Apunte de resurrección (5)

Emaus_16CLAVES PARA LA COMUNIDAD DEL RESUCITADO

Esta mañana he estado trabajando con Mariángeles e Inesu, del equipo permanente de la JEC, unas cuestiones previas para un encuentro de movimientos de Acción Católica, sobre la segunda nota de la misma acerca del “protagonismo laical”. En mi diócesis se está llevando a cabo un proceso en que se proclama que es la hora de “despertar el laicado”. En el fondo todos estamos buscando qué iglesia para este mundo, asignatura siempre presente en el tema de la evangelización; he recordado que el candidato a presidente de la JUnta de Extremadura por el partido socialista a comienzo de campaña daba un decálogo de cómo deberían ser los políticos en esta etapa crucial, yo me atrevo también a proponer algunas claves en decálogo para nuestro ser cristianos hoy, y ahí entramos todos, obispos, laicos, curas y frailes:

“otra iglesia y otro mundo es posible”

Solos los cristianos auténticos devolverán a Dios al mundo. Esta labor sólo es posible si desarrollamos una verdadera mística, una espiritualidad laical que se mueva desde el Espíritu y penetre en el mundo alentando una comunidad eclesial con vida que venga de lo alto y estando en medio del mundo con la secularidad propia de Jesús de Nazaret, que se hizo uno de tantos. La sensibilidad evangélica  aportará  una nueva motivación teológica a la tarea de dar sentido a la historia y al mundo de hoy.

 La espiritualidad laical  es más una manera de “estar” que de “hacer”, aunque ambas facetas broten del mismo impulso de la fe. Somos más dados a dar importancia a qué “hacer” que a cómo “estar” y situarnos en el mundo. Y, sin embargo, la presencia del Espíritu se reconoce sobre todo porque nos sitúa como Jesús en un compromiso que compartimos con otras muchas personas que se comprometen. ¿Cómo “estar” según el Espíritu en el trabajo por un mundo con sentido y esperanza? ¿Cómo estar para que Dios sea asequible   y se haga pregunta profunda en el ser humano?

DSC013021.-  Mi casa: “Estar en la vida”. Las grandes declaraciones, los principios grandilocuentes, se verifican en la vida cotidiana y normal. Estamos llamados a descubrirnos en lo pequeño y en lo diario de nuestras vidas, en nuestro “Nazaret”

2.- Mi pueblo: “Estar inseparablemente como hijos/hijas y como hermanos/hermanas”. El Espíritu nos des-centra y ensancha.

3.- Con los últimos: “Estar abajo”. Con los débiles, los pobres, las víctimas. Los derechos humanos son ante todo los derechos de los débiles.

DSC_02364.- Para incluir y rescatar: “Estar próximos”. Compañía, proximidad, ternura, es lo primero que podemos aportar a quienes están ex-cluidos y des-moralizados, lo que puede sanarlos más radicalmente.

5.- Denunciando: “Estar resistiendo al mal” con el bien. No somos ingenuos, “espiritualistas” que no tocan tierra. El trabajo  por los demás adquiere carácter de conflicto y de lucha, porque son fuertes los poderes que oprimen.

6.- Alegrando: “Estar en esperanza”. Los dolores de la humanidad, no son de muerte, sino de parto. manos pintadasEsperamos la “libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Rom 8). Todos los hombres, independientemente de su situación, tienen derecho a la esperanza y nosotros queremos ser testigos de ella, aunque fracasara la utopía de lo humano.

7.- Desde la comunidad cristiana: “Estar en comunidad significativa y modesta”. Con frecuencia hemos hecho de la Iglesia, de las comunidades religiosas o cristianas, comunidades instrumentales: existirían como plataformas para la misión, valían por lo que hacían. Ser comunidad es más profético que actuar sólo desde la plataforma de la comunidad.

8.- Lectura creyente: “Estar en contemplación y agradecimiento”. Sólo desde la lectura creyente y profunda que nos ayuda a mirar la vida desde el Padre seremos testigos auténticos del Evangelio y gozaremos de nuestro ser y hacer en el medio del mundo como Iglesia de Cristo y como hermanos de todos los hombres, especialmente de los más débiles y necesitados de las   buenas noticias de Dios.

rompecabezas_2_copia9.- Señalando: “En los pequeños signos del  Reino”. El reino ya ha comenzado, el dedo de Dios ya está actuando. Y nosotros estamos tocados por su gracia, sabemos dónde está su espíritu y lo señalamos continuamente, sabemos que Dios cada día nos da un trozo de pan resucitado para que alimentados podamos seguir avanzando  con los signos de su presencia  en medio del mundo.

10.- Universalmente: “Por todo el mundo”. Nuestro Dios le pertenece a toda la humanidad  y no podemos, ni debemos retenerlo, como algo propio, El quiero estallar en el corazón del mundo y  a nosotros  nos ha toca en suerte llevarlo a todos los espacios y ambientes en los que nos movemos, y en los que se  está reclamando su presencia y su sentido.