“Se acaba la beca: vacío y confianza”

nueva_universidadOs hago llegar la reflexión viva, cercana y creyente de mi amigo Jesús, un joven universitario dedicado a la investigación y con una mirada creyente de la vida. Así lee él su momento actual:

 “La situación la conocéis todos más o menos. En la precariedad de la beca de que disfruto, este año no creo que me la concedan y todavía no se ha convocado nada a lo que pueda acogerme. Esto lo vivo como algo anunciado, pero temido, además de darse la paradoja de que este año seguramente tendría muchos méritos que esgrimir, si me dieran la oportunidad.

 Los espacios de sequía son algo que debemos tener en cuenta en la vida del becario. Están presentes y hay que asumir que, tarde o temprano, llegan. Es de todos conocido que “hay que aguantar”.                                                                                         

La primera reacción que experimento es de cierta tristeza. Sabía que llegaría, pero cuando está aquí lo cierto es que me gustaría que no fuera así la cosa. Me gustaría que fuera de otra manera. No quiero una seguridad completa, ni siquiera una certeza, pero sí una oportunidad, una esperanza fundada de que aún queda algo por hacer. ¡No puede ser que me quede sin nada!

 Analizo las motivaciones que tengo para desear esto: son muchas las ventajas del becario, pero sobre todo me doy cuenta de que no es lo económico lo que más pesa. Pesa el estatus, el estar “con algo”, el ser un poco más igual a los otros becarios… pesa el reconocimiento dentro de la Universidad (¿y tú qué haces? La tesis, tengo una beca)… pero lo económico es lo que menos. De hecho, tengo paro. No me preocupa el dinero, es más el rol.

 Luego miro internamente y evalúo como me siento. A alguno os lo dije. La tristeza deja paso al vacío. Me siento vacío de poder, sin nada. Pobre. Quizá el momento en que más pobre me he sentido. Y es que me quedo sin nada en mi laboratorio, tengo que apuntalar mi motivación de seguir en la tarea sólo por gusto, sólo porque creo en este proyecto y porque la ilusión se dibuja a largo plazo.

 Cuando he recorrido este camino, muy humano, me doy cuenta de que la experiencia de vacío está dentro de la vida cristiana. Confiar en el Padre no por la seguridad de lo económico, sino porque se manifiesta en rostros de confianza humana diarios, en comprensión que va más allá de mis preguntas, en certezas que siempre estuvieron cerca, pero que me costaba ver. Angelines lo vive como un parámetro más en nuestra vida, mis padres hasta con cierta sorna y broma… vamos, que efectivamente estaba dentro del guión. ¿Será que yo no conocía verdaderamente los planes de Dios y los que me rodean sí?

 Al final, lo que me queda es la confianza sin gesto. Seguir desde la convicción de que soy más que lo que tengo y más que lo que trabajo, que mi tarea tiene un valor más allá de lo que me reconozcan, que mi status se mide más por las relaciones que cultive que por los papeles que rellene. Y me siento animado a seguir moviéndome en la uni en todas las direcciones: en la investigación que toca, en la investigación que sueño, en trabajar con dos más, pero mirando el horizonte de muchos, y de otros.

 Y me queda, por fin, el saberme acompañado, comprendido y valorado. Respetado y soportado, corresponsable con mi vida y afortunado, porque yo puedo apostar.

 ¿Qué es lo que vale de la profesión? ¿qué salvaría? Salen muchas palabras, presente y futuro, posibilidad, equipo, trabajo… Porque mientras me ocupo de los papeles del mañana, el hoy sigue corriendo. Y merece la pena aprovecharlo.

Jesús Sánchez. Ingeniero químico y animador de jóvenes estudiantes católicos (JEC) en la Universidad de Extremadura.

One Response to ““Se acaba la beca: vacío y confianza””

  1. Es una reflexión sincera y profunda, que entiendo y comparto desde algunas antiguas experiencias y vivencias. Me pregunto si merece la pena seguir en la universidad y en la investigación en estas condiciones y en este país o merecería más la pena buscar mejores posibilidades en otros (si es posible y viable profesional y personalmente) o en el campo laboral.
    Un abrazo para ti que nos transmites la palabra de Jesús y para Jesús y mi pobre solidaridad en su situación (aunque no le ayude, igual a la de tantos).