Mt 22,34-40 Con este evangelio llegamos a la fórmula de la felicidad: amar a Dios y al prójimo. No se pueden separar porque van íntimamente enlazados y unidos. Para lograrlo hemos de superar la “montaña” de cosas a las que nos vemos cada día abocados. Observemos el dibujo y traduzcámoslo a nuestra realidad concreta.
Mt 22,15-21 ¿A quién te vendes? ¿A quién nos vendemos? ¿A Dios? ¿Al “César, dinero, comodidad- placer-egoísmo”…? ¿De quién es nuestro corazón? ¿Del Padre que rodea al mundo con el amor del Hijo? ¿O del peso de lo que ata y no nos deja ser nosotros mismos? El Padre posee la capacidad de mirada más […]