“Yo estoy dispuesta… ¿Y Tú?

Una joven evangelizada  por los pobres. Hace diez años que la conocí, era una niña del coro de una parroquia  de  pueblo que llegó a la universidad y aprendió a abrir los ojos, a mirar con el corazón, a juzgar con la misericordia del Evangelio y transformar lo que cabía en sus manos: su universidad, los barrios… y se creyó aquello de que su estudio tenía que ser para los pobres y a favor de ellos. Ahora es una joven profesora, madura, profunda y crítica.  Y yo le doy gracias a Dios por ella  y su vida. Hoy por esta reflexión, esta lectura creyente de lo vivido en este verano.foto  sonia

La mayoría andamos preocupados por nosotros mismos y por las personas más cercanas, no nos paramos a pensar en el ochenta por cierto de la humanidad cuyo anhelo diario es “¿existirá un mañana para mí?”.

Los sociólogos hablan para referirse a este tema del “humanismo indoloro”. Humanismo indoloro que nos hace pasar al lado del indigente que duerme en la calle o que pide en el supermercado y nos parece una estampa normal de nuestros pueblos y ciudades. Humanismo indoloro porque nos dicen que cada cinco segundos muere un niño y no pensamos que podría ser nuestro hijo, sobrino, hermano. Humanismo indoloro porque vemos aparecer noticias en televisión y nos es indiferente y, como mucho, nos atrevemos a hacer zapping si se nos revuelve el estómago. Humanismo indoloro porque vivimos en un mundo que no conocemos, donde el abismo norte-sur crece cada día y donde los países del norte explotan sin piedad a los más empobrecidos. Humanismo indoloro porque cambiamos de móvil constantemente para tener el más moderno y no somos conscientes de que estamos provocando una guerra en el Congo. Humanismo indoloro porque vivimos bajo un techo seguro, dormimos en una cama caliente, no nos faltan alimentos y ni siquiera sabemos qué ocurre en nuestra ciudad. Humanismo indoloro por tantas y tantas cosas…AyabaqNin1

E incluso nos atrevemos a decir que se lo merecen, sin entender que tú has tenido la suerte de nacer en España, pero que otros ese mismo día estaban naciendo en África, Latinoamérica, India,… y con su nacimiento casi fecharon el día de su muerte.

Viaje a Perú

He tenido la suerte de viajar con otros tres jóvenes como yo a Perú este verano acogidos por Antonio, Lolo, Ángel, Mercedes y Glafira (entre otros), misioneros y religiosas de la diócesis de Mérida-Badajoz. Allí no he podido cerrar los ojos, no he podido hacer zapping. He podido ver sin entender cómo en el año 2009 sigue habiendo muchos ciudadanos que no poseen una vida digna, sin agua, sin luz, con un acceso a la educación muy limitado y falto de recursos, sin sanidad para todos… Cómo una mujer y su bebé mueren en un parto normal, cómo existen miles de niños desnutridos mientras a mí me sobran unos kilos, cómo hay tantos jóvenes deseando estudiar sin poder hacerlo porque tienen que cuidar el ganado o cultivar sus campos para poder subsistir (que no existir), cómo…

Y hoy me toca preguntarme sin entender ¿por qué este mundo es tan injusto y desigual? ¿por qué unos vivimos tan “bien” y otros tan mal? ¿por qué, como mucho, nos acordamos de ellos puntualmente en un telemaratón, un mercadillo, cuando les mandamos un contenedor,… y no entendemos que en el resto de nuestro día podemos estar contribuyendo con nuestras vidas –en el trabajo, consumo, uso del dinero, poco cuidado del medio ambiente,…- a que la brecha siga creciendo?

Y hoy también me pregunto, ¿el mundo puede cambiar? ¿puede ser más humano y habitable? Y me convenzo de que es posible pues en estos misioneros y religiosas, en el pueblo peruano y otros tantos pueblos, en el trabajo de las ONGDs aquí y allá,… he visto muchos signos de esperanza. Gestos y vidas entregadas que hacen que el mundo tenga un poco más de sentido hoy. Gracias a todos ellos.

Pero también estoy convencida de que el mundo cambiará cuando los que vivimos en la cara buena de la moneda también pongamos de nuestra parte. Deberíamos replantearnos nuestro trabajo para que sea más integrador, ético y tenga como horizonte y centro de nuestro quehacer diario a los más empobrecidos. Pero también tendremos que cuestionar nuestros estilos de vida para que sean más universalizables: repensar nuestro consumo; el cuidado del medio ambiente; comprar en comercio justo; compartir nuestro dinero; compartir nuestro tiempo como voluntarios en ONGDs, comedores, asilos, hospitales, Centro Hermano,… Apoyar campañas, acciones y ciberacciones –pronto llegará la campaña mundial de Pobreza Cero-.

Yo estoy dispuesta a ponerme en camino porque pienso en Magali, Edwin, Dennis, Segundo, César, Sandra y tantos y tantos.

¿Y tú?

Sonia Fernández Holguín
Militante de Profesionales Cristianos

3 Responses to ““Yo estoy dispuesta… ¿Y Tú?”

  1. Hace poco más de tres años, me enbarque en una historia llamada “JEC” una historia totalmente desconocida para mí, un nuevo espacio de crecimiento personal, de fe, de encuentro… donde por suerte conocía a Sonia.
    Leyendo el post de Pepe, reflexionaba sobre este pensamiento en voz alta que nos hacía llegar a través de la carta de Sonia…un pensamiento en voz alta que no queda indiferente a nadie..
    Hoy me siento afortunado, por eso aprovecho este espacio para dar gracias al Padre, por poner en mi camino a personas como ellas, (comprometida, entregada, dispuesta, amiga, siempre arremangada y con la vista en los más pobres y necesitados).
    Tan solo decir que todo sería más facil desde la visión que ella pone en las cosas…me quedo con su frase “Estoy convencida de que el mundo cambiará cuando los que vivimos en la cara buena de la moneda también pongamos de nuestra parte”, porque yo también creo que todo sería más fácil si todos y cada uno de nosotros pusieramos un poquito de nuestra parte y dejaramos de mirarnos el ombligo.

  2. Antes de conocer a Sonia leí un comentario suyo sobre una fotografía de su primer viaje a Perú, mi respuesta a ese comentario fue: Quien es esta utópica e ilusa cría??? Más tarde cuando tuve la ocasión de conocerla, me dije: Tiene los pies más sobre la tierra que yo misma… Su ilusión: trabajar por los pobres… Su utopía: propiciar el cambio y que ese cambio es posible si todos ponemos de nuestra parte… Está convencida de ello y por ello trabaja… y trabaja sin parar… y nos lanza su mirada… cuestionándonos a todas horas y a todas luces… Y cuando mas tranquila estas… aparece como de la nada… por todos los sitios que se puede conectar… y… nos da esos toques para no quedarnos dormidos y permanezcamos en vela… Y no se te ocurra quedarte indecisa delante de ella… estas perdida… es toda una experta en poner esas banderillas justo donde mas te pica… esas que no te dejan dormir… hasta que cansada de luchar contigo misma… caes derrotada y la dices… Si…Sonia… voy contigo…

    Eso si, ella se pone a tu lado… y te da la mano… y te acompaña… Y yo doy gracias por ello. Bene Galán.

  3. Gracias Sonia por tu reflexión. Gracias por recordarnos que la cobardía de hacer zapping, dar rodeos, o “cerrar los ojos” no soluciona nada, ni siquiera tranquiliza conciencias.
    En ocasiones tambien buscamos justificaciones, pensando que no tenemos la culpa de haber nacido con la suerte de cara.
    Pero si somos responsables de la forma en que administramos los recursos. Unos recursos a los que todos (Norte y Sur )en justicia tenemos derechos.