Corazones en red

Siempre he pensado y manifestado, que a los políticos, a todos los que trabajan en la “res pública” (en la cosa pública), había que animarlos, estimarlos, valorarlos, respetarlos, etc. Y a pesar de los pesares, sigo pensando de la misma forma, aunque ya me cuesta más hacerlo. La tentación, en la que una gran parte cae, es en todo lo contrario. Y quisiera pensar que no tienen razón; pero la tienen. De un tiempo a esta parte, acentuado en los últimos meses, el comportamiento de los políticos, deja muchísimo que desear. Se olvidan de que no pueden actuar por intereses creados, ni por intereses de partido, ni por lograr un buen “sillón”, ni por vencer al adversario, etc. Se deben al pueblo, que sufre las consecuencias de una manera de actuar indigna, y nada honesta. No sé si son todos, si son muchos o pocos, si son estos o aquellos, si son de derechas o de izquierdas, si son más altos o más bajitos, si son… Sean los que sea, la verdad es que la sensación que tienen los ciudadanos, es que la mayoría (ellos dicen.”todos”) actúan de una manera que desanima a los que representan, hacen mas difícil el voto, y se quedan muchas cosas sin hacer, por una conducta no coincidente con aquello que debiera ser lo normal. Y se crea un malestar, que, a la larga, recae cobre la estima y el respeto de nuestros representantes.

Unas veces es el pensamiento o ideología de partido, otras veces, es el miedo a perder la poltrona, otras veces es el orgullo personal o la propia estima llevada a cifras extravagantes. Pero siempre paga el mismo pueblo, la sociedad.

Estamos en plena “campaña electoral, y seguimos oyendo las mismas cosas, las mismas reticencias, las mismas líneas rojas de hace apenas un mes. Todos dicen buscar el bien del pueblo. ¡Mentira! Todos dicen llevar razón: ¡mentira! Todos hablan y prometen… pero nadie cree en sus promesas.

Señores, futuros diputados, entren ustedes en razón; no busquen sus intereses, representen a quienes les van a votar… y logre por fin, tener un Gobierno estable.

Félix González

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