Palabra de curas (2)
Desde la fe cristiana, desde las comunidades y los movimientos a las que servimos, queremos mantenernos fieles en la “tribulación” de la humanidad y de esta época y optamos por una iglesia que sepa abrir bien los ojos y el corazón para “hacerse cargo de la realidad” críticamente y apostar por realidades humana y sociales que desde una verdadera democracia vayan facilitando lo comunitario y lo digno en medio de los pueblos. Necesitamos que nuestros espacios eclesiales sean espejos de las alegrías y las tristezas de los hombres y mujeres de nuestros pueblos, y dejándonos afectar por ellos, sepamos ser cristianos encarnados y comprometidos en todas las dimensiones, luchando por aquello que hace más falta para que la dignidad avance y se haga duradera y estructural en la organización de la sociedad.
Como sacerdotes queremos luchar por favorecer en nuestras comunidades cristianas, allí donde servimos cada uno de nosotros, una iglesia y una pastoral que:
– Eduque y cultive la actitud de la esperanza en los cristianos, descubriendo la presencia de Dios en la vida y la sacramentalidad de lo que hacemos, uniendo la fe y la vida.
– Cuide la formación sobre la dimensión social y política de la fe y el discernimiento permanente de la realidad y anime a los cristianos al compromiso en los campos de la política, la economía, la cultura, lo sindical y asociativo.
No queremos olvidarnos ni perder en estos momentos, en los que se nos pide estar en actitud de nueva evangelización, las siguientes claves de acción en el quehacer pastoral:
– La persona humana y su dignidad ha de ser el centro de nuestra actuación. Y sentimos que muchas personas hoy están muy rotas, deshumanizadas, explotadas y marginadas.
– Optar por la eclesiología del Vaticano II en nuestras comunidades y grupos: asegurando la presencia, la participación y la corresponsabilidad de los laicos.
– Asegurar un estilo de vida y de trabajo realizado en minoría, en los pequeños grupos, como levadura en la masa, que forman a las personas y ayudan a crecer a los militantes.
– Unidad de criterios y de acción para ser fieles a “la nueva evangelización” que implica:
– salir al encuentro de tantos que están en las calles y las plazas,
– estar cercanos y saber acompañar los procesos de paro, de precariedad laboral, de pobreza y marginación, de fracaso y de falta de seguridad ante el futuro…
– discernir los nuevos escenarios sociales, culturales, religiosos: la secularización, las migraciones, la economía, la política, los medios de comunicación de masas, la investigación científico-técnica.
Este manifiesto, al hilo de nuestro trabajo de reflexión y lectura creyente hecho durante años, lo presentamos en la Pascua, cuando alumbra la luz inmensa de la resurrección que vence todas las muertes, y en medio de nuestro pueblo, en nuestra tierra extremeña, a la que amamos con todas nuestras fuerzas y en la que nos sentimos privilegiados por estar rodeados de nuestra gente y sus grandes valores, Extremadura puede ser un paraíso, no necesitamos éxitos, sino profundidad, fecundidad y hacer emerger los mejores valores y actitudes que están en el fondo de los extremeños y extremeñas: la justicia y la fraternidad, los mejores materiales para hacer un mundo de dignidad y de esperanza desde la lucha y el proceso. Por ello queremos y apostamos por una Iglesia de novedad, de evangelio, de vida y encarnación, que apuesta por el hombre y le sirve sin condiciones.
Feliz Pascua 2012
La hoja diocesana de Coria Cáceres incluye esta semana el manifiesto: “Indignación, resistencia y compromiso” que habéis firmado los sacerdotes de la Acción Católica de Extremadura.
Lo hemos leido y comentado en familia esta mañana y nos hemos sentido plenamente identificados con lo que expresa, de modo que agradecemos la claridad con que habéis expuesto ideas, sentimientos y deseos difíciles de sintetizar y expresar; sin duda nos ayuda a fijar una posición que defender y con la que ser coherente y, sobre todo, a perseverar en la Esperanza de que esta crisis puede acabar siendo Luz si la aprovechamos para tomar conciencia e inducir un cambio necesario en la forma de comportarnos como Cristianos en la vida social y económica.
Por tanto, suscribimos este manifiesto y os animamos a continuar con vuestra tarea en Extremadura.
Muchas gracias y un abrazo
Paco Pizarro