¿Por quién doblan las campanas?
Esta frase, esta pregunta, se hace en una novela publicada en 1940, cuyo autor, Ernest Hemingway, participó en la Guerra Civil española. Una novela llevada al cine, y dirigida por Sam Wood, protagonizada por Gary Cooper, Ingrid Bergman, etc.
El título “Por quién doblan las campanas” procede de la obra perteneciente al poeta John Donne, y que data de 1624: Dice así:
“Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.”
Pero yo no voy a hablar de Hemingway, ni de John Donne, ni de la guerra civil, ni de la película de Gary Cooper. No. Mi intención es más sencilla, y más cercana. Voy a hablar de la España de hoy, de la España de la crisis, de la España de la violencia callejera, de la España de los indignados, del paro, de los sindicatos beligerantes, de…de…
Es la misma España de siempre, pero puesta boca arriba, como una tortilla a la que se le da la vuelta en la sartén. Sin que me identifique con el personaje, podría decir aquello de José Antonio: “No me gusta España, porque amo a España”.
Es verdad que hay motivos, razones serias, para el nerviosismo, la desilusión… y hasta el enfado. Pero nunca para la violencia, ni personal ni colectiva.
Tenemos un gobierno que dice intentar hacer lo mejor para resolver los graves problemas que nos aquejan: Al mismo tiempo, tenemos una oposición y parte de un pueblo que considera desacertado lo que se está haciendo, particularmente muchos de los recortes. ¿Quién estará en lo cierto? Tal vez las dos partes, o, tal vez, ninguna de las dos en su totalidad. Siempre se dan motivos espurios, intereses creados (de partido), o de cartera.
Por otra parte, se están dando motivos a otros países, a formarse una idea muy parcial de España, que no se corresponde a la realidad global. Eso no es bueno, ni nos favorece.
¿Qué hacer? Sin que exista la panacea para todos los males, especialmente los económicos, sí que una mayor unidad, un mirar todos en la misma dirección, un trabajo fundado en el consenso, un verdadero interés por acertar, venga de donde venga el acierto, y un espíritu leal de colaboración, facilitaría mucho las cosas.
Pero, entre tanto, hay muchos que sufren las consecuencias, muchos que luchan a brazo partido por sobrevivir, arrastrando, día tras día, la indigencia, la vieja o nueva pobreza, el desaliento o la desesperación. Hace poco han repuesto en TV una antiquísima película, titulada: La muerte tenía un precio. Pero lo que yo creo que verdaderamente tiene un precio es la vida; pero una vida digna. ¡Que no tengan que doblar las campanas por España!
Félix González
Your article has answered the question I was wondering about! I would like to write a thesis on this subject, but I would like you to give your opinion once 😀 casinosite