Corazones en red

(Preparad el camino del Señor)

Esta frase del evangelio: “Una voz grita en el desierto: preparad los senderos”, nos marca la tarea de este Adviento: hacer posible llegar hasta el Señor. El encuentro está asegurado por parte de Él. De tal manera que hasta se hace humano, como nosotros, para facilitarnos el encuentro.

Nosotros ¿qué tenemos que hacer? Cumplir con esa invitación de preparar el camino. Ir limpiando la suciedad que impide el paso, las piedras del camino que nos hagan tropezar y caer, dificultando el encuentro.

Pero ¿cómo hacerlo? Tratando de vivir mejor, más de verdad, lo que Dios quiere de nosotros. Y ¿cómo saber lo que Dios quiere de nosotros? Muy sencillo; sólo hay que leer el evangelio, y ahí encontraremos la enseñanza de Jesús, el estilo de vida de Jesús, que es al que tenemos que parecernos.

Si queremos seguir a Cristo, no podemos ir por delante; Hay que ir detrás de él, pisando sus huellas, imitando su manera de actuar, tanto en nuestra relación con Dios Padre, como en nuestro trato con el prójimo.

En este camino del Adviento, camino hacia la Navidad, hoy nos sale al encuentro el profeta Isaías, que nos invita a la conversión, es decir, a “preparar el camino” para poder llegar hasta Jesús, y Jesús a nosotros. El profeta dice que Dios viene a nosotros, pero “su recompensa le precede”. ¿Y cuál es esa recompensa que le precede? Sencillamente el darnos la oportunidad de desbrozar el camino que nos conduzca hasta él. San Pedro, en el trozo de su carta, que hemos leído, dice:”esperad y apresurad la venida del Señor… procurad que Dios os encuentre irreprochables”. Y seremos irreprochables, si de verdad hacemos lo que esté en nuestras manos, es decir en nuestra voluntad, para presentarnos en la Navidad, con el deber cumplido.

Hemos encendido, simbólicamente, la segunda vela de la corona de Adviento. Vamos caminando. Pero lo importante es no caminar a ciegas, sin ver lo que nos impide recibir al Señor como se merece; con nuestra humildad y nuestra pobreza, pero con el amor creciendo, y manifestado en al amor a nuestro prójimo. Ahí es donde nace Jesús en Navidad; en la persona del indigente, del necesitado, del que tiene menos oportunidades.

A medida que van pasando los días, vayamos viendo en qué medida vamos poniendo en práctica el consejo de Isaías, que luego repetirá Juan Bautista: “Preparad el camino al Señor”.

Félix González

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