PODER O AUTORIDAD

“Poder  o  autoridad” (Pubicado en el diario regional  HOY – 6/11/2012)

“Es igual pero no es lo mismo”, así reza una frase  de las que se convierten en dichos para la calle.  En los tiempos que corren, con los últimos datos acerca de lo que piensan los ciudadanos de los políticos, considero que una tesis fundamental es la que se refiere a que en nuestra sociedad se mantiene el poder pero se ha perdido la autoridad.

Entendemos que el poder, según se refiera a una dimensión y otra, está en instituciones a las que se le supone autoridad; así el poder político en los gobernantes, congresistas y senadores, el judicial, en los jueces y los tribunales, el económico en los empresarios y los mercados, por no decir en los bancos, y el religioso en las instituciones eclesiales y sus jerarcas, el del orden y la seguridad en los militares, en el ejército.

Es cierto que el poder lo mantienen de alguna manera  estas instituciones, pues de ellas dependen normas, tomas de decisiones, exigencias que pesan sobre todos los que vivimos bajo su sombra, sin embargo eso no quiere decir que tengan la autoridad. Es más, puede ser que no la tengan, podrían  como dice el evangelio incluso quemarnos vivos, quitarnos el cuerpo, pero no la vida, no tienen la verdadera autoridad. Cuando vemos las valoraciones que los ciudadanos españoles actuales, por ejemplo, hacemos de las instituciones políticas, judiciales, económicas-bancarias,  jerarquía religiosa… en todos los estudios, observamos que casi por unanimidad no se les reconoce valor,  incluso algunas se ven como peligrosas en algún caso. Y por el contrario, otras que no tienen poder, los ciudadanos le reconocen autoridad: movidas sociales  y políticas nuevas, asociaciones de voluntariados y de ejercicio de la caridad y el compromiso con los pobres, los que buscan la igualdad, la banca ética… muchas dentro de las instituciones antes desvalorizadas pero con un espíritu distinto y de construcción activa de un protagonismo real y humanista de la ciudadanía, sin imposición de poder.

Me llama la atención que en estas situaciones y en todos los ámbitos en que se debía reflexionar profundamente para descubrir por qué se ha perdido la autoridad, las instituciones se empeñen en recuperarla directamente por el ejercicio del poder, ya sea en la sociedad, en el mercado, en la iglesia. Todo esto ocurre por una consideración de la autoridad que se basa en el poder y no en el reconocimiento que se logra para la verdad ganada en el ejercicio de la justicia, de la libertad y de la autenticidad de unos principios que ponen a los otros por encima de uno mismo, entendiendo que todo poder es para servir a los otros.

El poder, cuando quiere recuperar o mantener autoridad por sí mismo, se diviniza entendiéndose respaldado por  sus propias estrategias o por la fuerza divina de lo alto; se entiende en sus decisiones como principio de unidad y de salvación si entrar en el diálogo ni el encuentro, sin ningún contraste creativo y activo, porque lo entiende  y siente como debilidad; se rodea de colaboradores que sin espíritu crítico se entregan por un reconocimiento que les viene de lo alto, olvidándose de dónde vienen ni a dónde van, y sintiéndose deudores de quien les elige  y les prefiere entre sus compañeros, les cuesta tener al lado personas autónomas, críticas y creativas; siempre piensa que conviene que muera uno, el otro distinto,  por el pueblo;  y entiende que el que aporta de un modo crítico, aunque sea constructivo, es una amenaza y un provocador, deseoso de poder y protagonismo que debe ser reducido a la nada para que descubra su pequeñez, si no está avalado y bendecido, incluso asegurado, por el que manda. Y esto puede estar al orden del día en todos los estamentos de la sociedad, tanto en la política, como  en la economía, en la judicatura  y hasta en la misma Iglesia, y cada lugar con sus órdenes jurídicos y dogmáticos propios.

La verdadera autoridad, no es la que viene por el poder impuesto, sino  al contrario por el reconocimiento logrado que la concede y la reconoce en bien de lo común que es lo más necesario; no es el que ostenta el poder el que es necesario, sino la comunidad a la que sirve y le da sentido a él, no vale justificar que  el personaje es cuestión  de necesidad para la comunidad y que cuidando el personaje se cuida la institución y que ese es el verdadero servicio. Hoy como nunca nos hace falta recuperar la verdadera autoridad, la que se hace creíble y necesaria en el quehacer de la vida, en la casa, la familia, la escuela, la calle, la ciudad, la política, la justicia, la empresa, y hasta en la comunidad eclesial. El poder no concede la autoridad, ese proceso está fallido y no va a funcionar ya; tenemos el reto de ir a la auténtica autoridad, de recobrar los valores y la confianza de los que están a la sombra de las instituciones y de los que las dirigen.

La crisis que es tan clara en política, economía, justicia y en la misma Iglesia, hoy más que nunca necesita volver a la autoridad originaria y esa no va a venir por recuperación o imposición del poder, sino por la vía de la autenticidad, aquella que se logra desde el servicio, la humildad, la creación de fraternidad y comunidad, de protagonismo activo de todos, de confluencia de voluntades, del deseo profundo de servir y lograr lo mejor para los otros y especialmente para los más heridos y necesitados, los más débiles de cada lugar, y eso en verdadera comunidad creativa y compartida. Así es y tarea tenemos todos: diputados, senadores, alcaldes, concejales, banqueros, jueces, obispos y sacerdotes…  Y no puedo menos que recordar a Jesús de Nazaret en el evangelio cuando se le acercaba la gente y le decían “ tú no eres  como los fariseos y los escribas…tú enseñas con autoridad”, esa autoridad de la vida es la que necesitamos más que nunca hoy en todos los estamentos. Acaba de morir el cardenal Martini, y  en él se evidencia cómo se puede tener autoridad, aun después de muerto, cuando ya no se tiene poder.

4 Responses to “PODER O AUTORIDAD”

  1. Magnífica reflexión, valiente y tremendamente necesaria. No hay mayor ciego que el que no quiere ver…
    ¡Gracias!

  2. Ayer se estreno la pelicula “fenix 11.23” es la historia de Eric Bertran un David contra Goliat. Pero su director , Joel Joan, recuerda que todavía pasan de situaciones similares, como se deduce de las denuncias contra guardias civiles que han agredido ciudadanos que les han dirigido en catalán en algunos aeropuertos de nuestro país.

    ‘Quieren imponer ideas del pasado y hacernos sentir culpables, insolidarios, incluso, inhumanos. Y no, lo que pedía un millón y medio de personas del Once de Septiembre era respeto, poder decidir y poder ser libres ‘, dice Joel Joan.

    La historia golpeó el país. Bertran tenía catorce años y había abierto la web del Ejército del Fénix, nombre inspirado en un libro de Harry Potter, para defender el catalán. Los servicios secretos de espionaje de la guardia civil española consideraron que el Ejército del Fénix era una organización terrorista y acusaron al muchacho de terrorismo informático por haber enviado unos correos electrónicos a una cadena de supermercados pidiendo que etiquetaran los productos en catalán. La Audiencia Nacional española le pedía ocho años de reformatorio. Finalmente, el caso se archivó. Los hechos fueron un descalabro para toda la familia y Eric tuvo que cambiar de escuela por el acoso de compañeros y maestros.

    ‘Aún así, defendió hasta el final que tenía razón’, dice Sergi Lara, que recuerda que todavía nadie ha pedido perdón. ‘Es un muchacho libre – añade Juan -, que no se siente culpable de nada porque no lo es. No tiene los prejuicios que tenemos los catalanes un poco más grandes, y por eso es un pequeño Kunta Kinte que no tiene que pedir perdón porque no ha hecho nada para tener que pedir. ‘

    Los hechos fueron tan surrealistas que los dos directores dicen que solo han recogido un pequeño porcentaje de todo lo que pasó el fin de ‘hacer creíble una historia que parece increíble … Si lo hubiéramos explicado todo, nadie lo habría creído. ‘ Una actuación totalmente desproporcionada de la policía y de la fiscal y también leñeros, que confunde, por ejemplo, un nombre sacado de un libro de Harry Potter con el de una organización terrorista. Ahora, Sergi Lara dice que, si bien las actuaciones fueron desmesuradas, es el espectador quien valorará si todo ello se hizo de una manera consciente o inconsciente.

    Joel Joan también dice que este ‘es un film muy español’, porque explica la actuación de una guardia civil y una judicatura española, y por ello ‘hay mucha gente en España con ganas de saber qué pasó’. Y recalca que “tenemos que poder ser libres sin que ello despierte suspicacias a nadie ‘. Una historia surrealista y, al mismo tiempo, universal, dicen, ‘porque lo que ocurrió puede pasar en cualquier lugar’.

  3. Cuando hablamos de autoridad el acento esta puesto en los otros y nos mueve la pregunta ¡que podemos hacer por los demás ¡Se trata de un compromiso de una misión , En cambio cuando ejercemos el poder ,el eje esta puesto en nosotros y en nuestras posibilidades y la pregunta clave es ¡que podemos hacer con los otros¡,,,porque se trata siempre de una oportunidad para provechar y explotar.

  4. El poder es una cáscara dura que si no tiene el germen blando de la caridad y la justicia, simplemente muere sin dar vida. Justo lo contrario que pedia el Maestro.