¿Qué quieres que haga por ti?

Anécdotas de un día y la nueva evangelización

Lunes, a la mañana, aseo diario y camino de la Universidad, buscando ponerme en la presencia de Dios, sintiéndolo cerca y cercano, mirando el día  y sintiéndome agradecido de todo lo que voy a vivir, sabiendo que va  a haber chispas de vida y de gracia, mensaje de luz y de preguntas; me siento  deseoso de contemplación ante la jornada. Tras frugal desayuno en la cafetería  de la facultad que favorece el encuentro matutino con gente de paso y de los de casa, al despacho con el deseo de recordar y refrescar artículos y revistas en las que he tomado parte y que tratan de la nueva evangelización; en concreto dos más  particulares, monográficos de Imágenes de la fe sobre la evangelización  y el valor  del laicado en la Iglesia, y el nuevo rostro de una parroquia evangelizadora en este contexto secularizado y postcristiano. Leo también datos de otros y apreciaciones de especialistas, tomo notas; e incluso me atrevo a seleccionar una parte de un montaje de power point sobre la parroquia que hizo mi compañero Juan Pablo de un modo pedagógico con las ideas vertidas en nuestro trabajo. Era material para   poder aportar algo  al consejo del presbiterio, que en segunda sesión, seguía preguntándose hoy  por el modo y la priorización de  objetivos y acción pastoral fundamental de cara a desarrollar la dimensión misionera de nuestra iglesia diocesana.

Antes de marchar  para dicha reunión, me paso por servicios múltiples para  pagar matrícula de la jornada “Ética y universidad” que hemos organizado a nivel nacional, y que me han concedido el honor de coordinarlas. Nos vamos a juntar profesores de varias universidades  españolas que estamos inquietos por  desarrollar las competencias éticas en las aulas universitarias en orden a favorecer profesionales éticos y comprometidos. Al preguntarme el concepto para  especificar el ingreso, y decirle “ética y universidad”, el empleado de la  Caja de Extremadura, me pregunta con familiaridad:” ¿queda todavía algo de ética?”; le respondo con otra pregunta, ¿qué crees tú de la banca española?, y me responde que “por lo que se está viendo más bien poca”. Le  hablo del proyecto de la Banca Fiare como Banca ética, y me responde  ¡claro así nacieron las cajas en tiempos de crisis, como respuesta ética para ayudar a los que lo necesitaban…¡ claro, pienso, las cajas de ahorros y monte de piedad…Aquellos obispos e iglesias… que fomentaron un modo de economía, ahorro y préstamo  mirando a los que lo necesitaban, para dar dignidad y esperanza donde podían perderse o se habían perdido, para evangelizar sirviendo a  aquella sociedad, a los que más lo necesitaban en aquella crisis.

Después a  escuchar en el consejo las intervenciones de los compañeros, pensando que qué lejos estamos de nosotros mismos, qué difícil el diagnóstico, y sobre todo qué difícil hacerse bien la pregunta. La que Jesús se hacía ante el ciego Bartimeo en el evangelio de ayer: ¿Cómo hemos de situarnos ante la sociedad en este momento…cómo lograr que la humanidad se sienta querida por la iglesia, allí donde más sufre y más le duele, donde más necesita? , o sea, ¿cómo ser evangelio, buena noticia, consuelo, curación en el  hoy de esta cultura, de esta crisis y su sufrimiento?  Hoy siento la necesidad de guardarme lo que traigo trabajado, y callarme, para profundizar más personalmente en la pregunta. Tomo nota de lo que se dice para dejarme interpelar, sobre todo por algunas intervenciones que tienen mucho de personal y de mística. Otra vez será.

Salgo para irme a encontrar con un grupo de universitarios, la mayoría de ciencias, que están recibiendo la materia de “hombre y Dios”; una hora y media de  conocimiento y diálogo en torno a obras que presentan el universo desde una perspectiva cientifista y excluyen la metafísica y la teología como posible saber. Participan activamente, con ganas, preguntan, rebaten, y piensan. Me siento satisfecho, ha llegado la hora  y han seguido comentando, cuando el reloj marca más el hambre que el tiempo, casi a las tres de la tarde. Llevamos un mes de clases y el clima ya está conseguido; salgo dando gracias al Padre.

Almuerzo, tras acostar a mi madre que hoy estaba rodeada con su enfermera y médico de cabecera, y descansando un poco,  a las  cuatro y media, de nuevo en la universidad para preparar las dos horas de clase que hoy tengo que dirigir, a los noventa universitarios que están siguiendo el curso que ofrecimos en la Universidad, de contenido teológico de cara a preparar a alumnos de magisterio en la formación para profesores de ERE. Hoy tras haber terminado el concepto teológico de creación, quiero adentrarme en la antropología teológica: ¿Qué es el hombre, quién y cómo es? Lo irrenunciable del pensamiento teológico acerca del ser humano.

Al terminar las dos clases, tras una jornada larga y dura para ellos sobre todo, al final de la tarde-noche, salen del aula con cierto alborozo y alegría, pero una alumna –segunda anécdota- se ha acercado para hablarme del momento que está viviendo, y preguntarme algunas cuestiones  de orden moral y personal, pero quería conversar más  y  me he  mostrado disponible y tranquilo, y  he recibido su confesión dolorosa de cómo en su vida de fe, recibida familiarmente, la  estancia en un colegio  privado  le hizo alejarse de la fe  por el modo de plantear y seguir a los alumnos en la cuestión religiosa; ha desahogado todas las cuestiones que le hacían rechazar dicho planteamiento, y que le afectaron como persona, pero que gracias a sus padres y sus cuidados – incluida defensa ante el colegio- ahora estaba recobrando la fe, el sentimiento religioso, la vivencia de la eucaristía, e incluso la ilusión de que su pareja, que es más alejado, poco a poco vaya conociendo y experimentando la fe, y la religiosidad. Una vez más me doy cuenta de que el tesoro lo llevamos en vasijas de barro, y que cualquier momento es revelador de cómo Dios quiere que sea la nueva evangelización.

 

One Response to “¿Qué quieres que haga por ti?”

  1. ¡PRECIOSA VIDA LA TUYA ! JOSE .