“Zapatero a tus zapatos…”

zapatero.jpg Dicen que en tiempo de crisis reciclamos más y cuidamos más de las cosas, por ejemplo que se llevan más las ropas para arreglarlas a las modistas, o que vamos más al zapatero a arreglar los zapatos. Yo lo de los zapatos es como algo cultural de mi casa, cuando están rotos al zapatero, lo cual ha hecho que en mi barrio este profesional sea uno de mis conocidos, con el que hablo tranquilamente de muchas cosas y me hace entrar más en contacto con la verdadera vida. Pero hoy quiero hablar no de él sino de su hijo; Hace días llegué a la zapatería y aquello estaba cambiado, no solo porque la maquinaria tuviera otra disposición, sino porque el zapatero era otro, mucho más joven, le pregunté por el cambio y me dijo que era su padre que le había pasado a él la zapatería, cogió mis zapatos y mi nombre y me marché, pensando en mi interior  que la vida sigue…y recordando el libro de Saramago de la Caverna con el tema del alfarero y su hijo.

 Hoy he ido a recogerlos, y el hijo me ha recibido con alegría, había hablado con su padre  y al decirle mi nombre, le había informado de mí perfectamente. Conocía mi historia y mis quehaceres profesionales, yo era sacerdote, profesor en dos o tres sitios, vivía con mi  madre, etc.; había funcionado perfectamente la transmisión de memoria, de tal manera que me sentí como siempre en ese espacio familiar de la zapatería.

Faltó tiempo, en este clima cercano, para hablarme de él y de su historia; cuarenta y un años, joven todavía, divorciado con dos hijos de dieciocho años y catorce; comercial desde los diecinueve años, viajando fuera de casa casi todas las semanas, pasando tiempo debajo de los árboles y en los aparcamientos para el horario de los comercios, durmiendo solo en hoteles con la compañía del televisor y del Internet; muy solo y llegando roto a casa donde le esperaban  otras preocupaciones que no era capaz de soportar. Matrimonio roto, una vida sacrificada, con una economía resuelta en el día a día, pero vacío y cansado.

Ahora, tras la reflexión exigida por los fracasos y el cansancio, un cambio total de vida, la zapatería del padre, menos dinero pero más vida, intentándolo con esperanza; reconstrucción de la persona, búsqueda de la paz, de la familiaridad, de encuentro cercano con las personas, del horario humanizado, de la cercanía a los hijos, de la amistad…Y contándolo con ganas y abiertamente. Reconociendo que la ruptura de su matrimonio fue más por cansancio interno que por razones externas o de infidelidad, y queriendo vivir de un modo nuevo.

El hombre, el ciudadano de a pie, sigue buscando los senderos que ya se olvidaron y que llevaban a la fuentes de agua pura y limpia. El sentido de la vida es una sed que no se puede apagar y no vale cualquier  pozo ni cisterna, hace falta el agua de la vida, la que corre y humaniza, la que limpia y refresca… y recuerdo a la samaritana junto al pozo en su diálogo con Jesús sobre el agua, y a éste invitando a beber en una fuente de agua viva: “El que tenga sed que venga a mí  y beba…” y  contemplo sus treinta años en Nazaret… y me huele a la zapatería  en la que he recogido mis zapatos arreglados, como nuevos, brillantes con los últimos toques del cepillo que era del padre, pero  que el hijo mueve con la misma “gracia”  y la misma “cercanía” que él.  Y  siento que el “Padre Dios” me dice: “Pepe, hay que seguir llevando los zapatos al zapatero…” ¡Gracias Padre!

One Response to ““Zapatero a tus zapatos…””

  1. Me alegra tu visión profunda de la vida y tu capacidad de contemplación. Son tantas las historias de la gente sencilla y cercana que podrías ir llenando páginas y páginas… sigue mirando.

    Un abrazo fuerte, y muchas gracias.