“María, la primera en armar lío” en “La Ciudad de Dios”
La revista editada por los agustinos, “La Ciudad de Dios”, acaba de publicar una de las reseñas más bonitas que se han escrito sobre el libro “María, la primera en armar lío”.
Cordero, F., María, la primera en armar lío. Discípula y maestra de corazón, Ed. San Pablo, Madrid 2016, 151 p., 21 x 13,5 cm.
El título de esta obra resulta muy sugerente. Todavía resuenan en nuestros corazones las palabras del Papa Francisco a los jóvenes en Brasil con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en 2013: “¡Hagan lío! Un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios a quien conocí es mi fortaleza. Ese es, debe ser, el lío que hagan”. La presente obra se fragua precisamente en una experiencia con jóvenes. Tras regresar a casa, el autor se siente impulsado a recoger y ordenar algunas ideas claves de cara a dibujar la figura de la Virgen María de un modo sencillo y cercano.
La columna vertebral del libro la conforman ocho capítulos organizados de manera simétrica en cuatro apartados. Todos ellos arrancan con una meditación actual en torno a algún pasaje bíblico mariano, ya que es la Palabra la que debe “iluminar todo lo demás”. A continuación, el autor recurre a la experiencia de algunos santos, “compañeros de camino”, que supieron encarnar las actitudes de la Virgen. Además, Fernando Cordero se percata de que, también en nuestros días, son muchos los que pueden aportar su grano de arena en nuestra reflexión. Por último, cada capítulo concluye con una invitación a la oración, citando algunos recursos artísticos que supieron plasmar a María como la eternamente bella y digna de imitación: literatura, pintura, escultura, música, etc. Todo el libro se desarrolla con un lenguaje sencillo y cercano. Las imágenes y las metáforas que tratan de iluminar la exposición nacen en lo más cotidiano de nuestra realidad actual. Por citar un ejemplo, Cordero postula que María es la gran defensora de la “ecología interior”, es decir, la que cuida y protege el ambiente del corazón, haciéndolo capaz de acoger y meditar la voluntad de Dios en lo más profundo del ser.
J. M. R. SILVA
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