El abrazo de Jesús
Jesús nos abraza continuamente, nos cura, nos integra nuevamente en la comunidad, nos regala su amistad. Y, a veces, podemos creernos que nos merecemos ese abrazo, que entra dentro de lo previsible. Nos creemos tan buenos, tan creyentes, tan…
Solo uno de los diez enfermos de lepra sanados fue capaz de volverse a alabar a Dios por el don de la curación. Solo un corazón creyente, agradecido contempla el rostro de Jesús, ¿y el resto? El resto se pierde la contemplación del rostro del Amor.
Jesús nos abraza. No le demos la espalda con nuestra autosuficiencia. Sin Él no somos nada.
En esta semana demos gracias a Dios por los mártires que van a ser beatificados el próximo domingo en Tarragona. Ellos nos muestran que ser creyente es ser testigo del Amor de Dios, de ese Dios que abraza, aunque no nos demos cuenta.
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