La gracia se derrama a borbotones…

Los miedos y la alegría…

La gracia de Dios se derrama a borbotones, camina por la  acequia de mi pobre persona para regar a otros y a mí me humedece, refresca, renueva, reanima, me impulsa, me fecunda… Así ha sido estos últimos días.

El jueves, camino de Madrid, con Enrique para encontrarnos con todos los consiliarios nacionales de los movimientos de Acción católica y el obispo, Carlos de Teruel, que han designado para acompañarnos y animarnos; no faltó nadie, nos juntamos en Carabanchel para rezar como hermanos, escuchar la palabra de Dios y la invitación directa a entrar en las claves del amor teológico  para entender que la misión sólo es posible desde la caridad pastoral, sabiendo que hay que aceptar el fracaso en el amor para purificarnos y llegar a la fe verdadera. Terminamos  la jornada diseñando ese encuentro gozoso y pascual que tendremos con sacerdotes de toda España en los Negrales el martes y miércoles de la primera semana de Pascua.

A la vuelta, nos acompañaron en el coche Ana y Mari Ángeles, liberadas de la JEC para servir, que venían a Badajoz a la visita con el arzobispo de Mérida-Badajoz para presentarles el próximo encuentro de Pascua en  Fuente del Maestre, pueblo de esa diócesis- de esta reunión nos os cuento nada para no pecar-. Llegamos a Badajoz y me integré en la reunión de PX y allí nos planteamos acciones concretas vivas y transformadoras de cara a la crisis y sus víctimas.  Al día  siguiente  conversación larga, profunda  e iluminadora con Ana Escobar , la presi de los estudiantes católicos,  que se plantea la vida en serio, y eso le hace cuestionarse a sí misma, lo que se trae entre manos y lo que le rodea tanto en el mundo como en la iglesia, que lo está descubriendo ahora de un modo nuevos de esta misión que ha tomado en sus manos. Después con el equipo permanente y el diocesano visita oficial al reverendo Sr. Arzobispo para poner en sus manos, y  en su corazón el encuentro que vamos a celebrar en esta Iglesia, con cristianos de  otras diócesis.

La tarde, tras la comida y los besos sonoros de rigor a mi madre, cambiaba de escenario, comunidad, movimiento,de ambiente y de paisaje.  Me recogían Bartolomé y María José,  un matrimonio curtido y entrenado en el vivir la fe, el sacramento del matrimonio y la entrega en los ENS; me mimaban por esto de estar “recién salido de una operación..(jejejeje)” y en su coche nos dirigimos a Cabezuela del Valle, donde nos esperaban en la casa de ejercicios maravillosa que se esconde entre esos montes, bañada por  el agua limpia, transparente y sonara de la garganta y sus fuentes entre piedras redondeadas  y  acariciadas  por la frescura y la sombra de la arboleda, y secada y animada por el manto de los cerezos que  en estos días rompían a borbotones, como la gracia divina,  para ser manto blanco de la ilusión y de la esperanza en la luz de un sol que proclama la resurrección con horizonte y la alegría y la  paz como alimento.

Han sido tres jornadas de vida intensa con más de veinte matrimonios que  se retiran anualmente buscando el agua de la vida que devuelve la gracia y con ella la originalidad y la autenticidad que es propia de  Dios, y que la regala  a los que Él quiere, como a nosotros. Se han encontrado  matrimonios de los Equipos de Nuestra Señora de las diócesis extremeñas, movimiento al que me siento vinculado   y familiar, por los muchos años de consiliaria en él. Allí han estado matrimonios de  bodas de oro, y de recién casados que cantaban como los ángeles, los que llevan años en grupo, y los que se han acercado por primera vez a un espacio de este tipo matrimonial y religioso, como son Mamen( del grupo de limpiadoras de la Facultad) y su marido Félix, con los que comparto una buena amistad y que se han arriesgado porque se han fiado de mí, cuando les he dicho que se iban a encontrar bien, y que les enriquecería; su salto ha sido grande y venían gozosos de la experiencia vivida y la acogida experimentada, especialmente por Bartolomé y su esposa, así como los Alfonsos a los que conozco de mis comienzos sacerdotales hace treinta años en Olivenza. La gracia es que ellos mismos se han expresado en celebraciones y oraciones  con naturalidad, siendo la primera vez que participaban en algo así. Magnífico¡¡¡ Sólo por esto hubiera merecido la pena.

oLos temas han sido sencillos, pero ellos los han hecho profundos, vivos, dinámicas, esperanzadores y alegres, quitando miedos. Comenzamos  orando con  la mochila de la vida que nos acompaña y con la que vivimos, la que contiene de  todo en todas las dimensiones y en todos los  sentimientos; y desde allí pasamos a ponerle nombre a nuestros miedos, por haber comido del árbol, que nos quita el fundamento, nos descentra y nos desequilibra en el egoísmo soberbio que nos rompe y nos roba la alegría de la vida; tras verlo y reconocerlo en la vida, nos adentramos en las experiencias de vida que nos muestran , en contraste con el evangelio de la verdad y la vida, donde está la verdadera fuente que nos da el agua de la vida, y nos lanza a la utopía de la esperanza, y de creer que es posible la alegría de lo profundo y de la serenidad  fecunda incluso en la cruz. El domingo nos ayudó desde la sentada y el diálogo  matrimonial y teológico a buscar señales concretas de vida y de transmisión de buena noticia a los que más lo necesitan en esta crisis, recogiendo el mandato cristológico de  “haced esto en menor mía”, comenzamos a digerir un decálogo solidario.

Todos tocados por la gracia de la Eucaristía, tras haber celebrado la reconciliación que nos anunciaba la liberación de todos los miedos, nos abrazamos en una despedida que sabía a seguir viviendo en la unidad del Espíritu, del amor sacramentalizado en la pareja, y derrochado a favor de todos  para que todos tengan vida, al estilo de los sentimientos de Cristo.

Y yo vuelvo con el corazón agradecido por haber vivido en la comunidad de la gracia, donde se superan miedos, se gana sencillez y uno se anima  a seguir en la brecha del evangelio y de su anuncio, y todo ello desde la organización de Juan Mari y Pilar, matrimonio de lujo, entregados para que todo fuera posible, poniendo lo comunitario por encima de lo personal, lo que os digo,  he vuelto a ver el milagro de lo sencillo que te lleva a la fuente del agua de la vida.

Gracias a todos estos matrimonios… ellos han sido para mí cerezo en flor inagotable….