Mi diócesis afortunada

3diacTres jóvenes de lujo para el ministerio.

No pasa todos los días, y en los tiempos que corren es para coger el texto del profeta y repetir que ni la orza de harina se acabó, ni la alcuza de aceite se agotó. Fue el sábado pasado, tres jóvenes con los que he compartido la docencia de varias asignaturas teológicas en el seminario, daba un paso decisivo al adentrarse en el presbiterio diocesano como diáconos, hasta que reciban el  orden presbiteral  dentro de unos meses. Son  DAvid, Julián, y Paco.  Junto a ellos Fran que se ordenó hace unos meses, y los cinco que vienen empujando detrás con mucha ilusion, Toni, Beni, Domingo, Jesús y José. Son tres jóvenes muy normales, de pueblo, de familias sencillas, de los que se han ido haciendo poco a poco, con una ilusión por vivir el ministerio en una Iglesia abierta que sepa responder a las interpelaciones del mundo actual; Son  inquietos y desean buscar y crear con la originalidad de lo auténtico del Evangelio.

En este sentido, me considero afortunado de estar en un presbiterio que acoge a estos jóvenes, que vienen de sus comunidades parroquiales, normales, sencillos y con ilusión. Es para dar gracias y gloria a Dios,  se tiene que alegrar mi diócesis y se tiene que alegrar también el obispo;  es un lujo contar para evangelizar con tres jóvenes de golpe.

ejercicios 011Hace poco estuvieron,por cuenta propia,  haciendo  la semana de espiritualidad el Prado, buscando conocer los entresijos del estudio del Evangelio como alimento de  la vida propia y para acompañar a otros en el descubrimiento y conocimiento profundo de Jesucristo, con el deseo de  saber leer creyentemente la vida . Eso le pido yo a Dios, que les conceda ese conocimiento interno y profundo de Jesucristo y su humanidad, y que sean estos sentimientos los que les invadan en el ejercicio del ministerio.

Y nada, a lanzar las campanas al vuelo, por la alegría de que tres jóvenes muy normales de nuestros pueblos, Almendralejo, Talavarea y  Valdelacalzada, de nuestras parroquias y de nuestras gentes del terruño, hayan entendido  esta llamada a ser hombres para el pueblo, que sepan darse como buen pan.  Yo lo cuento para que gozéis con esta Iglesia diocesana.

Algo de cada uno de ellos:

Julián Cádiz Rodríguez tiene 24 años y es natural de Valdelacazada. Julián entró en el Seminario Menor con 13 años. Cursó desde 3º de la ESO  hasta 2º de Bachillerato en el Colegio diocesano “San Atón”.

Una vez terminado Bachillerato tomó la decisión, junto a sus formadores, de entrar en al Seminario Mayor, donde ha ido madurando esa vocación y esa llamada que realmente empezó cuando estudiaba 4º de la ESO.

 Francisco Copete Gil también tiene 24 años y es de Almendralejo. Él finalizó su periodo de estudios hasta Bachillerato en Almendralejo. Cuando tenía 17-18 años, como cualquier joven, se planteó qué quería hacer -estudiar una carrera universitaria,…-, en ese momento varias personas le ayudaron y acompañaron dándole consejos y ejemplo. Ahí apareció la figura del cura que le motivó planteándole ¿por qué tú no? Así una vez concluido el Bachillerato en Almendralejo, entró en el Seminario Mayor, donde dice haber vivido “una aventura”.

 David Bueno Franco tiene 24 años y es natural de Talavera la Real. Él entró en el Seminario Menor con 17 años para hacer 1º de Bachillerato. Estuvo dos años en el Colegio diocesano “San Atón” y en ese periodo se plantó muchos interrogantes, le interpelaron muchas personas -formadores, compañeros,…- y circunstancias, y a raíz de ahí decidió dar el salto al Seminario Mayor, con todas las dudas, miedos e incertidumbres que eso supone para un chaval de 18 años. Transcurridos estos seis años afirma sentirse estoy contento e ilusionado con esta nueva etapa y responder a la llamada de Dios a un camino de felicidad en su vida.

One Response to “Mi diócesis afortunada”

  1. Me alegra mucho esa buena noticia para la Archidiocesis de Mérida-Badajoz.Me alegra porque dada la escasez de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada,ellos y otros jóvenes son la esperanza y el futuro para la Iglesia Católica y su labor pastoral,social,evangelizadora y caritativa.
    Yo asistí en Cáceres a comienzos de este verano a una ordenación sacerdotal en la Concatedral de un antiguo seminarista conocido mío que ya se ordenó diácono el año pasado y en mi primer año en la JEC,después de mi primer campamento veraniego asistí a la ordenación de Mario Corrales.
    Haber presenciado esas ordenaciones me emocionó mucho pues la Iglesia está hoy muy necesitada de jóvenes sacerdotes que sigan la labor para la que Jesús los llamó,nos sigan dirigiendo en nuestra vida espiritual para crecer en la fe y ser santos y sigan ayudando a los más necesitados.
    Me alegraría tanto que algún familiar mío siguiera esas llamadas de Jesús al sacerdocio o la vida consagrada.