El arciprestazgo: fraternidad presbiteral
“Fraternidad sacerdotal, ontológicamente afectiva y afectivamente ontológica”
Ayer fue unos de los días de celebración existencial en medio de lo cotidiano y lo sencillo. Los compañeros sacerdotes del arciprestazgo andamos cada uno en nuestras tareas de cada día, tenemos conciencia de que la misión es la misma, trabajamos para el Reino, pero sabemos que el Padre ha repartido tareas, campos, pueblo y ahí andamos, intentando ser fieles en lo poco para no perdernos la fiesta y el banquete de la plenitud con toda la historia y con todos los hombres nuestros hermanos, esta es la razón por la que decidimos un día ser prebíteros en medio del pueblo de Dios.
Cada mes nos toca encontrarnos con el ánimo de compartir, fortalecernos y acompañarnos personal y comunitariamente en las tareas ministeriales. Normalmente son reuniones articuladas, desde el orden del día que nos envía electrónicamente el secretario D. Juan María, con contenido formativo yde reflexión, de coordinación de tareas, de oración y de mesa fraternal compartida servida con cariño,esmero y profesionalidad de las monjas de Gévora, que saben ejercer la hospitalidad como el posadero de la parábola del Buen samaritano. Pero ayer nos permitimos el lujo de vivir la fraternidad ontológica de la que nos habla nuestro obispo, pero subrayando la afectiva, porque la verdad es que no sabemos muy bien distinguirlas, fue el día dedicado al descanso, al gozo del encuentro gratuito y festivo de personas que tenemos en común el espíritu de la vida ejercida en el ministerio con el deseo de vivir la caridad pastoral. Nos fuimos de la ciudad al ámbito rural, ¿por qué será que nos gusta tanto “Nazaret”? En este caso Cheles. El camino un gozo, la niebla levantándose, el sol acariciando la dehesa extremeña con las encinas, las jaras y lo sembrado que brota alumbrando la esperanza de que el fruto llegará. Los coches llenos, nosotros que estamos muy a acostumbrados a ir solos, y hablando, recordando la anécdota graciosa del día que nos encontramos todos los curas en Villafranca con una intervención estelar del compañero Antoni GArcia Moreno, que celebra sus cincuenta años de ministerio, cantando, ironizando con suavidad, compartiendo los últimos datos del estudio de los jóvenes que hace SM.. .Todo un gusto de encuentro y de sintonía sin pretenderlo ni forzarlo, vamos que a la hora de analizar no va mucho de la parroquia de Paco Maya a la de Mateo, lo que hace un buen día y una buena niebla.
Llegamos a ese pueblo entrañable, donde gocé mis primeros dos años de sacerdocio, siendo el hombre más felíz del mundo. Saludamos a la gente de la calle. Y nos recogimos en el templo parroquial, cuidado excelentemente. Allí nos reunimos todos, catorce hermanos y nos pusimos ante el sagrario en la capilla de la virgen de la Luz, donde yo, treinta años atrás, hacía hablar a las abuelitas que iban a la misa diaria para que las peticiones fueran desde sus vidas, yo tenía entonces veintitrés años, ¡lo que me aguantaron y me quisieron!. La oración nos la sirvió Juan de la Rosa, el parróco de Santo Domingo, un Paul auténtico en los que no hay engaño alguno ni miedo. El tema de la cruz de los jóvenes para sintonizar con el momento diocesano y la lectura de un texto de San Anselmo, para quitarle el hipo a nuestro hermano Ricardo Cabezas, Cristólogo de pro, que le gusta eso de la teología apofática. Una oración compartida,con salmos,himnos y cánticos inspirados, que los entonaba nuestro querido Emilio, con su compañero de tareas Antonio Maqueda, y matizado por el tono de Demetrio Muñoz. Tras ese encuentro filial con el padre en la cruz de Jesúcristo y en la alegría del Espíritu, pasamos a la Bodega – no dejen de visitarla si vienen por estos lares, además un hotelito rural al lado del pantano de Alqueva, segundo mayor de Europa – allí nos esperaban Charito y RAfa, matrimonio ejemplar, que sabían que íbamos y nos habían preparado una mesa apostólica, con brasero de picón, que calentaba el alma y el cuerpo, acompañado de un vino extremeño de la zona de Olivenza que es de lujo, y se asentaban unos platos de ibérico y de queso, de esos que como decía nuestro obispo anterior te ayudan a entender eso que dice el salmo de la “enjundia y la manteca”, CArlos Correas el parroco Salesiano que todavía no conocia esta enjundia con su cámara en activo iba alumbrando con el flash todos los misterios que allí poco a poco se iban revelando, e iba asintiendo con un credo firme y creciente, al que asentían tanto Pedro Rogríguez como Pepe Espino que también entiende lo bueno. Alli vinieron los espárragos, el revuelto, el bacalao dorado, la presa iberíca, el consomé, el flan… de locura, y Carlos Torres que es la nueva adquisición en el arciprestazgo confirmando que tode este proceso de compartir fraternal es transversal en la libertad religiosa que defiende el derecho canónico, o sea, todos de acuerdo. Pero más que eso de la comida copiosa, era el ambiente festivo, distendido, familiar, alegre, gozoso, gratuito lleno de hilaridad y de cariño, sabiendo que todo merece la pena, hasta comprar unos cupones al señor del pueblo que llega y los ofrece con timidez, pero que se anima según ve que nos ponemos de acuerdo y le compramos unos cuantos (nº: 08941 y 23705) con risas y fiestas. Y en medio de todo esto gozando de Pepe Cerrato, un compañero que hacía tiempo que no veíamos, que había pasado un buen achuchón y ayer le habían dado el alta yestaba descansando con la familia del restarurante, ah el párroco del PUeblo , Mariano que llegó a los postres.
Qué sencillo y que importante, poder estar, gozar juntos, alegrarnos, reirnos de lo pequeño y lo tonto, y decirnos que merece la pena estar en el entramado que estamos, donde hay dificultades pero hay sobre todo muchas razones para la esperanza. SAbemos que vamos a caminar juntos que nos necesitamos y que son muchos los que quieren nuestra fraternidad para poder enriquecerse de nosotros. Va mos que estamos dispuesto a una fraternidad ontológicamente afectiva y afectivamente ontológica: ¡Ahí queda eso, para los exégetas y escribas, que ahora resulta que Pagola, lo ha hecho muy bien!
P.D. Que conste que nos acordamos de todos los hermanos que no estaban presentes, especialmente de aquellos que no lo hacían por motivos de enfermedad.
Muchas gracias, Pepe, por propiciar con tu artículo la prolongación del grato encuentro que vivimos el magnífico equipo sacerdotal del arciprestazgo de San Juan Bautista en Cheles. Un abrazo. José Espino.
Genial, Pepe, estuviste genial en la reunión y tu reflexión es profunda y oportuna. Ojalá lleguemos un día a la unidad en la diversidad. Yo lo digo más a la pata la llana en mi blog: http://visperasdena.blogspot.com
La poesía, como el pan de cada día…
TE HAS DE ENCONTRAR
Tarde o temprano
te has de encontrar.
No sigas siendo un extraño
en tu heredad.
Vuélcate sobre ti mismo,
abierto de par en par.
Sólo quien sabe enfrentarse
descubrirá la verdad.
Solamente quien se acepta
acogerá a los demás.
Sólo encuentra a Dios oculto
quien sabe buscar.
P. Casaldáliga.
Pues si somos capaces de comer juntos, también seremos capaces de encontrarnos, y descubrirnos, y perdonarnos…y segir buscnado…