Polémica en torno al Juez Garzón

Se ha originado una gran polémica en torno al Juez Garzón, que no acabo de entender, por más que la prensa, la radio, todos los medios de comunicación…. y la calle, debatan el acierto o desacierto de la decisión, tomada por el Tribunal, de condenar su conducta.

Los defensores de la condena, esgrimen la independencia de la justicia y la unanimidad de la sentencia, la igualdad de la ley para todos, y la convicción de que su actuación ha vulnerado esa  ley.

Los defensores del “juez estrella” señalan su trayectoria profesional, sus méritos anteriores, y la sospecha de que el juicio estaba politizado. Y todos creen tener razón.

Yo no dudo de sus méritos anteriores; pero pienso que no se ha juzgado su vida y profesionalidad anterior al delito que se le imputa. Pero por muy bueno que haya sido su pasado, nada tiene que ver con que haya podido cometer un delito. Ha hecho algo que no le estaba permitido por la ley vigente. Uno ha podido ser muy honrado durante casi toda su vida, pero si incumple la ley en un momento determinado, la justicia le juzga y le condena. Y no vale la razón de que ha sido honrado y cumplidor anteriormente.

Creo que hay que ser ecuánime, y reconocer lo bueno y lo malo que haya podido hacer cualquier persona. Un delito no excluye la valoración de lo bien hecho con anterioridad. Pero ¿por qué debe haber dos varas de medir para unos y para otros?

Comprendo que se puede lamentar, y sentir que le haya ocurrido. Nunca podemos alegrarnos del mal del otro. Pero no entiendo la polémica orquestada por motivos políticos, ni por qué hay que movilizar a las muchedumbres por el hecho de no estar de acuerdo con una sentencia judicial, si se ha incumplido la ley.

Está claro que es muy distinta la justicia humana y la justicia divina. Dios siempre nos perdona si hemos hecho algo mal, con tal de estar arrepentidos. Pero la justicia humana tiene otros fines y otra forma de actuar para defender a la misma sociedad.

Me pregunto si alguno de esos defensores acérrimos de Garzón, estuvieran acusados de supuestos delitos, y encarcelados, les gustaría que alguien (y menos un juez) violase la ley para hacer las escuchas entre ellos y sus abogados, a pesar de haber sido advertido de la ley lo prohibía.

Seamos consecuentes, y no nos dejemos llevar por intereses bastardos. Los cabecillas de comentarios y de esas movilizaciones, deberían pensar que la justicia debe ser igual para todos, aunque el imputado tenga un currículo inmejorable anterior al delito.

 

7 Responses to “Polémica en torno al Juez Garzón”

  1. Hay una canción vasca que habla de las grandes obras pías que hizo en su pueblo natal el hidalgo Etxebeste, enriquecido tras el tornaviaje de su encomienda en las Indias. La canción acaba mentando las desgracias, sangre y lágrimas que costó a los indios la bonhomía de Etxebeste. Los honores y la elevación a los altares del indiano fueron el último escarnio para los indígenas que habían padecido su crueldad.

    La historia se repite. Siempre hay quien intenta cubrir su pasado reinventándose en todo lo contrario. Al ladrón le place que lo tomen por honrado, al malvado por bondadoso, y al torturador que lo propongan para el Nobel de la Paz o lo nombren miembro del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura. Lo sorprendente es que en la era de Internet, cuando casi todo está escrito y publicado, haya gente (ignorante o malintencionada, elijan) que se deje engañar por estos reconvertidos a la virtud y al humanismo.

    (“Cuando me quitaban la bolsa -cuenta Domingo Aizpurua- me aplicaban electrodos por todo el cuerpo: en la punta de los dedos de los pies, en los labios, en los pezones, en las manos, en los testículos, en el pene… durante toda la noche fue igual: primero la bolsa, luego los electrodos y de seguido los golpes… ante Garzón declaré todo lo que me hicieron.Pero no me hiizo ni caso”…).

    Para Baltasar Garzón, Etxebeste del siglo XXI, la encomienda de Indias comenzó en 1988, en la Audiencia Nacional Española, tribunal de excepción al que han calificado como la herencia más envenenada de la justicia franquista, al ser sucesora del famoso Tribunal de Orden Público. Miles de personas han pasado durante todos estos años por este siniestro organismo, sometidas a la incomunicación que posibilita la impunidad del tormento. El mismo Comité Europeo de Prevención de la Tortura (CPT), al que ahora pertenece Garzón, ha reclamado reiteradamente la abolición de esa forma de detención y lo mismo ha hecho Amnistía Internacional, el Comité contra la Tortura (CAT) y diferentes Relatores de la ONU, como Martin Scheinin.

    (“Me los aplicaban por todo el cuerpo -cuenta el navarro Josu Unsión-. Era una breve descarga, una breve parada y otra vez a lo mismo… me quedaron sendas marcas en las sienes… Garzón me envió a la cárcel adonde vino a visitarme una Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo… a pesar del tiempo transcurrido los médicos pudieron comprobar las marcas de los electrodos en las sienes”).

    Con los cientos de detenciones que ha promovido, Garzón es, sin duda, el juez europeo que más denuncias de tortura ha escuchado en estos años, sin que jamás hiciera nada que no fuera negarlas y ocultarlas.Recordemos las detenciones y torturas de los independentistas catalanes durante las olimpiadas de Barcelona 92, auspiciadas por Garzon y cuyo jucio fue declarado nulo 10 años despues por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo porque Garzon se nego a investigar las torturas habiendo signos evidentes de ellasa. Pero estas denuncias no están, como en tiempos de Etxebeste, en antiguos e inaccesibles legajos de Indias, sino que se consiguen al minuto en las webs de las ONG, periódicos, u organismos contra la tortura; en sumarios y juicios orales; en libros; en organismos internacionales, como el Tribunal de Estrasburgo. Esa izquierda española que aplaude al juez y lo nombra “referente de la ética y la democracia” ¿realmente creen que de esa forma dignifican a nuestros fusilados? ¿O ya han pasado, sin disimulo, a ser cómplices de lo que ocurre en la Audiencia Nacional?

    (“Al día siguiente fue similar, -narra Encarnación Martínez- colocándome varias veces la bolsa, aplicándome electrodos, dándome golpes, simulacros de violación… Delante de Garzón, narré detenidamente todas estas salvajadas. Más aún, cuando le intenté enseñarle la marca que tenía en la espalda, ese juez tuvo el valor de decirme que no era nada importante. Y sí lo era: tuve que ingresar en urgencias en el Hospital, donde permanecí cinco días en estado muy grave hasta el extremo que me tuvieron que inyectar 27 litros de suero”).

    . Del trato recibido por los islamistas, que también derivó en condenas contra el juez-estrella, mejor no hablar.

    (“Sufrí vejaciones sexuales y calculo que me desmayé cuatro veces en las sesiones de tortura -dice Eider Olaziregi-. Todo se lo conté a Garzón, que lo escuchó con absoluta indiferencia. Luego quedé en libertad…).

    Dueño de un poder ilimitado, otorgado por los mismos que hoy le juzgan, nuestro Etxebeste decidió que era hora de trasformarse. El caso de Pinochet le dio proyección internacional y con el caso de las víctimas del franquismo, consiguió unir su imagen a una noble causa, pese a ser un digno descendiente de aquél régimen, que jamás se había preocupado antes en denunciar. Juzgado con su propia vara de impartir justicia, hoy Garzón se sienta en el banquillo de los acusados por varias delitos, alguno de ellos, como el de cobrar comisiones, nada noble.

    Etxebeste no sufrió otra justicia que la del Valle de Josafat, pero Garzón tiene muchas causas por delante, muchísimo más graves que las que encara en Madrid. El torturado tiene memoria larga. Es muy probable que si un ápice de democracia se sostiene en Europa, y al socaire de la nueva situación en el País Vasco, algún tribunal europeo admita un día la denuncia formal, con nombres y apellidos, de los cientos de torturados que pasaron por él. Posiblemente, habrá un Gobierno Vasco que ratificará esas denuncias. Y en ese banquillo, siquiera en efigie, estará también esa sedicente izquierda, ciega, sorda e interesada, que dejó la memoria de sus muertos, nuestros muertos, en semejantes manos

  2. PUBLICADO EN CATALAN EN VILAWEB.CAT Conocimos al juez Garzón en julio de 1992, justo antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Éramos una treintena de personas vinculadas a organizaciones independentistas. Nos llev.aron ante él tras haber pasado cinco días incomunicados en la Dirección General de la Guardia Civil, donde fuimos objeto de múltiples torturas y malos tratos. A pesar de las lesiones visibles que muchos de nosotros teníamos y nuestra denuncia durante la declaración, este juez no se inmutó y continuó instruyendo como si aquello no tuviera nada que ver con él.

    Tuvieron que pasar doce años para que el Tribunal Internacional de Estrasburgo condenara el estado español por no haber investigado las denuncias de tortura, pese a que había suficientes indicios para hacerlo. El primer juez que desestimó las denuncias fue el juez Garzón. Él prevaricó cuando instruyó causas con declaraciones obtenidas bajo tortura.

    Paradójicamente, ahora el juez prueba un poco su medicina – y no es ninguna frase hecha. El juez Garzón fue magistrado de un tribunal especial, heredero del franquismo, y aún no ha sido juzgado por su responsabilidad en el centenar largo de denuncias por tortura de personas detenidas por orden suya durante su carrera en ese tribunal heredero del TOP . Desde la Audiencia Nacional aplicaba leyes especiales denunciadas por todas las organizaciones de defensa de los derechos humanos, como las leyes de incomunicación policial, que facilita la práctica de la tortura.

    Por otro lado, no podemos dejar de mencionar la causa de fondo que explican la persistencia del franquismo en los tribunales y en las leyes – como la constitución del 78 – que hacen posible esta contradicción en el actual sistema judicial : el pacto político de ‘la transición’ con el franquismo, pacto, subrayemoslo, que, lejos de haber sido revisado durante estos decenios en una dirección democratizadora, tiende a posiciones antidemocráticas en aspectos esenciales.

    La asunción de algunas posiciones franquistas por algunas fuerzas dichas democráticas, como la impunidad de la represión franquista y la prohibición del derecho democrático de autodeterminación de catalanes y vascos, solo ha causado sufrimiento y frustración en muchos sectores de la población.

    Nosotros damos pleno apoyo a los familiares que piden que los represores franquistas sean juzgados, pero no podemos hacer abstracción de la represión que sufrimos hoy como ciudadanos y como pueblo. Garzón ahora es víctima de la maquinaria jurídica de la que formaba parte, pero en muchos aspectos continúa adherido a aquella maquinaria judicial y represora pactada con el franquismo, y constantemente reforzada por el PSOE y el PP.

    Ramon Piqué
    Marcel Dalmau
    Asociación Memoria Contra la Tortura LOS TORTURADOS FUERON INDEMNIZADOS POR EL GOBIERNO PERO LOS TORTURADORES SIGUEN IMPUNES

  3. Amigo Juan: veo que tienes una información casi exhaustiva sobre el “juez estrella”, que ha resultado estrellado. Gracias por tu colaburación.

  4. Me ha parecido el proceso, la instrumentación y la sentencia, que ha estado dirigido al torticero fin de separar al juez Garzón del caso Gurtel y de los crímenes del franquismo.

  5. Gracias Padre Félix.No soy ingenuo. Sé perfectamente que quienes lo han denunciado son una cuadrilla de sinvergüenzas relacionados con tramas de corrupción, pero si el axioma de que el fin no justifica los medios debe prevalecer, Garzón también debe cumplirlo. En el caso de los abogados de presos vascos siempre se ha saltado ese principio. Se han grabado las conversaciones de los abogados con sus defendidos como norma habitual. Garzón, y otros jueces de instrucción como él, han actuado a su antojo, amparados en la razón de Estado.

    El paradigma ha cambiado cuando esa práctica ilegal y antidemocrática les ha sido aplicada a abogados de detenidos de alto estanding, implicados en la trama Gürtel. Garzón se pasó de listo y pinchó en hueso. Se creía, como el Borbón, intocable, cuando se había labrado una interminable lista de enemigos. Y se ha quedado fuera de su querida Audiencia Nacional, para siempre. Si hubiera justicia, que no la hay , todas las causas instruidas por este juez prevaricador deberian ahora se revisadas.

  6. Amigo Juan: aunque tu última contestación va dirigida a mí (“querido P. Félix…”) sin embargo, supongo que por el tenor de la contestación, a quien quieres contestar es a Susana. ¿No?

  7. Querido Padre Felix: efectivamente la repuesta es para Susana, para que entienda que no estoy de parte de los corruptos que denunciaron a Garzon. Usted, Padre Felix, fue el primer democrata que yo conoci en mi pubertad, en la negra noche del franquismo, cuando la democracia era anatema y usted fue lo suficientemente valiente e inteligente como para defenderla en una ambiente hostil y con gran sacrificio personal. Asi que, aunque muchas veces opinemos de forma muy diferente.,siempre le estare agradecido.

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