El Papa, dimite
Nada más recibir la noticia de la próxima dimisión de Benedicto XVI, tuve la tentación de ponerme a escribir sobre este acontecimiento inusual desde hace muchos años, incluso siglos. No obstante, preferí esperar a ver las distintas reacciones que se producirían en el mundo entero.
Las reacciones, en general, han sido (están siendo) de mucha comprensión hacia el Pontífice, salvo algunas “chorradas” (perdón por la palabreja) expresadas en distintos medios de comunicación social, que no merecen contestación, pero que indican una gran falta de sensibilidad y respeto hacia la decisión libre y coherente de un hombre que por razones de edad y cansancio, decide no seguir en su cargo, dando paso a otros que puedan continuar la labor con mayor energía y competencia.
Uno mi valoración a la de la mayoría de personas, de distintos niveles y culturas, que han opinado sobre el acontecimiento: una decisión coherente, inteligente y valiente. Y por ello respetable. Su gesto le honra, y enaltece más su figura
Ha sido un pontificado difícil. Aunque pienso que será más difícil aun lo que le aguarda al próximo Papa, si de verdad y con la fuerza de Dios se atreve a un “aggiornamento” de la Iglesia en sus múltiples facetas.
No voy a juzgar ni valorar lo que ha sido su mandato durante estos cortos años. Aparte de que no es el momento de hacerlo, hay que dar tiempo al tiempo. Las cosas deben reposar para ser más objetivos. Siempre he admirado la bondad, la santidad, diría yo, y la inteligencia de este teólogo alemán. Otra cosa es que esté más o menos de acuerdo con su actuación en ciertos campos eclesiales.
Ahora, a esperar (con esperanza) al sucesor. Me gustaría que fuese un hombre valiente, capaz de correr ciertos riesgos –con la ayuda y la confianza en el Espíritu- para implantar un estilo más democrático en la Iglesia, para “barrer” todo lo que sobra en el Vaticano, que es piedra de escándalo para muchos creyentes y no creyentes. Y -como dijo Juan XXIII- abrir las ventanas para que entre el aire fresco de la trasparencia, sin secretismos ni marrullerías cardenalicias. Una Iglesia más abierta al mundo, desde la perspectiva del Evangelio. Una Iglesia que sea capaz de quitarse el polvo acumulado desde siglos; una iglesia joven como la eterna juventud de Cristo y su doctrina.
Volviendo a la decisión papal, creo que ha dado una lección de honradez profesional (si se puede llamar así) renunciando a cargas, pero también a privilegios. Su vida, a partir de ahora, va a estar dedicada a la oración, el silencio. Un hombre que tanto ha hablado de Dios, se va a dedicar, ahora más, a hablar con Dios, retirado del ruido, de los honores, del aplauso y del poder. ¡Mis felicitaciones, Benedicto, por tu coherencia y tu coraje; y gracias por tu servicio a la Iglesia durante los pocos años de pontificado!.
Félix González
Después de leer su libro: Jesús, sentí un respeto que he mantenido todo este tiempo.
Verdaderamente este Papa a punto de dimitir del cargo y de la carga, merece todos los respetos. Se puede estar más o menos de acuerdo con su hacer o “dejar de hacer”, pero es un hombre muy honrado, sincero, y entregado. Algunos aprovecharán para resaltar los posibles fallos; pero no deja de ser una bajeza en estos momentos.