Me empuja…

Creo en el Espíritu Santo, señor y dador de vida

Si me pregunto por qué creo en el Espíritu Santo, o lo que es lo mismo por qué tengo fe, hoy encuentro una respuesta real y práctica: “porque me empuja… y me lleva donde quiere”.

Me pongo a contemplar en la mañana lo que va de semana y ahí aparece soplando donde quiere y llevándome por todos sitios. Sí, comenzó el lunes cuando recibí un mensaje por el WhatsApp  que venía de Carlos, me decía que si estaba en el despacho de la facultad, que quería verme, al rato allí estaba y le acompañaba Celia, compañera y pareja; los dos son alumnos de  cuarto de  Magisterio, que están realizando las prácticas, y este día estaban libres porque se celebraba el patrón de Educación  “san José de Calasanz”. Venían a verme para interesarse por las líneas de trabajo fin de grado que habíamos presentado desde Enseñanza Religiosa Escolar, y para contarme cómo se encuentran en el grupo y las inquietudes que tienen, en concreto que ellos tienen interés en comprometerse en la coordinación y preparación de una actividad sugerente como es el Camino a Santiago para Universitarios este próximo verano. Han hablado en su grupo y la gente, sobre todo el animador –haciendo honor a su oficio- están muy animados. Son del grupo que ha comenzado hace dos meses, a partir de un encuentro de pastoral universitaria  y del curso de perfeccionamiento que están haciendo  sobre la enseñanza religiosa. Yo tengo pendiente el  camino a Santiago, quería pero no encontraba el momento y ahora el Espíritu viene a marcar calendario con Carlos y Celia. Y recuerdo, cuando me lo marcó a través también de un grupo de universitarios para ir al Perú todo el mes de Agosto para “dejarnos hacer por aquella realidad”, una acción inolvidable que nos marcó a todos, tanto en su preparación, como en su realización, y sobre todo en su post con iniciativas vivas que todavía duran y transforman de un modo único. Sé que el Espíritu quiere lo mismo de esta iniciativa para que no se quede en mera actividad, sino que se sitúe en un verdadero proceso de vida universitaria cristiana.

Ese mismo lunes, por la noche en el aula fe-cultura diocesano, era Enrique LLuch el que se encargaba  de transmitirnos lo que el Espíritu quería en el terreno económico: “otra economía es posible”; allí experimenté cómo  el Espíritu me empuja a  seguir favoreciendo todo el proceso de la banca ética Fiare en mi entorno, como alternativa a la banca para insuflar un sentido nuevo y  humanizador,  en ese campo. Fiare, como un nuevo soplo del Espíritu en estos tiempos de crisis y de cuestionamientos de la Banca actual por sus corrupciones y desvíos.

El Martes, la reunión del grupo de profesionales jóvenes, el Espíritu  nos llevaba a  la reflexión sobre la situación estructural del pecado que envuelve  y nos adentra en realidades profesionales heridas que rompen y duelen en las personas, en los colegios profesionales, y en la misma sociedad, proveedores, usuarios…No sentíamos llamados por el Espíritu a convertirnos, hay otro modo de estar, y se necesita, desde la coherencia, la ternura, la compasión, pero no es fácil. Necesitamos el grupo de vida y acción que nos ayude a ir caminando con objetivos claros y firmes, para saber estar en el sistema sin darle nuestra vida, ni nuestro ideal. Sí el Espíritu nos empuja al grupo de vida para realizar nuestros proyectos.

El Miércoles, Poli y José Vicente – salmantinos de pro- delegados de pastoral universitaria de Salamanca eran la voz del Espíritu que nos reclamaban en el corazón de un rincón de la pontificia, donde está la sede y la vida de Pastoral Universitaria de esa ciudad, y querían que compartiéramos con ellos nuestra pobre experiencia en este quehacer; nos señalaban tres cuestiones fundamentales: criterios y líneas de esa pastoral específica, pensar y sentir del joven universitario actual y modo de interactuar con ellos, y caminos concretos y operativos para una presencia evangelizadora en la universidad.  Fue una tarde de comunión y misión intensa. Me acompañó  Nando, joven de Badajoz, y llegó también, desde Madrid, Ana-presi de Jec nacional- y estuvieron el grupo nuclear de la delegación. El Espíritu revoleteaba entre nosotros y el deseo de ser fieles a él también, seguro que de estos polvos vendrán muchos lodos, mucho camino compartido por hacer en el mundo universitario. El propio obispo Don Carlos también siente el empuje del Espíritu para desarrollar en aquella iglesia diocesana, esta pastoral tan específica y tan propia de la historia salmantina como es la pastoral universitaria.

De vuelta a casa, en el silencio de la carretera, no podía menos de acordarme del Espíritu, y del texto evangélico: “El Espíritu sopla donde quiere, nos empuja, nos lleva, nos anima…”, y hoy, mi oración va por esos caminos de vida, y siento el soplo y el empuje, y deseo dejarme llevar…”Ven,  Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo, Padre amoroso del pobre, Don en tus dones espléndido, Luz que penetras las almas, Fuente del mayor consuelo… entra hasta el fondo del alma, divina luz y enríquecenos…”

Por todo y por mucho más  ¡CREO EN EL ESPÍRITU SANTO¡

2 Responses to “Me empuja…”

  1. !Me encanta!. Un abrazo muy fuerte.

  2. Pepe , eres una persona llena de vida compartida y expresada . Cada vivencia tuya me llena mas de esperanza ¡ me envicio cada día que escribes !