Thriller en El Escorial
La intriga política y palaciega urdida por Antonio López, omnipotente secretario de Felipe II, y la princesa de Éboli, viuda de su predecesor, el portugués Ruy Gómez, duque de Pastrana, es sin duda una de las historias más apasionantes del siglo XVI español. Sobre todo después de la excelente biografía sobre manuscritos inéditos debida a la genial pluma de Gregorio Marañón, que se convirtió en un clásico de la historiografía de ese periodo. Además aquella fascinante mujer, que enredó desde al propio monarca hasta a la misma Santa Teresa de Jesús, era ya un suculento personaje cinematográfico, objeto de docenas de libros, recientes novelas y hasta lo que se ha dado en llamar la “ébolimanía”, incluso con alguna página web a ella dedicada.
Se puede decir que dicha trama histórica, a finales del XVI, es por sí mismo un thriller de época. El único intento cinematográfico reseñable sobre la Éboli era la película dirigida por Thomas Young en 1955, La princesa de Éboli, basada en la novela Esa Dama, escrita en 1946 por Kate O’Brien. Se trata de una producción británico-española que apareció con el título original de That Lady. En España se estrenó como la primera película nacional en cinemascope. Esto sucedía en febrero de 1956, con el atractivo añadido, de que se trataba de un film publicitado como provisto de “relieve del sonido estereofónico magnético”. A pesar del reparto de lujo, en el que el papel de la princesa corría a cargo de Olivia de Havilland y el de Antonio Pérez del mexicano Gilberto Roland, junto a la presencia de Françoise Rosay y de Dennis Price, la película no podía ser más tediosa. En el ámbito audiovisual este personaje histórico cuenta además en nuestro país con algunos acercamientos televisivos menores.
Dos tendencias políticas entran en litigio, la de la casa de Alba, diríamos hoy, claramente belicista y partidaria de continuar la sangría en Flandes, que se enfrenta con la casa de Éboli, contraria, también por intereses, a continuar la guerra.
El insaciable y astuto secretario, que además ambiciona el trono de Portugal, en connivencia con la intrigante tuerta Ana Mendoza (la causa de su parche en el ojo sigue siendo un enigma histórico), consigue que sea nombrado su amigo Escobedo como secretario del brillante hermanastro del rey, el valiente don Juan de Austria, gobernador de Flandes.Pero Escobedo se convierte en partidario de don Juan y viene a España a solicitar recursos al rey. Como Pérez ha interceptado y manipulado la información que viene de los Países Bajos a su provecho, para enemistar al rey con su hermano, teme que Escobedo descubra el pastel e intenta asesinarle, primero envenenándolo, y luego, al fracasar, matándolo en una emboscada. Descubiertos como autores del asesinato y corruptos, su crimen será la perdición de la princesa de Éboli y la de su amigo Pérez, que consigue huir fuera de España.
Este es en síntesis el resumen de una conspiración histórica mucho más rica y compleja, que Antonio del Real, autor hasta ahora de comedias mediocres –la última, Desde que amanece apetece (2006)- ha elegido para redimirse como director con la superproducción de su vida, una película que ha rodado en 11 semanas y ha costado 14 millones de euros, además, según asegura, de “el dolor, la fuerza, la soledad, el entusiasmo y el amor al cine” que hay en la película.
El film se inscribe en lo que podríamos llamar el nuevo fenómeno de un “Hollywood a la española”, en el que han surgido intentos como Alatriste o Los Borgia, que pretenden acercarse a superproducciones comerciales para el gran público; tentativa loable, pero que hasta ahora no parece haber dado muy buenos resultados. Quizás por eso y para facilitar su alcance internacional, esta película ha sido rodada íntegramente en inglés con un reparto internacional, un despliegue de localizaciones, y con un guión ideado para alcanzar muy diversas sensibilidades.
En La conjura de El Escorial conviene distinguir entre el periodo histórico que pretende recoger, y su valor dramático.
Hay que decir que el guión es respetuoso con lo esencial de la trama que cuenta la Historia arriba sintetizada, una intriga recogida sobre todo en los diálogos, que resultan bastante pedagógicos para transmitirla eficazmente. Esto es de alabar, porque ese rigor brilla por su ausencia tanto en el aluvión que sufrimos hoy de novela histórica como en muchas recreaciones fílmicas recientes. En particular se trata de una de las pocas veces que se hace justicia a un personaje tan denostado y falseado por la Leyenda Negra como Felipe II, que tuvo grandes defectos, es cierto, entre ellos el de propiciar la ulterior decadencia de España, pero también grandes virtudes como gobernante.
Una de las cualidades más prominentes de este film es la interpretación de Puigcorbé, que, bien dirigido, quizás nos ofrece la imagen cinematográfica más digna y ajustada hasta ahora de dicho personaje histórico. También es adecuada la ambientación, tanto por la elección de escenarios –el director tuvo que lidiar con el Patrimonio Nacional para rodar incluso dentro de la biblioteca de El Escorial- como por el fastuoso vestuario. Quitando algunas licencias, como el baile de máscaras con aborígenes en el que no me figuro al sobrio Felipe II, se puede decir que la reconstrucción del mundo de finales del XVI es una de las mejores aportaciones del film.
La película hace aguas en su dimensión dramática. Pensada como superproducción comercial, introduce los ingredientes necesarios para un producto de esta índole, pero los introduce mal. Quiere inyectarle la faceta lírica a través de la historia de los amores entre el viejo alguacil y la morisca, pero se convierte en un postizo que casi mueve a risa, entre otras razones porque la joven Damiana (Blanca Jara), de físico muy actual, tiene más aspecto de niña bien de la calle Serrano que de criada morisca. Pretende embutir en la narración escenas de capa y espada y persecuciones, en plan mosqueteros, que por lo desproporcionadas y aventureras se despegan del conjunto. Hace alarde de efectismo en los movimientos de masas o en escenas sexy que resultan increíbles, como el primer encuentro de Ana y Antonio en la misa de la catedral de Toledo, con el cardenal como alcahuete; la pasión de un clérigo por un esclavo negro, o la secuencia tremendista del ahorcamiento de Damiana.
Todo ello hace que La Conjura de El Escorial pierda ritmo, sea desigual y en momentos resulte tediosa. No obstante, su conjunto, y sobre todo su valor pedagógico de ilustrar al gran público, no sólo español, sobre un interesante y por lo general desconocido episodio de nuestra Historia, salvan al film, que calificaría de esfuerzo digno con aciertos parciales.
Idéntico calificativo merece la interpretación. Además de la ya elogiada de Juanjo Pugcorbé, sin duda las más atinadas actuaciones son la de Jason Isaacs que dibuja un Antonio Pérez sagaz y brillante; la de Julia Ormond, desenvuelta en la encarnación difícil de la española y compleja Ana Mendoza, y Fabio Testi como duque de Alba. Otro actor internacional, Jürgen Prochnow, luce aquí su cara de palo, como alguacil Espinosa. La menos afortunada es sin duda la de un envarado Jordi Moyá en Mateo Vázquez, sobre todo por su opaco y grandilocuente doblaje. En este sentido la cinta se resiente varias veces del hecho de haber sido rodada originariamente en inglés.
La película cuenta también con una canción interpretada por Ainoha Arteta y con una excelente fotografía de Carlos Suárez, que contribuye a uno de sus mejores logros, no demasiado frecuente en nuestro cine: hacer fílmicamente creíble nuestros monumentos y paisajes, tan ricos en referencias de época; realzar el excelente vestuario, y rendir visibles algunas estampas de nuestro pasado, lo que ayuda a recuperarlo, quizás la mejor contribución de este esfuerzo como productor y realizador de Antonio del Real.
T.O: “La conjura de El Escorial.-P: Antonio del Real , España e Italia2008.-D : Antonio del Real.- G: anuel Mir, Antonio del Real, Juan Antonio Porto y Marta Rivera de la Cruz.-F: Carlos Suárez.-Mon: Teresa Font.-Mus: Alejandro Vivas Puig.- V: Javier Artiñano. –I: Jason Isaacs (Antonio Pérez), Julia Ormond (princesa de Éboli), Jürgen Prochnow (Espinosa), Jordi Mollà (Mateo Vázquez), Joaquim de Almeida (Juan Escobedo), Juanjo Puigcorbé (Felipe II), Blanca Jara (Damiana), Fabio Testi (duque de Alba), Rosana Pastor (doña Juana de Coello), Pablo Puyol (Insausti), Concha Cuetos (doña Bernardina), Anthony Peck (Tiépolo).-Dur: 130 min.-Estreno en España: 5-09-2008.-Dis: Sony Pictures
Fantástica crítica cinematográfica. Completa, rica e ilustrativa. Sería un placer poder leer en su blog con más frecuencia artículos similares sobre estrenos que se avecinan, como la nueva película de Allen. Y una pregunta: ¿le gustaría ver alguna de sus novelas históricas llevada al cine? ¿Cuál sería su director ideal para hacerlo? Ánimo con este interesante blog.