“En su casa…” ¡No está!

Compartir los bienes  y estar en comunión  es lo que hace Enrique cuando ante cada tiempo fuerte de la liturgia y   acontecimientos  de la vida, como comienzo o final de curso, nos envía materiales para orar y celebrar con un mismo espíritu, especialmente para los que nos movemos en la pedagogía de la acción y de la fe dentro de la acción católica  general y especializada.  Ahora ya estoy  utilizando este material de cara a la navidad, ayer fue con mi grupo de profesionales cristianos con los que comparto camino, tuvimos una oración compartida desde la vida al hilo de este guión bien trabajado, que quiero compartir con vosotros para  unirnos en una oración  profunda y viva.

 Oración de Navidad

Tu rostro buscaré Señor…

 Nos ambientamos:

Orar significa buscar, desear un encuentro. Nuestra oración de hoy, como toda verdadera oración, consiste en provocar la búsqueda de Dios.                                                                      

 En la oración de preparación a la Navidad y dentro del marco de la nueva evangelización, queremos reconocer que no siempre buscamos a Dios donde él nos espera. El problema no está en “la ausencia de Dios” en una sociedad secularizada, sino la “ausencia de encuentro con Dios” dentro de la misma Iglesia. A veces buscamos donde creemos que puede estar –en tantos y tantos montajes religiosos y superficialidades de todo tipo-, pero no está. Dios siempre nos sorprende. Ya lo hizo aquella noche en Belén naciendo donde nadie esperaba que naciera. Y lo sigue haciendo hoy cada vez que nos empeñamos en encontrarnos con Dios fuera del establo de las afueras de Belén.

En este momento de oración no vamos a indicar dónde encontrarlo. Sabemos dónde nació y cada uno tendrá que concretarlo. Lo que vamos a señalar va en dos direcciones: dónde no encontrarlo y quién nos puede hablar de su presencia. Quizás ello oriente mejor nuestra búsqueda.

  ¿Dónde no le encontramos?  

 ¿EN SU CASA DE NAZARET?… ¡NO ESTÁ!

                                       Sería el primer lugar donde buscaríamos a un recién nacido de aquella época: en su casa, acurrucado al calor de su madre, rodeado de parientes y vecinos. Y sin embargo, Jesús no nació en su casa. Por mucho que fuera la patria chica de su padre. El hogar propio es el mejor lugar para nacer y para morir, y a Jesús se le privó de ambas cosas. Dios asume la calidez que significa el hogar propio, pero su proyecto está más allá de Nazaret.

 El proyecto humano, para un  Militante Cristiano, significa salir de nuestra propia casa, de nuestras comodidades, de nuestras seguridades. Podremos adornar nuestras casas y templos  con bonitos belenes, pero el belén auténtico empieza a partir de la puerta de nuestra casa o del porche del templo. No son tiempos de quedarse en casa, o dentro de los cuarteles de invierno de la iglesia, no es tiempo de refugiarse, sino de arriesgar, de cruzar la calle, de hacer pueblo en las plazas, en los distintos ambientes, de unir nuestras fuerzas con las de otros vecinos, con otros pueblos, con la humanidad entera. Nuestro hogar no es otro que el grito de los que no lo tienen. El calor de nuestra camilla al brasero o de nuestras liturgias preciosistas no puede adormecernos, porque en ello, no encontraremos al recién nacido.

One Response to ““En su casa…” ¡No está!”

  1. Anoche vi a la Sagrada Familia llorando por su Hijo Crucificado en la persona de Pedro Alvarez. Unas mil personas arropamos a sus padres en una manifestacion que recorrio el centro de Barcelona al grito de “la policia tortura y asesina”.Hace ya 19 años que Pedro Álvarez, un joven trabajador nacido en Barcelona, fue asesinado. Un desconocido, tras una discusión de tráfico, le disparó un tiro mortal en la cabeza. Los hechos sucedieron en la Avenida de Catalunya de l’Hospitalet en presencia de la novia de Pedro y de una acompañante del asesino.

    A las pocas horas del asesinato un sospechoso fue detenido. Se le identificó como un agente de policía adscrito a la Brigada de Seguridad Ciudadana. Al cabo de siete días fue puesto en libertad utilizando como pretexto la falta de pruebas concluyentes.

    Desde entonces la familia y los amigos y las amigas de Pedro no hemos dejado de reclamar que se investiguen los hechos, que se haga justicia y que, en definitiva, se apliquen las leyes democráticas que debieran defender a la ciudadanía frente a las violaciones de los derechos humanos elementales.

    Sin embargo, después de casi 19 años de requerir a los ámbitos administrativo, político y judicial que impulsen la administración de la justicia, éstos no han sabido (o no han querido) hacer frente, en virtud de la aplicación de todas las garantías legales, a la resolución del asesinato de Pedro Álvarez.

    De momento, el crimen ha quedado impune y el asesino de Pedro Álvarez campa a sus anchas, en libertad, y con la única preocupación de que el tiempo borre todo rastro de su responsabilidad, hasta que el delito prescriba legalmente.

    Frente a esta indefensión, junto a la angustia, la desesperación y la rabia, coexisten en la familia y en los amigos y las amigas de Pedro la exigencia de justicia y la lucha para que se condene al culpable.

    Por si esta situación no fuese suficientemente espantosa, el policía, y el entorno que lo respalda, han creado una falsa trama apoyándose en argucias legalistas e intentando invertir la situación girando los hechos contra las víctimas. Es decir, tratando de convertir a las víctimas en victimarios; a los inocentes en culpables y a los culpables en inocentes.

    Juanjo Álvarez, el padre de Pedro, ha tenido que ir haciendo frente a toda una serie de denuncias y de acusaciones muy graves que ha interpuesto contra él, nada más y nada menos, que el presunto verdugo de su hijo. Tras ser éstas aceptadas a trámite en los juzgados, Juanjo ha sido imputado con varios cargos por delitos de amenazas, delitos de injurias y delitos de obstrucción a la justicia

    Unido al dolor insuperable que causa la pérdida de un hijo, más aún cuando se produce en unas circunstancias tan aterradoras, el padre y la madre de Pedro Álvarez han tenido que soportar la inacción de la justicia.

    Queremos manifestar nuestro más profundo rechazo a la arbitrariedad, a la parcialidad, a los abusos de poder, a los tratamientos privilegiados, a las inhibiciones, a las renuncias y, en definitiva, a la falta de investigación y de justicia. Reclamamos una justicia igualitaria, que trate a todas y a todos con el mismo rasero, y en consecuencia, denunciamos un sistema que apoya la impunidad aplicando criterios de justicia selectivos y estableciendo categorías excluyentes: la categoría de los que son vulnerables a la ley y la categoría de los que son inmunes a ella.

    ¡No a la impunidad!

    ¡Exigimos el esclarecimiento del asesinato de Pedro Álvarez!

    ¡Apoyo y solidaridad!
    Para mas informacion: http://www.plataformapedro alvarez.com