La piedra angular
Mt 21,33-43
La Iglesia, nuevo Pueblo de Dios, recibe la piedra angular de su construcción del Padre. Esta piedra es Cristo, muerto y resucitado, el que fue despreciado, expulsado de la viña y al que los labradores de la parábola dieron muerte. La Iglesia recibe de Cristo la piedra que sostiene su vida, su alegría y su amor. La Iglesia radiante, llena de color y luz, sabe que es parte de la construcción del Reino. Una Iglesia pobre, de estructuras sencillas y bombeando vitalidad, sabedora de Quién es el que la sostiene. Si Jesús no sostiene la construcción, todo se derrumbaría. Todo nos ha sido dado para que nosotros no demos más que amor. Releamos la parábola y fijémonos en cómo es nuestra actitud con el dueño, con su hijo y con la viña.
No lo olvidemos, si damos la espalda a Cristo, nos quedamos con el hueco del corazón vacío, porque solo en Cristo reside el corazón de carne que todos necesitamos. Él, además, nos lo ofrece con la gratuidad del don: el don del amor, piedra angular de la Iglesia. Sin ella, se hunde. Con ella, se lanza a amar sin medida.
Cristo, piedra angular, sostén siempre a tu Iglesia. Nos unimos en oración por el Papa Francisco que visita Asís y nos regala una encíclica de fraternidad universal.
Dibu: Patxi Velasco Fano
Texto: Fernando Cordero ss.cc.
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