Juicio.. (4) “Abrir deseos y aspiraciones”
Posted on agosto 27th, 2010 by losada
– Abrir los deseos y las aspiraciones de nuestro interior:
Absolutizamos tanto nuestros deseos y aspiraciones que eso se convierte también en un obstáculo para escuchar con equilibrio y apertura lo que sucede. Nos envolvemos en nuestra mirada afectada, y damos rodeos a los otros y a la realidad, sólo nos interesa la realidad en aquello que me afecta a mí directamente, por eso no somos políticos, asociados, sindicalistas… más bien profesionales sin vida.
- “Lo esencial es invisible a los ojos sólo se ve bien con los ojos del corazón…” (Saint Exupery). Jesús decía: donde está tu tesoro allí está tu corazón. Maria José comentaba: “no cambiaría la persona que soy por un expediente académico mejor”… El buen juicio sólo pueda darse en quien es capaz de no dar rodeo a la realidad, de detenerse y entrar en ella objetivamente, no con un interés propio y exclusivo que te adormece y te impide llegar a sentir la realidad, desde ella misma. Cuando te abres y te dejas sorprender, cuando escuchas la realidad, los ojos se abren más, se iluminan y se empieza a ver lo que antes no se veía. A muchos de nosotros les ha pasado en el estudio, cuando se han parado y han abierto su campo de miras, se han desarrollado sus deseos y aspiraciones, se han llenado de gentes y de sentimientos nuevos, por ejemplo en el modo de hacer el estudio;
hay gente que ha llegado a sentir lo que es un estudio solidario y comunitario y eso les ha hecho más persona y mejores estudiantes, al juntarse dos estudiantes heridos. Abrir la mirada a toda la realidad en todas las direcciones es fundamental.
- Sin pararse y detenerse, sin abrirse en la escucha y universalizarse, sin romper las ataduras de los deseos particulares y las aspiraciones individualizadas no se puede hacer un buen juzgar. Así se hace difícil discernir, separar, calibrar, valorar, y sin esto el juicio va a estar desequilibrado, injusto, apasionado… Las personas que se detienen, se silencian contemplan, se abren, y enriquecen la mirada abriendo lo profundo de su ser, son los únicos que podrán llegar a un juicio auténtico y original sobre la realidad. El juicio que sale de la escucha atenta y profunda llegará a ser verdadero, equilibrado, justo, amable, sincero, pacífico… Este juicio es el que más está haciendo falta en la humanidad y en la vida diaria.
Cuantas veces he escuchado “Lo esencial es invisible a los ojos sólo se ve bien con los ojos del corazón…” (Saint Exupery). Jesús decía: donde está tu tesoro allí está tu corazón”. Ahora que estoy en México, me doy cuenta que aquí esta mi tesoro y también mi corazón.
También es verdad que cuando te dejas llevar por la realidad, te paras a pensar o te abres a los demás tu forma de ver la vida cambia. Cuando yo me he parado a pensar mi forma de estudios ha cambiado. Ha sido un estudio solidario y compartido, he conocido a gente nueva y lo más importante que ha cambiado mi visión, tanto a nivel de estudios como personal…Pero si me centro en esta última dos semanas todo lo que he leído en este artículo tiene más fuerza…Me centro en mi ser estudiante porque es la etapa que me toca vivir ahora en este momento. Quiero resaltar las dos últimas semanas, porque son las que llevo en México. Aquí en México necesitan sacar buen promedio para poderse licenciarse sin tener que pasar unos exámenes, pero sin embargo esta cuestión no le afecta a los estudiantes para hacer un estudio solidario y compartido. Es estos días me he encontrado con muchos estudiantes con ganas de ayudarme,de mostrarse cercano y cariñoso. Gracias a estas personas estos días difíciles han sido más fáciles y también gracias a la ayuda del Dios padre.
Me alegra tu reflexión Nando, tú sabes que comparto tus pasos y tus alegrías. Cuando en el artìculo hablaba de dos estudiantes heridos, lo hacìa pensando en tu experiencia este curso preparando las materias con Inma, y tus reflexiones sobre esa relación estudiantil compartida y solidaria. Vosotros, los jovenes estudiantes, sois una fuente verdadera de inspiración para mí.
“Absolutizamos tanto nuestros deseos y aspiraciones que eso se convierte también en un obstáculo para escuchar con equilibrio y apertura lo que sucede”. “Yo soy yo y mis circunstancias”, decía Ortega y Gasset. Cada uno tiene su propia historia, su recorrido vital que ha ido moldeando sus ideas y su forma de situarse ante el mundo y la historia. Creo, no obstante, que el peligro que impide un juicio sereno no está en las propias circunstancias, de las que no podemos prescindir sin renunciar a nuestra propia persona. No. El peligro está en absolutizar “mis” circunstancias queriéndoselas endosar a todos. La apertura de la que hablas, Pepe, se da cuando intento ver el mundo con “otras gafas” que no sean las mías, cuando tengo capacidad de empatía y logro entrar en las circunstancias de los que me rodean y mirar la vida con las “gafas (vivencias)” que ellos tienen. Entonces, sólo entonces, la vida adquiere luz y color pasando del “monotono” a la policromía. El mundo cambiará, como dices, cuando seamos capaces de ver la vida desde los otros y enriquezcamos así nuestra visión; pero hemos de leer los gozos y sufrimientos de los otros no sólo con una mirada afectiva (con-sintiendo con ellos) tan posmoderna ella, sino efectiva (com-padeciendo con ellos). A mí me sirve mucho de ayuda para meditar ésto un texto de Isaías que se suele leer en Cuaresma. Lo transcribo, aunque es un poco largo. Lo que más luz me da son los “entonces” (texto que subrayo), porque la luz viene cuando se “juzga” al otro desde su misma situación de sufrimiento o gozo:
“El ayuno que yo quiero es este: que abras las prisiones injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las tiranías, que compartas tu pan con el hambriento, que albergues a los pobres sin techo, que proporciones vestido al desnudo y que no te desentiendas de tus semejantes. ENTONCES BRILLARA TU LUZ COMO LA AURORA Y TUS HERIDAS SANARÁN ENSEGUIDA, tu recto proceder caminará ante ti y te acompañará la gloria del Señor. ENTONCES CLAMARÁS Y TE RESPONDERÁ EL SEÑOR, pedirás auxilio y te dirá: “Aquí estoy”. Si alejas de ti la opresión, si dejas de acusar con el dedo y de levantar calumnias, si repartes tu pan al hambriento y sacias al desfallecido, ENTONCES BVRILLARA TU LUZ ENL AS TINIEBLAS Y TU OSCURIDAD SE VOLVERÁ MEDIODIA. El Señor te guiará siempre, te saciará en el desierto y te fortalecerá. Serás como un huerto regado, como un manantial inagotable; reconstruirás viejas ruinas, edificarás sobre los antiguos cimientos, te llamarán “reparador de brechas” y “restaurador de casas en ruinas”. (Isaías 58, 6-12).
Toda una Teología de la acción. Cuando nos ponemos “de facto” en lugar del otro “entonces”, sólo entonces, empezamos a ver la realidad. Y a Dios.
Un abrazo, Pepe.