Escoger: ¿esclavitud o libertad?

 

campo-flores-damianoExisten dos libros antagónicos, cuyas páginas llevan por título: “Yo escogí la Libertad”, y “Yo escogí la esclavitud”. El primero es de Victor Kravchenko (ruso), y el segundo de Valentín González (alias El Campesino), español.

Cuentan las historias de sus vidas azarosas, alguna hasta dramática. Uno de ellos, militar del ejército de la URS, logra asilo en los Estados Unidos, y con ello se libera del terrible régimen comunista en el que vivía. El otro, por el contrario, huye de España, y se incorpora al ejército ruso, del que más tarde logra escapar, volviendo a España, y liberándose de lo que había creído ser un paraíso, pero en realidad era un infierno.

No voy a hablar de estas dos autobiografías, que se asemejan a dos novelas de la mayor intriga. En este caso, sólo tomo prestados los títulos.

En la vida siempre hay que optar; constantemente. Desde niño, cuando se empieza a tener la capacidad de elegir, hasta el fin de los días de cada uno. Elegimos entre lo bueno y lo malo, entre lo bueno y lo mejor, entre lo malo y lo peor. Y elegimos siempre, tanto en lo pequeño como en lo importante, aunque no toda elección tiene la misma trascendencia, ni la misma responsabilidad.

Creo que la elección más fuerte se da entre la libertad y la esclavitud, entre ser libre en nuestro pensamientos y actitudes,  y no serlo, pasando a depender de los sentimientos, deseos y actitudes de otro u otros.

Es verdad que el concepto de libertad es bastante abstracto y difícil de definir. Me quedaré, en la definición más simple, que es la de Aristóteles: “la libertad es la capacidad de decidir por sí mismo”. No entro en los distintos conceptos filosóficos, dados a través de la historia.

Hay personas que son incapaces de ser libres, por verse condicionados constantemente por el qué dirán, por complejos de inferioridad, o por falta de una conciencia suficientemente formada. Normalmente no tienen criterio propio, o no se atreven a expresarlos. En el fondo, viven una cierta esclavitud.

Una forma de demostrar la libertad es la “trasgresión”. Las normas y leyes están hechas para ser cumplidas. Pero no siempre. Hay circunstancias por las que no deben seguirse: cuando son claramente injustas, cuando se obvia el espíritu de la ley, apegándose a lo estrictamente literal, cuando puedan ir en contra de la propia conciencia…..

El ejemplo más claro es la actitud de Jesús, con respecto a algunas leyes o normas de su tiempo y de su pueblo: curar en sábado, no apedrear a la adúltera, comer las espigas de trigo por el camino, en sábado, acercarse a los leprosos y a los pecadores, etc….

Hoy día, en la Iglesia, existen una serie de normas, que a pesar de que han caído en desuso en la práctica, siguen vigentes. Hay actuaciones que no están en línea con el espíritu del Evangelio. En ese caso, un cristiano debe disentir, e, incluso, trasgredir. Y no se trata de “disentir”  por disentir, o porque “a mí me parece”. Eso sería irresponsable y con un fuete tinte de orgullo. Se trata de sentirse responsable y libre.

La “obediencia ciega”, no es obediencia razonable, sino servilismo y esclavitud.

Una conducta libre no es fácil, ni siempre cómoda. Debe prevalecer la conciencia, el sentido común, y el evangelio.

                                                                                                        Félix González

One Response to “Escoger: ¿esclavitud o libertad?”

  1. Esta semana se ha hecho un ejercicio imaginativo en San Sebastián, llamado Aske Gunea. Cuando se ha comprobado que no piensan vaciar las cárceles, sino que el objetivo es llenarlas con más presos vascos, miles de personas han plantado cara y han expresado solidaridad con un muro humano formado por gente de todas las edades. Me viene a la mente una expresión clásica: ‘Ha sido bonito, mientras han permitido que durara.’ De ahora en adelante, serán necesarios muchas iniciativas como esta, muchas réplicas con este espíritu, para serrar entre todos las barras de esta política penitenciaria que quieren convertir en inmóvil.

    Si esta acción que se ha hecho en San Sebastián, Aske Gunea-resistencia civil activa en favor de unos condenados injustamente-la hubiera hecho otra agrupación social diferente de la juventud de la izquierda abertzale, deberíamos oído o leído expresiones como ahora ejemplar ‘,’ creatividad innovadora de la juventud ‘,’ la juventud está viva y plantea alternativas ‘,’ esta generación demuestra que hay futuro ‘… Pero no. Como lo ha hecho la juventud independentista, no se pueden permitir hacer valoraciones positivas, aunque el método haya sido positivo. En este terreno, también habrá que trabajar en ello.

    Es una vía fructífera, debería serlo, este modelo de resistencia, porque obligará a muchos a recolocar a (jueces, políticos responsables de la policía, creadores de opinión …).

    Para aquellos que reiteradamente dicen que hay que mirar el pasado con ojos críticos, el gobierno vasco nos ofreció una fotografía digna de estudio, con la detención de estos jóvenes, que no era nada nueva. El Gobierno Vasco hace mucho tiempo que optó por hacer cumplir a ciegas a la Ertzaintza cualquier orden procedente de los juzgados de Madrid, tendencia muy celebrada por los gobiernos españoles.

    Si hubieran destinado una décima parte de los agentes de la Ertzaintza que usaron para deshacer el Aske Gunea a investigar las torturas y llevar los torturadores a los tribunales, hace mucho tiempo que habría desaparecido esta práctica de nuestra realidad. Eso sí, no habrían tenido la ovación de los gobiernos de Madrid.

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