El oficio de casar…

Diálogos  y encuentros de preparación con los novios

Una de las funciones ministeriales es la asistencia a las celebraciones matrimoniales de los fieles.  Se trata de un oficio que en mi experiencia está más llena de gozo y de satisfacciones personales y ministeriales que de carga; a través del encuentro con las personas de cara a preparar su celebración del matrimonio cristiano se han propiciado procesos, relaciones, amistades que me han enriquecido enormemente. Algunas veces para alegrarme y gozar con todos aquellos con los que he recorrido caminos de vida y de fe, que los ves madurar y dar un paso  de compromiso creyente adulto y maduro  al acercarse al altar, pero otras personas que por primera vez nos encontramos y a partir de ahí surge una relación humana, a la vez que creyente  y de acompañamiento  apostólico que me llenan de vida, ánimo e ilusión. Últimamente, en las dos vertientes estoy viviendo y descubriendo  bastante, será que con esta edad mía  y el trabajo realizado va siendo momento de ver las uniones de militantes cristianos, de alumnos  de la universidad, así como de los hijos de los padres que son de mi edad y con los que he compartido camino  de vida cristiana en movimientos y parroquias.

 La celebración que estoy ahora preparando, es de una pareja que  los conocí por primera vez hace aproximadamente un mes, hija de un profesor  universitario, me pedía que les acompañara  y les ayudara para preparar su enlace sacramental; ellos ya venían informados de mi persona y “leídos” , pues según me contaron habían buscado en internet y habían leido  bastantes post de este blog.  Tuvimos una conversación larga en la parroquia primero, y tomando un café después, sin prisas y con ganas de conectar y ver intereses  y sentimientos.  Ellos viven fuera, en Sevilla, y vienen una vez al mes, aprovecharemos para ir preparando la celebración cada vez que vengan, pero internet  y el correo electrónico nos servirá para ir alimentado y reflexionando esos encuentros. Y eso es lo que quiero compartir, suelo utilizar un esquema básico de reflexión  con las parejas de cara al sacramento, con la finalidad de una reflexión compartida entre ellos y conmigo de lo que se va a celebrar, pero metiéndonos  a fondo  en sus vidas, en sus procesos, y en los descubrimientos de su ser pareja y de su futuro proyectado y soñado, con el interés de poder hacer una lectura creyente que haga del sacramento un “signo visible y efizaz”  del amor salvífico de Dios. Os doy aquello que es el hilo de las conversaciones de un cura con una pareja de novios a los que va acompañar de cara a la celebración de su matrimonio, por si os parece curioso:

 LO QUE SOMOS:

“No somos sin los otros, por eso no hay yo sin nosotros”

Y esto tanto en el punto de partida, en el pasado, en el presente como en el horizonte y en la perspectiva de futuro. Por eso es muy interesante saber descubrirnos y ponerle nombre a todo lo que nos ha hecho personas, y ahí está todo el contexto de lo recibido, de lo amado, de lo compartido:

¿Quién y qué nos ha aportado?

La base fundamental:

Las familias de origen, en las que hemos sido acogido, acompañados y en las que hemos crecido por dentro y por fuera, en sabiduría y en gracias:

–       Los padres: las referencias y claves fundamentales que hemos recibido y experimentado  como personas y como pareja, matrimonio, familia.

–       Los hermanos  con los que hemos caminado, compartido: las riquezas.

Relaciones de otro orden:

–       Escolares: el colegio, el instituto, la etapa universitaria….: qué nos ha dado.

–       Amistades: infancia, adolescencia, juventud….

–       Trabajo: compañeros, retos, dificultades, fracasos, frustraciones, posibilidades… sentido del trabajo.

El encuentro:

En un momento de la vida os encontráis y eso supone comenzar un proceso nuevo:

–  Qué os seduce y os llama de la otra persona para comenzar la relación…

– Qué habéis ido descubriendo a lo largo de estos años de pareja…

–  qué ilusiones compartís…

– qué claves de familia, sociales… son las que tenéis

EL SACRAMENTO: Donde está tu tesoro allí está tu corazón: 

–   El tesoro  de la otra persona para ti, lo que más vale de la otra persona que a ti te enamora y por lo que das este paso de decisión comprometida.

– El matrimonio más que para recibir es para dar, para ser gratuito: ¿Qué es lo que tú deseas dar y aportar a la otra persona? ¿Cómo quieres hacerla feliz?

– Los  deseos  profundos que compartís de cara al matrimonio y vuestra familia: la verdadera riqueza.

– ¿Y Dios en este proceso? ¿Dónde lo habéis visto y sentido en vuestra vida y en vuestra pareja?  ¿Por qué lo celebráis cristianamente? ¿Qué le pedís en este día de vuestro matrimonio? ¿ la verdad y la experiencia de vuestra fe cristiana y de vuestra relación personal con Dios?… o sea, eso que ya estuvimos hablando.

 Son preguntas de fondo, no os asustéis, decidme con tranquilidad lo que os sugieren…no es un examen… es darme contenido para que yo pueda celebrar desde vosotros y vuestra historia y hagamos una celebración compartida…..Es un gusto, una alegría grande poder estar y celebrar con vosotros  vuestro matrimonio. Un abrazo grande.

3 Responses to “El oficio de casar…”

  1. ¡Qué maravilla! Es un cuestionario fundamental (de fundamento, como diría Argüiñano); un GR -Gran Recorrido- vital y entusiasmante. ¡Cómo echo de menos tus clases de Antropología! Un abrazo.

  2. Nos encanta el ser monitores de prematrimoniales.Es una responsabilidad,pero gratificante,no sólo por el contacto humano que supone con las parejas sino también por la conexión íntima que,a veces,surge entre ellos.Nos entusiasma ver las caras que se les pone cuando descubren cosas que jamás habrían soñado.

  3. Muy bien todo…. Pero los curas también de ministros… que se ven muy bien los toros desde la barrera ja,ja,ja…