Diga 34
“Las cinco noticias que tienes que saber mientras desayunas”. Lo leo en Twitter a las 8 y 42 minutos de la mañana, una hora y 45 minutos después de mi café matinal. Café de bar. En vaso. Corto de café y con leche caliente. Con el camarero y dos clientes más, separados, equidistantes, a lo largo de la barra. Clienta, dos taburetes vacíos, cliente, dos taburetes vacíos, cliente. Uno de los dos se va y se reordena el damero. Clienta, cinco taburetes vacíos, cliente. O sea, una mujer y un servidor. Ella, como cada día, blasfema sobre lo humano. Nunca sobre lo divino. Que si la edad de la jubilación, que si los hijos de… de los políticos, que si estoy hasta los… En fin. Vuelco el sobrecito de azúcar. Remuevo con calma. Soplo. Espero. Y como la televisión me pilla lejos, echo un vistazo a la red social del pajarillo azul. Y leo “Los 34, la edad a la que se es más feliz”. Un estudio estima que bla, bla, bla… Y tuit seguido (debería haber dicho a renglón seguido, pero como estamos en esto de las redes sociales me he agarrado a la tuitera expresión) recito en silencio: “Google trabaja para que vivamos 500 años”. Por orden de llegada, pienso que si a los 34 ocurre lo ya dicho, y yo ya me he escurrido –con creces- de esa cifra, a lo mejor es que los investigadores no me han consultado. Mi caso podría ser, quizás, un contraejemplo de lo que ellos han recogido. Y luego, sobre los 500 años… ¡Qué pereza! Muevo de nuevo la cucharilla, más por costumbre que por mezclar amargo y dulce. Soplo otra vez. Pruebo. No quema. Pago. Salgo.
[Original escrito en Arial cuerpo 12. Palabras: 286. Caracteres sin espacios: 1.254. Caracteres con espacios: 1.541. Párrafos: 1. Líneas: 20.]
Discussion area - Dejar un comentario