Entrega a Dios toda tu pequeñez
Mc 12,38-44
La mente de Dios es revolucionaria. ¿Qué es lo que salva, lo que remueve, lo que sana, lo que cambia la lógica de todo? La ternura, la entrañable misericordia de Dios, revestido de viuda, necesitada, pobre que se da a sí misma. Da la ofrenda de su Amor, de todo lo que tiene. Como ella, entreguemos también a Dios toda nuestra pequeñez.
El tejido escondido de la ternura, en la viuda del Evangelio, salva el mundo. Tantos gestos de personas anónimas que se dan a sí mismas, a fondo perdido, por los demás, sostienen a una humanidad que necesita de esta entrañable ternura. Como la viuda, entreguemos a Dios toda nuestra pequeñez.
Dios salva el mundo a través de los más pequeños. La ternura de Dios se despliega por los más sencillos, los que no cuentan. Y, sin embargo, son ellos los que nos muestran el camino para dar la vida hasta el final, dándonos, con la moneda de nuestro amor, como Jesús nos enseñó. Así que, como la viuda, entreguemos a Dios toda nuestra pequeñez.
Dibu: Patxi V. FANO
Texto: Fernando Cordero ss.cc.
Discussion area - Dejar un comentario