En medio del mundo

JEC: MISIÓN Y ALEGRÍA

Entre “notas” anda el juego. Hace años que las campañas de la JEC hablaban de esta temática: “Vamos a dar la nota”,  “los exámenes a examen”… Este año en la universidad  vuelven sobre esta cuestión, planteando cómo se entiende la evaluación en el nuevo sistema  de  la convergencia europea  de estudios superiores a partir de Bolonia.  Ayer al salir de la eucaristía en la parroquia, estaban allí un grupo de jóvenes que ya se confirmaron el curso pasado, estaban con su animadora, Verónica, que por motivos de trabajo se marcha a Lanzarote dentro de unos días, se despedían de ella, pero también querían, sobre todo ella, conectarlos con el movimiento de JEC para  que siguieran su procesos  de crecimiento como personas y creyentes en el compromiso vital de su ser estudiantes y jóvenes. Unos eran de bachiller y la mayoría universitarios: ingenierías,  ciencias de la salud, derecho… ¡majísimos todos y alegres¡ y hablaban de la selectividad, de las notas de corte, comenzar una carrera y después pasar a otra con la mejor calificación obtenida en Septiembre,  y así hacer lo que realmente quieren.

Allí  mismo recordé y sentí gozo  por el fin de semana último   en Pozuelo, en la casa de Emaús,  celebrando la comisión general de comienzo de curso  de este movimiento de estudiantes cristianos. Se encontraron casi una treintena de jóvenes  entre dieciséis y treinta años, junto a algunos animadores y consiliarios.  En el orden del  día iban cosas distintas y entrelazadas:  revisión de la asamblea celebrada en Julio en Salamanca con el lema “tu estudio crea cultura, implícate”, la reflexión sobre la participación y vivencia en la JMJ, la priorización de las líneas de orientación marcadas en la asamblea y la aprobación última de todas ellas, la economía del movimiento, y lo que era más importante, la planificación general para este curso, con su objetivo general y los específicos, adaptados a cada etapa, la  de institutos y la de universidad y graduados.

Venían de e institutos, últimos curso de ESO y Bachillerato,  y universidades, facultades distintas, de diócesis variadas (Valladolid, Salamanca, Palencia, Badajoz, Cáceres, Plasencia, Madrid, Bilbao…), de pueblos y ciudades.  Jóvenes marcados por un proceso creyente  de autonomía y protagonismo, que  les ayuda a discernir qué quieren y por dónde deben ir en estos momentos.

A la   hora de la acción lo tuvieron claro en la elección de sus campañas, los más pequeños quieren vivir  y sentir que las cosas, aunque sean pequeñas en lugares pequeños, se pueden cambiar y  cómo lema, siempre son los más creativos, se impusieron para la campaña: ¡Y tú ¿tienes cambio?¡ Universidad quiere reflexionar sobre el nuevo modo  de estudiar y de evaluar que llega con el proceso Bolonia, y los graduados quieren adentrarse en  estos momentos en lo que es la “verdadera indignación”, lo que nos tiene que doler a los cristianos en la situación actual del mundo y en la crisis que estamos viviendo.

Pero quiero destacar   la opción que tomaron ante el encuentro estatal que celebrarán este año en  la semana  Santa,  viviendo juntos el triduo pascual; se plantearon el rostro de Iglesia y de creyentes que  el mundo, especialmente el juvenil, necesita hoy, y tras valorar todas las líneas que se descubrieron en la asamblea de este año, subrayaron y  optaron por la necesidad  de una iglesia que sepa transmitir  alegría, que sea realmente una buena noticia del que es la Buena Noticia, de Jesús de Nazaret.  Me gusta que los jóvenes crean que desde su ser iglesia, su ser estudiantes, hoy podemos y debemos lanzar el mensaje del evangelio, con el testimonio claro y explícito, que es misión de la Iglesia, especialmente de sus estudiantes cristianos,  el “poner una “NOTA” de alegría…” en medio del mundo.  O sea, lo esencial de la  proclamación del Evangelio: “Dar una buena noticia que alegre el corazón de la humanidad, especialmente  a los que sufren”. No  estaría mal el lema para toda la iglesia española.

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