Domingo V del Tiempo Ordinario

campana-manos-unidas-2014(Jornada de Manos Unidas)

En este domingo en que se celebra el día, o la jornada, de “Manos Unidas”, las lecturas que se leen en la celebración de la Eucaristía, son especialmente significativas. Van directas al corazón y hablan con una claridad meridiana sobre cómo tenemos que comportarnos con los más débiles o necesitados. A esta compaña de Manos Unidas, se le llama, también, “campaña contra el hambre”. Y las primeras palabras de la primera lectura comienzan  así: “Parte tu pan con el hambriento”. Y ¿recordáis cómo termina, cómo son sus últimas palabras? Así: “Cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas”.

Esa luz de que nos habla el Evangelio, que no debe esconderse, sino mostrarse, para que ilumine las mentes y los corazones de todos, es Jesús, que se muestra a través de nosotros, cuando nosotros tratamos de actuar como él lo hacía.

Manos Unidas, es, como sabéis, una ONG, una institución católica, formada fundamentalmente por mujeres, que trata de llevar al mundo de la marginación, sobre todo en el tercer mundo, un poco de ayuda y consuelo, con las aportaciones que recibe. Y lo hace, siempre, por medio de proyectos, que los mismos misioneros se encagan de llevar a cabo.

Es una labor digna de admiración, que merece la pena ayudar. Es una labor de evangelización, porque no se trata sólo de quitar el hambre a tanto hambriento, ni solo de devolver la dignidad a tantas personas privadas de ella, ni de ayudar a esos pueblos a superar sus deficiencias. Todo eso se hace por una razón. Porque forma parte de la evangelización en nombre de Jesucristo. Y evangelizar significa ofrecer una buena noticia: Que Dios nos ama, que las personas debemos amarnos y ayudarnos…

Hay una canción cuya letra nos abre a la esperanza, que dice así: “Qué suerte es tener un corazón sin puertas. Qué suerte es tener las manos siempre abiertas. Manos abiertas, para estrechar las de un amigo; manos abiertas para ayudar en el camino.

Estas palabras podrían ser el eslogan de “Manos unidas”. Pero, sobre todo, tiene que ser la actitud de toda persona, y de modo especial, la actitud de los seguidores de Jesús.

Hoy, en esta jornada de Manos Unidas, se nos piden dos cosas. Primero apoyo a esta institución. Segundo: oración para que todos nos sintamos solidarios con las personas más necesitadas. Tercero: apoyo económico. Porque las ayudas no caen del cielo. Todo cuesta dinero, y todos debemos cooperar a que las ayudas lleguen a tanta gente necesitada.

Félix González

 

 

 

 

 

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