Pedro y Celia: A jornal de gloria…

“No se oculta una vela debajo del celemín sino que se pone en lo alto para que alumbre a todos los de la casa…”

El  último domingo del tiempo ordinario, en paralelo con los primeros domingos de Adviento  en los que celebramos el día de los “sin techo”, nos proponía la clave del Reinado de Cristo, fiesta de Cristo Rey, al  presentarnos la liturgia eucarística el texto de Mateo en el capítulo 25 , con ese diálogo  directo  y práxico: cuándo te vimos  hambriento, sediento, desnudo, en la calle, enfermo, en la cárcel…. y esa respuesta clara y diáfana.. cada vez que lo hagáis con uno de los más humildes de los hombres (mis hermanos) conmigo lo hicistéis. No hay duda que la mejor ortodoxia pasa por la buena ortopraxis;  nos salvamos por la fe, “el que cree tiene ya la vida eterna”, pero ésta se verifica en en el  amor, “Venid vosotros benditos de mi Padre porque…” La fe y el amor van unidos y se verifican mutuamente.

Esto es lo que yo he visto en personas como Pedro Herrera y su esposa Celia. Recuerdo un día que aparecieron estando yo en el seminario, entonces eran desconocidos para mí, para proponerme ser consiliario de un nuevo grupo de matrimonios que se iba a iniciar en el movimiento matrimonial  de los Equipos de Nuestra Señora; se trataba de una reunión mensual, poco más…etc… En eso me engañaron. Ellos pilotaron este equipo y desde entonces establecimos lazos de fraternidad creyente y por lo tanto de verdadera familiaridad, sí lazos de fe y de amor. Les he seguido y sé de sus trabajos en educación , de sus hijos y nietos, de sus  múltiples madres y padres, de su vivencia de la fe en comunidad, tanto dentro del movimiento como en otros espacios eclesiales… Siempre con un discernimiento de espíritu y con un equilibrio, que ha sido fuente de paz para muchos y de consuelo para todos.

Ahora que están jubilados, que les tocaba descansar, no pueden. El “celo de la casa de Dios les devora”, ellos han entendido que la humanidad es la casa de Dios, y que la vida se celebra y se goza dándola, y no pueden estar quietos. Ahora su campo de batalla está siendo ese eje vertebral de vivencia de la fe en la Iglesia que es la caridad radical ejercida en favor de los últimos, y ahí los tienes: Pedro de Director de todo lo que se refiere a los transeúntes en Cáritas Diocesana, y ella detrás para que Pedro esté de pie y se mantenga haciendo verdad en este caso que detrás de este gran hombre está su mujer. Bueno, no sé si detrás o delante, porque ella calza largo y transmite mucha, mucha paz.

Yo los quiero y los admiro, puede haber cosas en las que no pensemos igual, pero sus sentimientos  los comparto  radicalmente y los admiro, a la vez que los deseo.  He pasado y vivido bastante con ellos y no quiero renunciar a esta relación que me la ha concedido el Reino de Dios y con la que me ha enriquecido sobremanera. Y hoy no puedo menos que dar gracias por Pedro y Celia, dos obreros de la mies del Señor a tope, que han  llevado muy lejos aquello que en su movimiento ENS se decía:  “no somos un movimiento de acción pero sí de gente activa”;  no sé si entendí bien esa frase a sí dicha, yo le ponía mis peros en posibles interpretaciones, pero viendo la vida de estos dos ejemplares me da igual la formulación del mismo, gente como Pedro y Celia, son los que hacen falta en el mundo y en la Iglesia. Yo doy gracias por ellos, y por este enlace que os pongo aquí, del periódico regional de Extremadura (http://www.hoy.es/v/20111205/badajoz/pobreza-solo-economica-20111205.html), donde una vez más, por la lógica del evangelio tras muchos años de ocultamiento en Nazarat, la luz se pone en el candelero para que alumbre a todos los de la casa, incluidos clérigos (entre los que me incluyo)  y obispos ( a lo que todavía no he llegado, jejejeje)  y me remanso y me solazo, con esa oración que seguro que está en el corazón de Pedro y Celia:   “QUE A JORNAL DE GLORIA, NO HAY TRABAJO GRANDE”

 

One Response to “Pedro y Celia: A jornal de gloria…”

  1. Como siempre, genial tu blog. Me alegro de conocer a Pedro y a Celia, y de que el Señor nos ponga por delante ejemplos para iluminar nuestra s vidas, como son ellos