La cadena del perdón
Mt 18, 21-35
Nuestro amigo Patxi nos hace esta semana una interpretación personal y muy acertada de lo que Jesús pudo responder a Pedro.
“Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?”. Jesús le dice que hasta setenta veces siete. Es decir, siempre. Pero también le podía haber dicho: ¿por qué no hacemos la cadena del perdón? En realidad, el padrenuestro es una invitación del propio Señor a hacer esta cadena.
Hagamos una cadena, en la que los corazones unan. Hagamos una cadena en la que todos estemos en relación, pequeños y grandes, a los que les va bien y a los que la vida desprotege… Hagamos una cadena, aunque algunos no quieran hacerla, insistamos. El Padre es el que mejor sabe confeccionarla y nos anima.
¿Te apuntas a la cadena del perdón? Seguro que la meditación completa del Evangelio del próximo domingo nos da luz.
Durante este curso el Señor seguirá revelándonos sus maravillas.
Me gusto muchisimo y es para poner en practica
Excelente muy bonito mensaje sin duda el perdon debe funcionar como una cadena que nos una y nos ayude a liberar nuestro corazón. Esforcemonos por ponerlo en practica.
Si cada uno nos comprometemos, como dice Jorge, lograremos que la cadena se vaya agrandando y que el perdón crezca. Fernando ss.cc.
[…] + En Kamiano, el P. Fernando Cordero, nos propone una bonita sugerencia para este domingo: La Cadena del Perdón. […]
El perdón a quien más ayuda es a uno mismo. Vivir en paz. Sin rencores. Perdonando a quien nos ha herido u ofendido y pidiendo perdón a quien podamos haber herido u ofendido, consciente o inconscientemente. Vivir así: sin cuentas pendientes con nadie, ni siquiera con uno mismo. Porque “El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todas las cosas las soporta, todas las cree, todas las espera, todas las aguanta. El amor nunca falla”. (1Cor. 13:4-8)
Muy buena reflexión, Ciudadano. Un cordial saludo, Fernando ss.cc.
Pedir perdón es maravilloso. La sensación de bienestar que sientes es tan grande que no se puede definir. Solo se puede comparar con la paz que da saber que haces lo que Dios te ha pedido.