Corazones en red

A toro pasado, como se suele decir, pasado el día dedicado a la “mujer trabajadora”, me pongo a escribir mi reflexión sobre ello. No he querido hacerlo antes, porque prefería ver cuáles eran o iban a ser las reacciones a nivel social y político. Y ya visto lo visto. Digamos alguna impresión sobre el tema.

El que haya un día dedicado a la mujer, no me parece ni bien ni mal. Creo que no hay un solo día en el calendario anual, que no esté dedicado a algo o a alguien. Por otra parte, lo de “trabajadora”, me parece menos acertado; ya que la mayoría de las mujeres no están trabajando; pertenecen al gremio general de los “parados”. Por tanto, quedaría mermada la fiesta, y reducida notablemente a un número bastante más exiguo de mujeres. A no ser que se refiera también a los trabajos hogareños y maternales, que ahí sí están metidas y bien metidas, la mayoría. Entonces, dígase solo: ”día de la mujer”

Yo dedicaría un día “a la mujer” (a secas). Ya es bastante importante la mujer, como para no tener necesidad de incidir en si es trabajadora o no. ¿Por otra parte qué entienden los fundadores de ese día, por “trabajadora?

Un día dedicado a la mujer, simplemente, trabajadora o no, es suficientemente importante, porque ellas son: madre, esposa, hermana, abuela, amiga, compañera, etc. Y todo eso, en la mujer es muy, muy importante.

El sexo femenino es complementario del masculino. Complementario en todo: sexual, espiritual, psicológico, social, religioso, etc. Y lo mismo podríamos decir del hombre, respecto de la mujer. Ambos con la misma dignidad, los mismos derechos, las mismas obligaciones, aunque distintos en su psicología, sus modos de sentir, de gozar, de amar, etc.

En muchas de nuestras ciudades se han convocado manifestaciones en ese día de la mujer trabajadora. En unos sitios se han resaltado más, sus derechos no reconocidos; en otros, la necesidad de una igualdad en el salario. .. Las mujeres quieren dar sentido a sus vidas, y ser protagonistas de su propia historia individual y colectiva.

Lo políticos, actualmente en campaña electoral, han aprovechado el tirón para resaltar la importancia de la mujer en la sociedad, y la igualdad de derechos. Pero resulta que son ellos mismos los que no acaban de darle esos derechos. Ya se ha dicho muchas veces, que “no es lo mismo predicar que dar trigo”.

Ojalá que llegue un día en que esas diferencias injustas desaparezcan. Entonces, tal vez, no sea necesario dedicar un día a la mujer trabajadora. Y sí, solo, a la mujer, exaltando sus virtudes, sus capacidades, sus valores, y todos aquello que la constituye como mujer, igual y distinta del hombre, al mismo tiempo.

Félix González

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