El derecho a saber

La tarde es cálida, y serena. Algo invita a la confidencia; y surge la pregunta. Ángela sólo (o ya) tiene siete años recién cumplidos. Tendría muchas preguntas que hacer a su mamá, a sus profesores, a sus amigas, al cura que dice la misa los domingos… Pero sabe que no las hará. Sin embargo esa tarde parece haber llegado la ocasión de hacer una que considera  muy sencilla, y que la madre, que cose a su lado, seguramente no tendrá ninguna dificultad en responder.

  • Mamá, ¿cómo nacen los niños? ¿cómo nací yo? ¿cómo se hace un niño?….

Según van aumentando las preguntas, más asustada se va poniendo la madre. Se la nota nerviosa, aunque quiera disimular. María, la de los siete años, no se ha percibido de la situación, y sigue haciendo preguntas en torno al mismo tema. Al fin, la madre se decide a contestar, armándose de valor, pues nunca hubiera esperado las preguntas de su pequeña.

  • Mira, hija…. (Y empieza a hablarle de la semilla que cae dentro de la buena tierra… del polen que transporta un insecto y fecunda la flor para que nazca el fruto…)
  • Mamá, todo eso nos lo ha explicado la profesora, en clase. Es muy bonito, pero yo lo que quiero saber es como llegué yo a ser una niña, a ser tu hija y de papá, a estar dentro de tu tripa…

La pregunta, a pesar de ser tan sencilla y directa, representaba una verdadera dificultad para aquella madre.

Yo sé que las madres de hoy día no tienen, normalmente, dificultad para dar dichas explicaciones, porque es mayor su preparación y porque cada vez se ve con mayor naturalidad todo lo referente al sexo y a la procreación.

Pero en lo que quiero insistir, es en el “derecho a saber” que tienen también los menores. Hay pequeñas mentiras que, aunque se hagan con la mejor intención, no son recomendables, porque a la larga pueden crear desconfianza más adelante, cuando se descubra la verdad. Un caso clásico es el de “la cigüeña”, otro es el de los “reyes magos” o el de “el ratoncito Pérez”…

Comprendo que hay una muy buena intención en el uso de estos ejemplos, pero falsean la realidad; y tarde o temprano el engañado sabrá la verdad y tendrá la impresión de que le han engañado. Con lo hermoso que es, por ejemplo, contarle a un niño el relato de los Magos, adorando a Jesús y llevándole regalos; y que por eso los padres los imitan poniendo a sus hijos regalos que indican el cariño que les tienen. Cabe el misterio de la sorpresa… pero no el engaño.

Entre los “Derechos del niño”, se encuentra el derecho a saber y a la información.

                                                                                                                  Félix González

 

2 Responses to “El derecho a saber”

  1. Cuando van viendo que lo intangible es cuento, cabe poner a Dios en la lista de los sueños imposibles.

  2. De todas maneras, celebrar el anuncio de un año de ‘Gracia del Señor’, tendría que hacerse desprendiendo, no acumulando. Esto sí que crea confusión en las conciencias.

Discussion area - Dejar un comentario






He leído y acepto las condiciones generales y la política de privacidad


Información básica sobre protección de datos
Responsable: REVISTA REINADO SOCIAL 21RS (más info)
Finalidad: • Gestión de la adquisición del producto, suscripción o donativo, así como la tramitación de los mismos.
• Envío de comunicaciones relacionadas con el proceso de compra, las suscripciones o los donativos.
• Envío de comunicaciones y ofertas comerciales, por diferentes medios, incluidos los medios electrónicos (email, SMS, entre otros). (más info)
Legitimación: Ejecución de una compra online, suscripción o donativo. (más info)
Destinatarios: No se cederán datos a terceros, salvo obligación legal. (más info)
Derechos: Acceso, rectificación, supresión, cancelación, y oposición. En determinados casos derecho a la limitación del tratamiento de sus datos. (más info)
Información adicional: Puede consultar toda la información completa sobre protección de datos a través del siguiente enlace (más info)
Los enlaces de (más info)