“Jueves Santo: fraternidad y entrega”

encuentro-JEC794LA MESA DE LA FRATERNIDAD Y LA ENTREGA

 La semana santa de este año viene envuelta en un discurso y en una palabra que nos interpela a los cristianos profundamente: la palabra crisis. Los analistas nos hablan de que las causas de esta crisis son financieras, económicas, políticas… pero hay quien habla de crisis de valores fundamentales, que pervierte el sistema desbancando a la humanidad de su dignidad y sometiéndola a la reducción finalista de puro objeto de uso y consumo, de productor y consumidor. Desde ahí me gustaría centrarme en el verdadero sentido del Jueves Santo, aunque después volvamos al huerto de los olivos.

Jesús que sabía que iba a partir pronto para el Padre, que de él venía y a El debía volver, quiso celebrar la  pascua con sus discípulos; la pascua es el recuerdo memorial de los judíos de su salida de Egipto, de su liberación del faraón que les tenía sometidos y no les dejaba  vivir, eran objetos suyos, producto de su posesión. El faraón, como todos los sistemas faraónicos, sólo quería mantener su reinado a costa de lo que fuera, para ellos la vida era volver a empezar y dominar. Jesús celebra esta  pascua anunciando su verdadero poder: no el de la fuerza del faraón sino la de la humildad y la misericordia del siervo de Yahvé. Nosotros en este jueves santo volvemos a entrar en el misterio del siervo de Yahvé,  sabemos que la salvación no viene por el poder del faraón del mercado que rompe toda frontera para conseguir riquezas pero que hace murallas para que no se acerquen a él los pobres, a no ser que vengan a servirle y darle la vida a él.  La salvación viene de aquél que se arremanga, coge la toalla, se tira de rodillas al suelo y va lavando los pies de sus discípulos para enseñarles que han de hacer lo  mismo que el maestro, servir y dar la vida, porque la salvación viene por la entrega  desinteresada y amorosa, la que sale de las entrañas del hijo agradecido ante el Padre que sólo quiere hacer su voluntad.  El padre tiene como arma para confundir a los fuertes a los que no cuentan en la vida y en la sociedad,  él se hace fuerte en la debilidad. Por eso Jesús establece como memorial suyo  las manos que parten el pan y sirven la copa de vino anunciando que El Dios de la vida está con nosotros y se entrega radicalmente sin pedir nada a cambio. Así se establece la clave sacerdotal de la existencia, la vida solo encuentra su sentido cuando se da a los demás. 

jesus panAhí está la verdad en la revolución del “lebrillo” en el que se lavan los pies de los cansados y los heridos de la historia.  Los sociólogos cristianos nos lo dicen con claridad dónde está el verdadero Jueves Santo:  la gran riqueza de nuestra sociedad es todo aquello que es verdaderamente gratuito y nace de la entrañas de los que se quieren: el cuidado y educación de los hijos, la relación entre hermanos,  la atención a los padres mayores y deshechos, el trabajo diario, los impuestos pagados con honradez, la vecindad, las pequeñas empresas, la pensiones compartidas, los padres que auxilian a sus hijos en las hipotecas y en sus problemas económicos, las mujeres que cuidan de sus maridos aun cuando son alcohólicos y los animan a salir de ahí, las madres de los drogadictos.. y un largo etc. De lo diario que es lo que realmente construye el mundo y la sociedad. Cuántos lebrillos ocultos, insignificantes, pero fecundos y transformadores, de aquellos de los que no sabe su izquierda lo que hace su derecha. Todos somos fruto de la entrega y la generosidad de los que se nos han dado  y nos han amado, sin ellos no seríamos nada, todos vivimos y respiramos en el clima de la familia, de la amistad y de la honradez… lo pregonamos a voces: “ hay más bien que mal en el mundo”; hay más amor que odio. Hay muchos que están inclinados en la vida lavando pies: desde la familia, desde el trabajo y la profesión, desde la vecindad, la economía, la política, la educación, la sanidad, la empresa…” Hoy mirando la última cena, la celebración que abre el triduo pascual con solemnidad y alegría celebrando el amor de Dios a los hombres y de éstos entre sí, os pido que os detengáis conmigo  en la realidad de Cáritas de Montijo. Cáritas no son unos cuantos, aunque unos cuantos den la vida en ella, se trata de la dimensión sociocaritativa de todos los cristianos, no nos podemos sentar en la mesa de la eucaristía, si no queremos compartir la vida y los bienes con los más pobres como le ocurría a Judas. La mesa de la eucaristía nos llama a la verdadera justicia que se supera en la caridad; hoy como nunca en estos tiempos de crisis el Jueves Santo se vive en la capacidad de una austeridad que sana en el compartir a los que azotan las condiciones precarias de la crisis impuesta, y que sufren de un modo especial los más pobres.

foto_misaSomos lo que amamos y sólo amamos en la medida que hemos sido amados. El amor frustrado, el egoísmo, se hace necesariamente defensivo y violento; el jueves santo nos presenta el hombre realizado en el amor; el hombre según Dios que ama todo pero no se ata a nada para dar la vida. Este Dios de Jueves santo no se manifiesta en el poder sino en la entrega. NO es el éxito el que lleva al verdadero reconocimiento, sino la entrada en el corazón del padre que nos  hace fraternos y nos invita a salir de nosotros todos los días para acercarnos a las puertas de los otros esperando con perdón, misericordia, generosidad y fiesta al hijo pródigo que se ha perdido y  necesitamos darle la vida. Todos esos proyectos de cáritas hoy necesito pregonarlos para  deciros sin duda que la mesa del jueves santo presidida por el amor hecho carne que es Jesús, esta vivo y presente en este pueblo y en esta comunidad cristiana de Montijo. Pregono que desde que está la crisis, en Cáritas diocesana han aumentado las cuotas de lo socios y los donativos particulares y colectivos, benditos los que en tiempo de crisis sienten la llamada a compartir más y ser más generosos, porque sus nombres están inscritos en el cielo. En todos estos proyectos resuenan las frases de aquel discurso solemne en boca de Jesús para hablar de la plenitud del reino del amor:” Venid vosotros benditos de mi padre…porque tuve hambre… estuve enfermo… fui inmigrante… excluido… drogadicto… y cuando lo hicimos? Cuando estabas haciéndolo con uno de los más pequeños…conmigo lo hacías”.

Permitidme también una alabanza de Jueves Santo,  quiero pregonar benditos los pies de los que traen la buena noticia de un trabajo digno para quien lo necesita; benditos los que se esfuerzan por mantener los puestos de trabajos y por agrandarlos, los que se empeñan y sufren para seguir adelante y que no les falte el pan  de la dignidad a sus trabajadores. Benditos todos los que en estas vegas saben del trabajo y levantan la ciudad cada día, recordando el himno de las horas:

 

Tu poder multiplica

la eficacia del hombre y crece cada día,

entre sus manos, la obra de tus manos.

Nos señalaste un trozo de la viña

y nos dijiste: “Venid y trabajad”.

Nos mostraste una mesa vacía

y nos dijiste: “Llenadla de pan”.

 Nos presentaste un campo de batalla

y nos dijiste: “Construid la paz”.

Nos sacaste al desierto con el alba

y nos dijiste: “Levantad la ciudad”.

Pusiste una herramienta en nuestras manos

y nos dijiste: “Es tiempo de crear”.

 

Escucha a mediodía el rumor del trabajo

con que el hombre se afana en tu heredad.

 

cursoY no quiero salir del Jueves fraterno del amor y del servicio, sin pregonar a los que hemos de ser, siguiendo al maestro, profesionales del “lebrillo” en la comunidad a los sacerdotes; cómo no rememorar aquellos que Jesús les pide que sigan haciendo en memoria suya el gesto fraternal de la eucaristía, diciendo sus palabras con el pan y el vino en las manos. Es verdad que estamos envueltos en debilidades, en algunos casos escandalosas  y recriminables, por las que hemos de pedir perdón de rodillas por nosotros y por nuestros hermanos, pero también es verdad que por encima de nuestras debilidades, Dios nos hace instrumentos suyos, para servir en la verdad, consolar, animar, dar el pan de la vida, el perdón de la absolución, la unción de los enfermos, el bautismo salvador  y sobre todo compartir vuestra vida y vuestras ilusiones. Bendigamos en el Jueves Santo la bondad de Dios derramada en los sacerdotes que han sido significativos y que han pasado por las comunidades de vuestro pueblo: los actuales Juan, Pedro, Andrés y otros que lo fueron y que ahora ya sirven en otras comunidades o marcharon ya con el Padre Dios para gozar de la resurrección de Jesucristo. Ojalá siga habiendo jóvenes en este pueblo dispuestos a coger este lebrillo del sacerdocio ministerial en sus manos.

2 Responses to ““Jueves Santo: fraternidad y entrega””

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  2. Hace bastante tiempo me interesan esta clase de artículos, su temática, su estilo y utilidad, así que artículos como este son bienvenidos y consientes de un valor incalculable.

    Saludos.