Kamiano

Nos toca el próximo domingo un evangelio muy actual: Lc 16, 19-31. Resulta que del lunes al miércoles de esta semana, tiempo que dura la Cumbre de los Objetivos del Milenio, según la organización Save the Children, perderán la vida 70.000 niños, la mayoría a causa de enfermedades tratables o prevenibles como la neumonía, la diarrea o la malaria.

Como en la parábola, Dios llora el hambre de sus hijos y clama por su dignidad. Le duele la injusticia, el mal reparto, el despilfarro embriagador, la vomitiva insolidaridad y la sordera del que se instala plácidamente en su abundancia. Mientras tanto continúa el banquete del primer mundo, del desarrollo, la explotación, la indiferencia que hace cómplices…

Al final se saciarán los bienaventurados, de un alimento que llena y que impulsa a la vida eterna: “Bienaventurados los pobres, los que sufren… porque suyo es el reino de los cielos”. Pero, ¿habrá que esperar al reino de los cielos para que todos tengan pan, techo y dignidad?

Fernando Cordero ss.cc.

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