¿Libertad o esclavitud?

cadenas-rotas(Hacer siempre la voluntad de otros, puede ser sinónimo de esclavitud. Pero, cuando se trata de hacer la voluntad de Dios, es siempre signo de libertad).

“…Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. (Mt. 6, 10)

Jesús no tuvo otra preocupación; no pretendió, en todo su actuar, otra cosa que “hacer la voluntad del Padre”. Lo vemos en el Evangelio constantemente: “Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre”; “Padre, pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”; “Yo he venido para hacer la voluntad de mi Padre”.

Es, para Jesús, como una auténtica obsesión (¡sana obsesión!) el cumplir los deseos del Padre. Y quiere que nosotros tengamos esa misma preocupación; por eso, cuando nos enseña a rezar, nos invita a pedirle al Padre que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo.

La única forma de ser felices, es cumplir la voluntad de Dios. Porque Dios no puede querer otra cosa para nosotros.

Tener esta disposición, y actuar siempre según lo que Dios quiere, no es nada fácil. Yo diría que es muy difícil, ya que se juntan el egoísmo, la envidia, la falta de amor suficiente; y muchas veces, el odio, la venganza, los intereses personales o de clase. Y todo esto se opone a la voluntad de Dios.

Así dice Dios por medio del profeta Isaías (55, 8..) : “Mis pensamientos, no son vuestros pensamientos, ni mis caminos son vuestros caminos”.

Si seguimos caminos distintos de los de Dios, no podemos hacer su voluntad. Cuando nuestros intereses, no son los intereses de Dios, no podemos hacer su voluntad. Si no tratamos de imitar a Jesús, que fue quien cumplió, a la perfección, la voluntad del Padre, haremos nuestra propia voluntad, que, con frecuencia, no coincide con la de Dios.

Algunas veces pedimos a Dios que nos conceda tal o cual cosa; le pedimos, a veces, un milagro. Tendríamos que tener muy claro que el verdadero milagro, no es que Dios haga lo que le pedimos, que haga nuestra voluntad. El verdadero milagro es que nosotros hagamos la voluntad de Dios, como ya hemos apuntado anteriormente. Eso sí es más difícil; eso sí que es un verdadero milagro.

Cuando recemos el Padrenuestro, insistamos en aquella petición: “Hágase tu voluntad”.

Hacer la voluntad de Dios, no es esclavitud. Somos esclavos de nosotros mismos, de nuestros placeres, de nuestros gustos, cuando tratamos de hacer siempre nuestra voluntad.

Hacer la voluntad de Dios es signo de libertad; la libertad de los hijos que siguen los sabios y acertados consejos de sus padres, que solo quieren su bien.

Hay una frase de Jesús, muy hermosa: “Buscad, primero, el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura”. (Mt.6,33)

Buscar el Reino de Dios, es buscar la voluntad de Dios. Yo creo que Jesús pasó una larga época de su vida tratando de descubrir cuál era la voluntad de Dios para Él; qué le pedía Dios. Y cuando lo descubrió y lo vio claro, comenzó su vida pública. Aún entonces, repetía, con frecuencia: “Hágase tu voluntad”.

Félix González

 

9 Responses to “¿Libertad o esclavitud?”

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