El estudio según el Reino..(1)

DSC00751 Han sido tres días, un fin de semana, de lujo y esperanza, un grupo de estudiantes y algun profesor universitario con ganas de interiorizar y profundizar en su vida.

El objetivo: evangelizar el estudio. De alguna manera “somos lo que hacemos” y sobre todo “cómo lo hacemos”. El estudio  se puede entender y vivir de muchos ;  el evangelio tiene que decir mucho al respecto. Si alguno tiene  ganas de meterse en este tema de analizar el estudio ahí van algunos de los puntos que hemos trabajado y orado en estos días:

De más sabemos que lo que más nos configura como persona en este momento de nuestra vida es el estudio. Pero podemos situarnos ante él de dos formas totalmente distintas:

–    Podemos hacer un estudio desencarnado, individualista, que tan sólo busque responder a las demandas que formula el mercado. Aceptando los conocimientos que nos transmiten de forma acrítica.

–    Podemos intentar aprovechar todas las posibilidades que nos ofrece la universidad para fraguar el tipo de persona que queremos construir. Así haremos un estudio solidario, comprometido, liberador.

Está claro que tendremos uno u otro tipo de persona según nos situemos en nuestro estudio. De lo que se trata no es de que nosotros pasemos por (y de) la universidad, sino de que la universidad pase por nosotros.

Vamos a continuación a describir estas dos maneras de estudiar desde varios puntos de vista. No se trata de muchas y variadas formas de estudio, sino de dos formas de situarse vistas desde varios ángulos. Queremos ver que tipo de estudio construye a la persona y que tipo de estudio más que construir, lo que hace es destruir.

En general, un estudio constructivo será aquel que nos enseñe a aprender, emprender, sorprender, comprender y reprender.

Estas cinco claves serán transversales en las formas de estudiar que luego expondremos:

1.   Aprender: Esta es la función más evidente del estudio. Se trata de formar buenos profesionales, no tanto a base de adquirir solamente conocimientos, sino aprendiendo las habilidades y las disposiciones necesarias para adquirirlos autónomamente. Saber aprender, ser capaz de continuar aprendiendo y no quedarse con el hecho de haber aprendido un conjunto de conocimientos, esa es mayor aportación que el estudio puede hacer a una persona.

2.   Emprender: Si el estudio nos enseña a aprender, es lógico que se nos despierte la inquietud por emprender, por experimentar, por descubrir, por innovar.

3.   Sorprender: De lo que se trata es de que nuestras propuestas de transformación se planteen como procesos que combinen la opción por una realidad distinta con el conocimiento de las posibilidades contenidas por la realidad actual. La mejor manera de hacer aflorar lo inédito viable de la realidad es haciéndolo realidad ya, aún cuando sea a pequeña escala.

4.   Comprender: Se trata de que el estudio nos lleve a la comprensión profunda relacionada con la empatía y la intercomunicación. Para ello, el estudio ha de contribuir a formar una ética de diálogo, de la responsabilidad y de la humanidad.

5.   Reprender: El estudio ha de formar la capacidad crítica. Tenemos que desarrollar la capacidad crítica ante los conocimientos que nos transmiten, la misma universidad, y, al fin y al cabo, ante la sociedad toda.

 

  • ·¿Qué valores de estos tiene tu estudio? ¿Y el estudio de los que te rodean: compañeros de piso, clase, carrera…?
  • ·¿Ves que en la universidad se favorece un estudio con estas cinco características? ¿Por qué? ¿Qué tipo de estudio se favorece en la universidad?
  • ·¿Demanda hoy la sociedad un tipo de estudiante que sepa “aprender”, “emprender”, “sorprender”, “comprender” y “reprender”? ¿Nosotros mismos estamos motivados por un estudio así? ¿Nos mueve?