toda la Iglesia (pueblo de Dios) se ponga en actitud de una nueva evangelización, con la ayuda del Espíritu, volviendo a recordar las palabras de Pablo VI:”La Iglesia existe para evangelizar”. Para ello, hay que partir del Evangelio, que es “Buena Noticia” para todos.

                                                                                                               Félix González

2 Responses to “Más sobre la “Nueva evangelización””

  1. Félix, impecable el artículo.
    De todas formas si las iglesias se han despoblado es porque lo transmitido no sirve.
    .

    “El cristianismo fue capaz de salir de Israel y penetrar profundamente en la cultura greco-romana renovándola a fondo. Cuando cayó el Imperio Romano de Occidente fue capaz de hacer otro tanto con los pueblos germanos y llegar a configurar de un modo radical la cultura medieval. Sin embargo, a partir del Renacimiento, y sobre todo de las guerras de religión” entre católicos y protestantes esta situación cambia. El cristianismo será percibido cada vez más como factor de desunión y de fanatismo. El rechazo de la Iglesia a la autonomía propugnada por la Ilustración, la Revolución Francesa y la democracia liberal harán que la Iglesia pierda terreno en todos los campos. Finalmente, a principios del siglo XX la Iglesia pierde también a la clase obrera.

    Ella se defiende buscando perpetuar lo que los teólogos llamamos la “cristiandad”; es decir, un sistema en que la Iglesia, la sociedad y el estado están completamente unidos. Con ello lo único que hace es ampliar la fosa que tiene con el mundo moderno que desde hace mucho tiempo quiere deshacerse de la tutela de la Iglesia. Su organización interna, de tipo monárquico, constituye cada vez más un anacronismo.

    El Concilio Vaticano II pone en marcha una profunda reforma de la Iglesia. En pocas palabras, el concilio quiere terminar con la cristiandad: reconoce la autonomía de la sociedad y de las ciencias respecto de ella, respalda la separación Iglesia-estado y se compromete a ser “sierva de la humanidad” y no dominadora. Define su ser más profundo como signo e instrumento de “comunión” de Dios con los hombres y de los hombres entre sí, busca ser un pueblo de Dios que camina junto a otros pueblos. En su interior, iguala en importancia y dignidad al clero y al laicado.

    Dicha renovación comienza a realizarse con fuerza. La Iglesia multiplica sus comunidades, lleva a cabo acciones de solidaridad actuando con muchos “hombres de buena voluntad”, defiende la democracia y los derechos humanos, su palabra comienza a ser significativa.

    Sin embargo, la estructura institucional de la Iglesia sigue siendo la misma y termina frenando el cambio. Ante el descenso de las vocaciones y el avance de la secularización, los sectores más conservadores detienen la reforma y llevan adelante un proyecto de “neocristiandad”, en el que se acepta la separación Iglesia-estado, pero no la de la sociedad con ella, lo que finalmente no es más que otro modo de “colonización” de la sociedad por parte de la Iglesia.

    El resultado es que la Iglesia pierde cada vez más adeptos. No se trata sólo de un asunto numérico. Lo más grave es que pierde a los jóvenes, los obreros, los artistas, los intelectuales, y en general a aquellos que más le pueden infundir vida. Los actuales escándalos producidos por los abusos sexuales de algunos sacerdotes, y sobre todo por su ocultamiento institucional y sistemático, me parece que van a empeorar mucho esta situación, de un modo que aún no podemos prever. (Sergio Armstrong Cox)
    .
    Así están las cosas, la iglesia no ha hecho su profético trabajo como es debido, casi nunca. Y es muy bueno que la gente actual y que ahora puede pensar rechace este modelo que no comunica a un Dios que vive y actua a través nuestro.
    ¿Nueva evangeliación? ¡Evangelización!

  2. Querida Susana: el párrafo de Sergio Armstrong es muy bueno. Y tu breve comentario no se le queda atrás. Gracias por tu fidelidad al Blog. Eso anima.

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